Podía haberse definido en el último penal. La crueldad del fútbol genera esto que está sucediendo.
El camino
El fútbol arrancó a fin de enero y acaba de terminar justo cuando entramos en diciembre.
Pasaron 37 partidos, además la final por Supercopa, la semifinal y finales del Campeonato Uruguayo y la Copa Uruguay. Pasó la Copa Libertadores para los dos grandes.
Los ojos siempre estuvieron puestos en ellos a pesar de que Liverpool los tuvo a maltraer. Pudo haberse definido en el último penal de una dramática tanda de penales luego de 10 meses de competencia.
Fue faltando 5 minutos antes que todo terminara. El 1 a 0 a favor de Nacional le da el campeonato 50 a la institución de los hermanos Céspedes.
El héroe de las finales fue el menos pensado. El nigeriano Ebere fue decisivo en el Campeón del Siglo y terminó anotando el gol de la victoria en el Gran Parque Central.
Como suele suceder, los campeones no se discuten. Para mí, hasta que no se cambien los reglamentos del fútbol, el que gana siempre es el mejor. Lo demás es puro cuento.
El campeón es el mejor siempre
Como uruguayo viví demasiadas conquistas internacionales de nuestras selecciones mayores, juveniles, Peñarol y Nacional como para entender la impotencia que puede darle al hincha en su festejo desenfrenado cuando otros pretenden intelectualizar los eventos para concluir que “el campeón es fulano, pero el mejor fue mengano”.
No lo puedo aceptar, no lo pienso aceptar. Las reglas son claras. El que hace más goles de los que recibe gana y el que obtiene más puntos sale campeón. Lo demás es puro cuento.
Si bien Nacional ganó la Tabla Anual, sus últimos tiempos fueron tumultuosos. Tanto que su dirigencia decidió cambiar dos veces de técnico en pleno campeonato.
Técnicos que vienen y van
Primero fue sustituido Martín Lasarte. Le tocó un interinato de un partido a Martín Ligüera para llegar a Pablo Peirano. Finalmente, a dos fechas del final y siendo líder de la tabla anual, Peirano fue cesado y llegó Jadson Viera.
Durante el año los hinchas presionaron para la salida de Lasarte siendo críticos con el nivel de juego. Con Pablo Peirano también se generó un ambiente caldeado, acusándolo de perder los partidos importantes, además de no encontrar funcionamiento según el paladar del hincha.
Algunos dirigentes criticaron a la hinchada por no acompañar en algún partido y otros reclamaron por falta de referentes, llegando a sentenciar que “faltan capitanes”.
Liverpool ganó el Apertura, Peñarol se quedó con el Intermedio, Copa Uruguay y el Clausura. Nacional “solamente” ganó la Anual por un punto (aunque deportivamente fueron 4 unidades bengala mediante…)
El clásico final del Intermedio lo perdió Nacional por penales. El clásico del Clausura fue goleada aurinegra 3 a 0.
Los cánticos más de una vez apuntaron a que los futbolistas no metían o no se daban cuenta de que “están jugando en Nacional”. Bengalas en la final de Intermedio quitaron 3 puntos que casi cuestan la Anual. Partidos a puertas cerradas generaron pérdidas económicas y encontronazos entre dirigentes e hinchas.
Pero… Todo es puro cuento.
A 8 minutos del final de la última fecha del Clausura un gol del Diente López le dio el empate al tricolor ante Defensor para ganar la Anual por un punto.
Punto y banca
A la primera final Nacional llegó casi de punto. Siempre hay favoritismo para el que viene en alza contra el que viene a la baja.
En pocos días Peñarol había ganado la Copa Uruguay y el Clausura. Además, en el año su participación en la Libertadores fue mejor que la de Nacional y estaba fresca la final del Intermedio ganada por penales.
Primera final
El Diente López hace casi dos meses que perdió forma física por lesiones no del todo curadas. Una gripe la semana previa a la primera final sacó a Maxi Gómez del equipo titular.
Ahí es donde Jadson Viera comienza a ganar la serie. Deja en el banco a los dos futbolistas que no estaban 100% y apuesta a Gonzalo Carneiro y el nigeriano Ebere. Sale a presionar arriba en la primera mitad y con la ayuda de errores defensivos tipo blooper permitieron que se lucieran ambos y Nacional se pusiera 2 a 0.
En el segundo partido todo fue más aburrido. Jadson pudo poner la delantera que él quería. Maxi y Carneiro arriba con el Diente atrás. Ebere recién entraría casi al final del primer tiempo del alargue.
Héroe nigeriano
Es interesante que el héroe de las finales no haya sido tenido en cuenta por ningún técnico de Nacional a lo largo del año.
Cuando a fin de año pasado el nigeriano dijo públicamente por todos lados que quería jugar en Nacional, terminó a préstamo en Plaza. No lo pidió Lasarte. Incluso hubo que negociar con él para que abandonara el cupo de extranjero que ocupaba y a Nacional llegaron el chileno Vargas y el venezolano Otero, además de dos laterales colombianos. Estos cuatro casos fueron absolutamente fallidos.
