El reciente acuerdo entre Estados Unidos y China es positivo para el contexto global, según el profesor y director del Instituto de Negocios Internacionales de la Universidad Católica, Ignacio Bartesaghi. Sin embargo, advirtió que el país asiático aprovecha el proteccionismo de Trump para posicionarse como socio estratégico de América Latina. En tanto, el Mercosur, fragmentado por las discrepancias entre Argentina y Brasil, enfrenta desafíos para negociar en bloque.
¿Qué lectura hace de la reciente reunión entre Estados Unidos y China y sus efectos?
Los resultados son muy positivos en el sentido de que empieza a darse, tanto en lo que tiene que ver con el primer acuerdo anunciado con Reino Unido, como en la pausa de la baja de aranceles en lo acordado con China, una señal de baja de tensiones y de flexibilización de Trump en este período estipulado de 90 días. Todo indica que se están llevando adelante algunas treguas, por decirlo de alguna forma, algunos acuerdos que bajan las tensiones y eso está repercutiendo favorablemente en el contexto internacional. Es positivo que China y Estados Unidos estén dispuestos a negociar y a no aplicar aranceles tan elevados, y lo mismo con la otra serie de economías que están también en negociación con Estados Unidos, como India, Corea, Japón, las europeas, que son los próximos países que tendrían que abrir una negociación. Ahí lo que me preocupa es que los acuerdos se hagan respetando las reglas multilaterales, ese es el gran desafío, que no fomenten la fragmentación comercial.
¿Qué intereses estratégicos puede tener China al profundizar la relación con los países de América Latina a través de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños)?
China aprovecha el contexto internacional de un Trump que, de cierta forma, con su política comercial, y no solo comercial, se enfrenta con los países latinoamericanos. Es un claro ejemplo de lo que está ocurriendo con México, donde no solo tiene revisiones al T-MEC [Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá], sino que tiene toda la cuestión migratoria, ya no solo con México, también con otros países de América Latina. Yo creo que lo que hace China es, en un contexto donde Estados Unidos se cierra con medidas proteccionistas y no respeta las normas multilaterales, se muestra como alternativa, como defensora del libre comercio, como defensora de las reglas de la OMC [Organización Mundial del Comercio]. Abre las puertas a seguir profundizando el vínculo con América Latina e introduciendo más temas en la agenda. Lo que hace Xi Jinping es abrir esa posibilidad aprovechando un contexto internacional donde, si Estados Unidos aplica medidas restrictivas o empieza a generar tensiones en las agendas bilaterales con muchos países, es normal que uno tienda a diversificar, a buscar alternativas en otros mercados.
¿Qué implicancias podría tener esta cumbre para la región?
Se ha dado alguna señal concreta de que deben seguir eliminando las visas para algunos países de América Latina, entre los que está Uruguay. Eso no es nada menor. Son señales que no son comerciales, pero muchas de las decisiones políticas que se pueden tomar por parte de China, después tienen implicancias comerciales. Por supuesto que el hecho de no necesitar la visa para ir a China es un beneficio que deriva en las oportunidades de viajar más a ese país, de que genere más turismo, más cooperación. ¿Por qué? Porque ya hace más fácil ir a China. Y luego hay muchas situaciones estratégicas que China pretende desarrollar en América Latina que tienen que ver con la comercialidad china y con los anuncios que allí se hicieron. Si bien no es un ámbito para discutir aspectos comerciales, las definiciones estratégicas que China anunció, bilateralmente pueden tener efectos comerciales. Los ámbitos comerciales con China son otros, hasta ahora son más bien bilaterales. No hay posiciones conjuntas con respecto a cómo relacionarse con China, por ejemplo, en el Mercosur, en la Alianza del Pacífico. Pero esta cumbre adquirió cierta importancia porque estuvieron Petro, Lula y Boric, en un contexto donde estos países quieren dar una señal de que las presiones de Estados Unidos para no ir hacia China no están teniendo muchos resultados, porque estos países quieren tener la posibilidad de avanzar en las relaciones con China, independientemente de lo que presione Estados Unidos.
¿Cómo evalúa la situación actual del Mercosur como bloque comercial y qué desafíos enfrenta para insertarse en este escenario geopolítico más fragmentado?
Hasta ahora el Mercosur ha actuado pragmáticamente. Las reuniones que hemos visto de cancilleres han sido positivas, en el sentido de que no han entrado en pomposas declaraciones en contra de la administración Trump, han actuado pragmáticamente en dar más libertad en las negociaciones bilaterales. Pero el Mercosur en este momento no puede pretender tener posicionamientos comunes frente a estos desafíos de la agenda internacional. Yo creo que vamos hacia posicionamientos bilaterales, que cada país va a negociar bilateralmente con Estados Unidos. No veo un posicionamiento conjunto con respecto a China. Ni siquiera el canciller argentino fue a la cumbre Celac-China y además no firmaron la declaración. Es una Argentina que sigue con una retórica poco comprensible respecto a China. Me parece que es un error de lectura de Milei y de sus asesores no entender la importancia de la relación de Argentina y del Mercosur con China. Ahí ya tenés una primera dificultad, que es una Argentina que está totalmente definida a aliarse con la administración de Trump, y después tenés a los otros miembros que no tienen una posición común respecto a eso. El gran problema que yo identifico hoy en el Mercosur es esa falta de diálogo y de coincidencia de visión estratégica entre Argentina y Brasil, eso es muy malo para el Mercosur. Y lo único que puede solucionar eso es el cierre del acuerdo con la Unión Europea (UE). Hoy el Mercosur está expectante a ver qué pasa, si se firma o no este año.
¿De qué manera eso va a impactar en el relacionamiento entre los países del Mercosur?
Si eso ocurre, el Mercosur va a ganar cohesión, va a recibir un aire renovado y va a tener algún impacto positivo en la interna.
¿Lo ve viable para este año?
Yo lo veo viable. Hay que reconocer que la coyuntura económica está favoreciendo que eso ocurra, que lo imposible sea posible. ¿Por qué? Porque la UE sabe que tiene un problema con Trump en muchos aspectos, ya venía reflexionando sobre la importancia de tener este acuerdo con el Mercosur por la guerra en Ucrania que la empuja a tener nuevos socios estratégicos en lo político, pero también en lo geoeconómico. Me refiero a recursos energéticos, a una gran cantidad de razones que la impulsan a revisar su política con América Latina y con el Mercosur en particular. A partir de que se confirma que Trump está yendo para donde está yendo, donde no ve a Europa como aliado político, económico ni de cooperación, en ese escenario para Europa es clave cerrar este acuerdo con el Mercosur, que es mucho más económico y comercial. Todo lo que está ocurriendo en la UE favorece que este acuerdo se cierre.