Cuando la irresponsabilidad marca la conducta en los procedimientos sanitarios en nuestros ganados, se pueden generar daños enormes con costos elevadísimos para todo el país.
Cada año, por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud, del 18 al 24 de noviembre se celebra la “Semana mundial de concientización sobre el uso de los antimicrobianos”, con la cual se busca sensibilizar a la población sobre lo importante que es hacer un buen uso, y con responsabilidad, de los antimicrobianos, evitando que continúe generalizándose la resistencia antimicrobiana, conocida como RAM.
Este año, el lema de la Semana Mundial de Concienciación sobre la RAM fue “Actuemos ya: protejamos nuestro presente, aseguremos nuestro futuro”.
La ciencia explica la resistencia antimicrobiana como la reducción o anulación de la eficacia de tratamientos antimicrobianos, generada a partir de mecanismos desarrollados por parásitos, hongos, bacterias o virus. Ese fenómeno, natural en esos seres vivos, hace que infecciones tratables se conviertan en una amenaza para la salud pública.
Pero también constituyen una amenaza en animales de producción, de ahí que desde el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) –en conjunto con el Ministerio de Salud Pública y el Ministerio de Ambiente– se difundiera material informativo sobre el tema, y se advirtiera que el mal uso de antimicrobianos en animales también pone en riesgo la salud humana, en sintonía con el concepto de “Una sola salud”, que integra de forma equilibrada la salud humana, animal y de los ecosistemas.
Marcelo Rodríguez, director general de Servicios Ganaderos del MGAP, reflexionó que “la resistencia microbiana es una defensa natural de las bacterias o microrganismos, afectando tanto a animales como a las personas, y por eso es importante coordinar acciones con otras instituciones”, y enfatizó que “sobre todo hay que generar conciencia en la población” para que evite el uso indebido de antibióticos.
En el caso de los animales, donde es más frecuente el mal uso de los medicamentos, se va generando resistencia y luego esa molécula genera resistencia tanto en los animales como en humanos, lo que explica la importancia de que se realice un trabajo conjunto entre las instituciones involucradas.
Dentro de la ganadería en nuestro país, el sector lechero es el que tiene una mayor conciencia sobre el debido uso de medicamentos, porque los controles del producto leche son diarios y cuando se detecta determinada carga de antibióticos la planta industrial que recibe la materia prima impone sanciones.
También es diferente al nivel de problemas en la ganadería según sea extensiva o intensiva. En la intensiva el problema o los riesgos se hace mayor debido a que hay más contacto animal, se pueden producir lesiones o enfermedades, pero en todos los casos “hay que tener cuidado en el uso de antibióticos, respetando los tiempos de uso”, señaló el Dr. Rodríguez.
Lo que siempre debe evitarse es que ante un caso de enfermedad se suministre un antibiótico sin el debido asesoramiento con un profesional. No es raro que luego de aplicarse la medicación los síntomas disminuyan o desaparezcan y se decida suspender el tratamiento. Con acciones como esas “les estamos dando chance a los microorganismos para que puedan generar resistencia”. Otra forma es “siempre usar el mismo medicamento”.
Es importante consultar siempre a un veterinario, para que éste determine si es necesario utilizar medicación, qué medicación, por cuanto tiempo, y cuál es el período de espera para el envío de leche a planta o del animal a faena.
Sistema de farmacovigilancia y planilla sanitaria
Otro problema es que el antibiótico arroja sus residuos al medioambiente. La Dirección de Sistemas Ganaderos busca incorporar los antibióticos al sistema nacional para la farmacovigilancia, una iniciativa lanzada en 2016 por el entonces ministro Tabaré Aguerre, bajo el nombre Vigía. En aquel momento Aguerre comentó que “lo importante” de Vigía “es que, además de prevenir los problemas, servirá para presentar a Uruguay como un país con un soporte de información asociada a la política sanitaria”.
Desde el MGAP se insiste también en la importancia de hacer un buen uso de la planilla sanitaria para registrar cada producto que se le suministra a un animal. Es una especie de historia clínica obligatoria que ante un problema permite que cualquier profesional pueda determinar con certeza el tratamiento que se aplicará reduciendo riesgos, como por ejemplo el de repetir un mismo medicamento, lo que resulta negativo.
Es importante adoptar todos los cuidados e incorporar una conducta prudente y consciente sobre la resistencia, pero también es importante aclara que para Uruguay no es un problema grave.
Una medida inteligente
Para la Organización Mundial de la Salud Animal (OMSA) la forma en cómo se gestionan los problemas sanitarios significa “dar prioridad a las inversiones y las medidas estratégicas” en los sectores de la salud humana, la sanidad veterinaria y la salud ambiental.
También “fortalecer la vigilancia, garantizar el acceso equitativo a medicamentos y pruebas diagnósticas de calidad, fomentar la innovación y promover sistemas resilientes”.
Es importante que haya un compromiso de “asignación de recursos”, partiendo del hecho que “invertir en medidas contra la resistencia antimicrobiana es una decisión inteligente”.
El mundo, y Uruguay como parte de él, tiene que entender que “es esencial avanzar hacia un futuro más saludable y más seguro”, y esa idea nos lleva, otra vez a una concepción integra: “Se trate del administrador de un hospital que establece un equipo de optimización del uso de los antimicrobianos o de un ganadero que adopta prácticas sostenibles de gestión” o cualquier otra persona, puede sumar con su acción al mismo objetivo.
“Cada acción cuenta. Independientemente de cuál sea su función (formular políticas, prestar atención de salud, proteger los ecosistemas o concienciar sobre el problema), es una responsabilidad compartida”, enfatiza la OMSA.




















