Su pasaje por Plaza en el primer semestre no fue deslumbrante en un equipo que terminaría descendiendo. A mitad de año volvió a Nacional. En 20 partidos por el campeonato uruguayo solamente una vez fue titular con Peirano. Más de una vez quedó en el banco y hasta alguna vez fuera de él.
Llegó Jadson Viera. Lucas Villalba ya no era el mismo, el Diente estaba a media máquina, pero tampoco lo puso en las dos últimas fechas del Clausura.
En la primera final la gripe de Maxi Gómez le dio el lugar.
Pero Ebere fue el héroe indiscutido. Enloqueció a la defensa de Peñarol en la primera final, sobretodo en el primer tiempo participando en los goles de Carneiro y Juan Cruz de los Santos.
En los 18 minutos de la segunda final generó al menos tres chances claras de gol en un partido que carecía de situaciones de peligro salvo la de aurinegro Umpiérrez que dio en el palo.
Terminó haciendo un golazo y se convirtió en la figura del partido en particular y las finales en general.
La copa 50
Nacional quería ganar este campeonato por varias razones.
En primer lugar, porque para un grande en nuestro país tres años es mucho. Los últimos campeones habían sido Liverpool y Peñarol.
En segundo lugar, porque siempre un número redondo seduce. La copa 50 no era poca cosa.
En tercer lugar, pero tal vez en la consideración humana era la más importante, el campeonato llevaba el nombre de Juan Manuel Izquierdo.
Por todo esto la Copa debía quedar en el Gran Parque Central el domingo pasado y así fue.
Balance
Nacional tuvo este año una nueva comisión directiva. Asumió un nuevo presidente, al que nadie tenía en el radar. Ricardo Vairo venía del básquetbol. Aún hoy es el presidente de la Consubasket o sea la Conmebol del baloncesto.
Se formó una dupla que ganó las elecciones en diciembre de 2024 promoviendo un presidente poco conocido y un vicepresidente que sería una especie de primer ministro de la parte fútbol.
Flavio Perchman gestionó Aguada, que es por lejos el club más popular del básquetbol, y lo sacó cuatro veces campeón uruguayo, siendo que el rojiverde no ganaba un torneo desde 1976. En fútbol incursionó en Rentistas y lo sacó campeón de un Apertura en 2020, en un hecho inédito para el “bicho colorado”. Ganó la semifinal ante Liverpool y terminó perdiendo las finales ante Nacional. Igual metió a Rentistas en fase de grupos de la Libertadores, nada menos.
Perchman es un conocido contratista que dejó la empresa a su hijo con las reservas del caso que eso puede generar en la afición. Sus declaraciones públicas son polémicas y hasta generó críticas de futbolistas y compañeros de directiva.
Una mentalidad de empresario de éxito y una forma de enfrentar el riesgo que tal vez provenga de su vocación como jugador de póker profesional lo llevaron a éxitos económicos indudables en este año, a la vez de algún traspié en la elección de costosas contrataciones.
En la directiva de Nacional se dio un hecho inusual. A Vairo y Flavio se le sumaron los expresidentes Alejandro Balbi, Eduardo Ache y José Decurnex.
En 11 directivos que haya cinco con características presidenciales no parece poca cosa. Esto tuvo sus cosas buenas, pero también generaba dudas.
El gol de Ebere a 5 minutos del final generó lo que siempre pasa en el cruel mundo del deporte más apasionante del mundo.
El panameño Mejía en el arco, el colombiano Millán en la zaga, Coates como capitán, Oliva con Boggio en el medio además de Lucas Rodríguez, la categoría de Maxi Gómez y Nicolás López, la recuperación en el final de Carneiro, la juventud del campeón mundial Juan Cruz de los Santos, la presencia positiva más en vestuario que en cancha de Mauricio Pereyra y Nicolás Lodeiro parecen redondear los puntos altos de este Nacional que no ganó ninguna copa más que la Supercopa a comienzo del año y el Campeonato Uruguayo al final. Nada más y nada menos. En la cuenta del debe quedó la Libertadores a pesar de algunos buenos partidos.
El campeón es el mejor, el que gana tiene razón. Lo demás es puro cuento.
Atrás quedaron los cambios de técnicos, las contrataciones fallidas, el manejo del caso “Diente vs Bava”, las presiones de la hinchada de paladar fino, las multas, canchas cerradas y pérdida de puntos, los conflictos con la prensa partidaria y la otra también.
Nada importa desde que el nigeriano le ganó la posición a Gularte y la metió contra el palo del chileno Cortés.
Así de lindo, así de apasionante, así dramático y así de cruel es el fútbol.
Felicitaciones campeón uruguayo 2025. La Copa Juan Manuel Izquierdo está donde debía estar. Desde el cielo se dibuja una sonrisa.




















































