El gobierno estadounidense endurece las medidas contra países que se enfrenten con sus socios ideológicos, siendo Brasil uno de los más perjudicados. El economista y docente de Entorno Macroeconómico de la Empresa en la Universidad ORT Uruguay Jorge Caumont fue consultado por La Mañana al respecto de ese y otros temas vinculados a la economía.
Con el aumento de aranceles al 50% impuesto por el gobierno de Donald Trump a los productos brasileños y una economía en recesión, ¿qué medidas debería adoptar Uruguay para con su mejor socio comercial?
La economía uruguaya y la economía brasileña no se encuentran en recesión, pero Brasil va a ser afectado comercial y productivamente por la medida del gobierno estadounidense. Por lo tanto, en la medida que Brasil es nuestro principal socio comercial, tendremos reflejos de esa situación que se le impone, por parte de Trump aduciendo su discrepancia con el trato judicial a Bolsonaro. Es una medida que no tiene objetivos más allá de perjudicar a una nación por su amistad ideológica con el expresidente y su enemistad, de la misma naturaleza, con el actual presidente brasileño. La medida afectará productivamente, sin duda, a Brasil pues le hará imposible mantener un comercio exportador hacia Estados Unidos como lo hacía hasta antes del aumento de aranceles. Y, en consecuencia, las empresas afectadas buscarán nuevos mercados o ampliar los actuales, lo que se reflejará en precios menores para los productos afectados. Por un lado, entonces, aumentará la competencia frente a Uruguay en estos productos, pero, por otro lado, generará un espacio comercial más favorable, en Estados Unidos, para la producción uruguaya de los productos afectados por el cierre parcial o total de las importaciones que se hacían desde Brasil. Por el momento, el resultado final es difícil de estimar. No creo que, por ahora, deban existir medidas de parte de nuestro gobierno hasta conocer bien los efectos adversos que se puedan dar sobre la economía uruguaya, pero que hoy no se anticipan.
En medio de las constantes controversias, con ministerios que anuncian medidas desconocidas por el ministro Oddone, ¿le alcanza al ministro de Economía el respaldo presidencial pero no el político?
Es una pregunta que no puedo contestar pues no tengo la información suficiente sobre el tema más allá de los compromisos que el ministro ha asumido directa e indirectamente con el presidente de la República y que en algún caso no es compartido por su secretario Si realmente el primer mandatario respalda a su ministro de Economía eso debería ser suficiente apoyo a las decisiones de la conducción económica, apoyo que solo desaparecería si el programa que se implemente no tiene los resultados que hoy el presidente espera. Es claro que en el ámbito oficial se han puesto en discusión acciones y medidas que el ministro ha descartado y me animo a decir que se trata de medidas fiscales y salariales que han tenido sus resultados adversos cuando similares se aplicaron en el pasado. Por ejemplo, más impuestos hoy solo lo puede pedir quien no los paga o quien no ve que desde la reforma de 2007 con creación del IRPF y otras formas de recaudación de tributos directos, en los últimos veinte años estos han subido del 22% de la recaudación al doble y los destinos de nuevos aumentos son los mismos que se han aludido en igual lapso.
A poco de discutirse la Ley de Presupuesto y con reclamos permanentes de más políticas sociales, ¿cuáles medidas deberían adoptar para atender dichas demandas?
Creo que se deben tomar medidas de restricción de gastos superfluos, innecesarios, que no tienen resultados beneficiosos para la sociedad y, asimismo, exoneraciones impositivas que no tienen el retorno social esperado, entre las que representan el 15% de la recaudación total de la DGI, y destinar los fondos ahorrados por mejor manejo del gasto y por la reducción de exoneraciones a satisfacer las necesidades identificadas como tales de la población. La eficacia de muchas políticas y la eficiencia de otras, como las menores exoneraciones, generarían la cobertura financiera de lo necesario. Citar ejemplos no puedo porque no conozco a fondo la situación, pero no puedo creer que se deba escuchar a quienes no consideren lo que señalara antes y no se preocupen por otra cosa que no sea aumentar impuestos sin considerar los gastos ineficaces o ineficientes para ser eficaces y la propia exoneración tributaria.
¿Podrá el gobierno mantener la línea de no más impuestos?
Deberá mantener la línea de no más impuestos como lo ha señalado, pues de lo contrario nuestro futuro inmediato y de largo plazo sería de estancamiento o declinación de la inversión, del consumo, del empleo y del bienestar general. Si los impuestos suben se recaudará menos en el corto plazo, aumentará el déficit público a financiar y eso llevará a otras consecuencias como el aumento del costo del endeudamiento y otras cosas por el estilo.
Si la pregunta es más precisa y debo contestar si “podrá” mantenerse sin aumento de impuestos, la respuesta es más para un analista político que para un economista. Hay muchos factores, de distinta naturaleza, que se necesitan analizar y juntar para concluir si el gobierno podrá. Por el momento sí. En otra coyuntura política, sea por razones exógenas a la conducción económica o endógenas de esa conducción, la situación puede cambiar. Pero para esta pregunta nadie podría dar una contestación tajante.
¿El endeudamiento es la única solución?
No es la solución, pero lo seguirá siendo si no se opta por la contracción del gasto para cubrir el déficit primario del sector público, es decir el resultado fiscal del gobierno central y el BPS. El aumento del endeudamiento es algo inevitable por los antecedentes de los resultados fiscales de varias administraciones políticas y por razones exógenas en algunos casos. Ejemplos como el aumento de más de 70 mil personas en el sector público desde 2005 o las consecuencias del covid han provocado gastos que, aumentando el financiamiento de los déficits ya existentes, derivan en nuevos gastos por intereses, que contribuyen también al déficit, al tiempo que también se requieren nuevos financiamientos para equilibrar esta situación. Hoy la necesidad de recursos del sector público no financiero es, anualmente, sumamente alta. Se debe cubrir un déficit operativo primario importante, agregar los pagos que se deben realizar por intereses del stock de deuda financiera que tiene y cubrir los préstamos y créditos que vencen. En total, es una suma de dinero sumamente alta, del orden del 7% del PIB, que se puede cubrir debido al buen comportamiento del sector público que ha tenido en la cobertura de obligaciones financieras que le han permitido obtener el grado inversor.