Con una calificación de BBB+ y BAA1, Uruguay se encuentra a un escalón de la selecta categoría A, que reduce el costo de la deuda y atrae inversiones. El Ministerio de Economía y Finanzas ha hecho oficial esta meta, pero economistas advierten que el camino está plagado de desafíos estructurales, como un déficit fiscal persistente y un crecimiento económico modesto.
El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) informó al diario El País que se ha fijado un objetivo claro: que Uruguay alcance la calificación A en deuda soberana, un estatus que actualmente solo ostenta Chile en la región. Este salto implicaría un reconocimiento a la solvencia y estabilidad económica del país, con el beneficio tangible de reducir el costo del financiamiento público y liberar recursos para otras prioridades.
Hoy, Uruguay se sostiene en la categoría inmediatamente anterior: Standard & Poor’s lo califica como BBB+ con perspectiva estable (desde abril de 2023), y Moody’s como BAA1, también con perspectiva estable (desde marzo de 2024). Estas notas, las más altas en la historia crediticia del país, son el resultado de lo que el propio MEF denomina un “manejo prudente de las finanzas públicas” en los últimos años.
El respaldo y los cimientos: por qué la meta no es una quimera
Varios factores fundamentan la ambición uruguaya. En primer lugar, instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) han elogiado la resiliencia de la economía nacional frente a shocks externos, respaldada por lo que describen como “sólidas políticas macroeconómicas”.
El FMI proyecta para Uruguay un crecimiento del PIB real del 2,5% en 2025 y una inflación que converge hacia la meta del Banco Central del 4,5%. Además, el reciente financiamiento por 980 millones de dólares aprobado por CAF –destinado a transporte, resiliencia climática y desarrollo social– actúa como un voto de confianza internacional en la trayectoria del país.
Los obstáculos en el camino: las alertas de los economistas
A pesar del optimismo oficial, analistas independientes y las propias calificadoras señalan nudos críticos que Uruguay debe desatar para dar el salto. El más destacado es la situación fiscal. En 2024, el déficit del gobierno central, incluida la seguridad social, aumentó al 3,2% del PIB, una cifra que obligó a activar la cláusula de escape de la regla fiscal. Para un país que aspira a la A, un déficit persistentemente por encima del 3% del PIB es una mochila pesada.
El segundo desafío es el crecimiento potencial. La economía uruguaya ha mostrado un dinamismo modesto en la última década. Aunque el FMI prevé una recuperación, tasas de crecimiento sostenidas por encima del 3% son necesarias para impactar significativamente en los indicadores de deuda. Relacionado con esto está el nivel de deuda misma: con una relación deuda/PIB que ronda el 57%, Uruguay está muy por encima del 37,9% de Chile, el único país A de la región.
Finalmente, existen riesgos de política doméstica. El Diálogo Social en curso, que revisa aspectos de la reforma de la seguridad social aprobada en 2024, podría generar incertidumbre sobre la continuidad de las políticas. Los economistas recalcan que para las agencias calificadoras la predictibilidad y seguridad jurídica son tan importantes como las cifras duras.
Una meta posible, pero no inmediata
La aspiración de Uruguay de alcanzar la calificación “A” es un objetivo loable y estratégico, que refleja una ambición de inserción internacional de primer nivel. El país parte de una base de estabilidad envidiable en la región, con instituciones sólidas y una macroeconomia ordenada.
Sin embargo, el consenso entre analistas sugiere que el salto no será ni rápido ni automático. Dependerá de la capacidad del gobierno para implementar con firmeza una consolidación fiscal que hasta ahora ha sido escurridiza, y al mismo tiempo, catalizar un círculo virtuoso de mayor inversión y crecimiento. En un entorno internacional complejo, la continuidad y predictibilidad de las políticas públicas serán el activo más valioso de Uruguay en esta carrera de fondo por la excelencia crediticia. El mensaje es claro: la A está en el horizonte, pero llegar a ella exigirá navegar con destreza entre la prudencia fiscal y la audacia reformista.
Perspectiva regional: ¿dónde se ubica Uruguay?
La siguiente tabla compara la posición crediticia y algunos indicadores económicos clave de Uruguay con sus pares regionales:
| País | Calificación S&P (Outlook) | Deuda/PIB (Aprox.) | Crecimiento PIB Proy. 2025 | Desafío Principal |
| Chile | A (Estable) | ~38% | Moderado | Reformas políticas, dependencia del cobre |
| Uruguay | BBB+ (Estable) | ~57% | 2.5% | Déficit fiscal, crecimiento potencial |
| Perú | BBB+ (Estable) | ~35% | Sólido | Inestabilidad política |
| Colombia | BBB- (Estable) | ~60% | Moderado | Déficit fiscal, vulnerabilidad externa |
| Brasil | BB (Estable) | ~85% | Moderado | Déficit alto, tensiones políticas |
| Argentina | CCC+ (Negativo) | ~90% | Recesión | Crisis macroeconómica, inflación |



















































