30 mil personas, más de 10 mil entradas regaladas y el “Soy celeste” en los parlantes definen lo que está pasando.
Nada me molesta más que acertar en un pronóstico cuando es negativo a los intereses de nuestro fútbol y de nuestro corazón. Cuando llegó Marcelo Bielsa al Uruguay hace 26 meses sentenciamos que era “caro, innecesario e irrespetuoso”. Todo se fue confirmando con el tiempo.
El partido con Paraguay fue triste y preocupante. La pujante selección guaraní, dirigida por el también argentino Alfaro, nos dio una lección de cómo encarar un partido cuando no disponés de mega estrellas para ganarlo fácil. Ganarle a Venezuela de local, que no ganó ni un solo partido fuera de su casa, tiene un escasísimo valor.
Hace 125 años que el fútbol uruguayo ha desarrollado un estilo para poder competir con muchos éxitos ante las potencias que nos rodean (nada menos que Brasil y Argentina) y también para enfrentar a los grandes del viejo continente. Salvo momento puntuales y dependiendo los rivales entre 1923 y 1930 y luego entre 1950 y 1954, ni siquiera en todos los partidos, nuestro fútbol ha sido de respuesta tanto en selecciones mayores, juveniles o clubes en la mayoría de las decenas de copas y triunfos conseguidos.
Si bien la leyenda cuenta que hace 100 años Uruguay se floreaba por el mundo, nuestro máximo rival era Argentina, que a su vez era el único que nos podía superar en dramáticas definiciones. En esos años los cables que llegaban con información, ya que la radio era muy incipiente y aún no podíamos escuchar los partidos, consignaban reiteradamente en sus titulares: “Ataca Argentina, gol uruguayo”.
Siempre fue así, también cuando fuimos campeones. Obvio que ante otros que no eran tan fuertes dimos cátedra, goleamos, los superamos, pero en las difíciles “Atacan ellos, hacemos un gol nosotros”.
Fue lo que nos salió mejor. No dimos cátedra en 1950, salvo ante Bolivia en el llano. A Suecia, España y Brasil le ganamos (con los españoles fue apenas empate) de atrás con garra y corazón.
En 1954 goleamos a todos hasta que contra Hungría perdimos en dramática definición ante la máquina magyar. Pero nunca más.
125 años de historia y cada uno tiene su estilo. Brasil tiene la pelota, Argentina tiene la pelota, Uruguay defiende bien, muerde en el medio y contragolpea. Más viejo que el fútbol.
Así ganamos 4 estrellas mundiales, 15 Copas América, todas las Libertadores y mundiales de clubes y todo lo que quieran recordarme.
Pero en 2022 algo retrocedió.
Veníamos de 3 mundiales en donde fuimos protagonistas. Pero SIN PELOTA. Con defensas férreas y goleadores implacables como Forlán, Suárez y Cavani.
Fuimos protagonistas en Sudáfrica 2010 cuando llegamos a semifinal con los goles de Forlán y arbitrajes sospechosos nos sacaron de la final.
Fuimos protagonistas en Brasil 2014 cuando eliminamos en 4 días a Inglaterra e Italia a la uruguaya con goles de Suárez y una expulsión de oficio tendenciosa.
Fuimos protagonistas en Rusia 2018 cuando ganamos 4 partidos seguidos eliminando al campeón europeo, con CR7 en su apogeo, con los goles de Cavani.
En Copas América ganamos Argentina 2011 eliminando a la selección de Messi, Tévez, Agüero y compañía en su casa. Nos eliminó el local en su copa sospechada de Chile 2015 con la expulsión inventada a Cavani, que fue agredido, y luego del fracaso en la copa USA 2016, nos sacó el VAR anulando 3 goles ante Perú en la de Brasil 2019 cuando nos fuimos por penales, invictos y los brasileños no nos querían en la final, al igual que el Mundial 2014.
Pero… llegó la mala copa América del 2021, la debacle en parte de las Eliminatorias para Qatar 2022 y el despido de Tabárez después de 16 años.
Y apareció Diego Alonso, tomó una selección que venía golpeada cuando los dirigentes permitieron que se cambiara el fixture obligándonos a jugar de corrido contra Argentina dos veces, Brasil y Bolivia en La Paz. Cuando venían 4 rivales que estaban debajo nuestro, tomó la posta el Tornado y ganó los 4 partidos de corrido.
En el Mundial 2022 las cosas no salieron bien. Algunas decisiones tal vez erradas ayudaron a que quedásemos fuera en la primera fase. Un pálido empate con Corea, una derrota ante Portugal y un triunfo insuficiente en goles ante Ghana nos dejó afuera por un gol agónico de los coreanos antes los portugueses ya clasificados.
A Tabárez se lo condenó por un fixture que no debió haberse cambiado. A Diego Alonso se lo exiló prácticamente cuando dirigió apenas 7 partidos oficiales. Ganó 5, empató 1 y perdió con el Portugal de CR7. Quedó afuera por diferencia de goles a favor, ni siquiera por diferencia de goles, que no es lo mismo. También fue privado de dos penales a favor que el VAR vio, pero los jueces ignoraron y por un penal en contra por caerse sobre la pelota mientras a la Argentina de Messi y el jeque le cobraban penales a favor en todos los partidos.
Mal asesorados, los dirigentes precisaban hacer algo rimbombante para mostrar logros. A pesar de todo lo reseñado se revivieron creencias a mi criterio equivocadas de que el problema de Uruguay es que “somos defensivos, no atacamos, no pateamos al arco, no tenemos la pelota, no damos dos pases seguidos, debemos tenernos fe y confianza, etcétera”.
Eso generó un ambiente para intentar sin éxito contratar a Gallardo y luego se llegó a Marcelo Bielsa.
No es un problema que sea argentino. El problema es que es un DT que hace un fútbol “de autor”. No se caracteriza por sacarle “jugo a un ladrillo” ni por tener un plan B. Tiene una única idea y con esa idea va al frente hasta morir, como casi siempre, porque privilegia su enorme ego y terquedad al bien común del equipo.
Sin tiempo para trabajar logró triunfos resonantes ante Argentina allá y Brasil acá. Nada nuevo, pero como junto al sentido común lo que falta a gran parte de la afición y periodismo es memoria, creyeron que era Dios.
Esos partidos fueron jugados a la uruguaya. 28 y 32 por ciento de posesión del balón. Dos remates al arco por partido ambos transformados en goles. Nada nuevo. Pelotazo largo, contragolpe letal, eficacia al convertir en las únicas dos chances por partidos y 9 futbolistas capaces de trancar con la cabeza si fuese necesario. Incluyendo a Ugarte faltándole el respeto a de Paul sin problemas.
Hasta que el rosarino dirigió el Preolímpico y logró algo inédito: quedar eliminado en primera fase, saliendo último entre 10 participantes. Nos quedamos sin luchar por la medalla a 100 años de Colombes en el mismo París.
En la Copa América USA 2024 le hicimos 3 a Panamá y 5 a Bolivia en el llano. O sea, nada nuevo. Hizo correr a los titulares, sin casi hacer cambios hasta faltando 5 minutos con 35 grados de temperatura. Ya clasificado reiteró la misma postura ante USA en lugar de dar descanso y logró lo de siempre en su carrera.
Llegó extenuado a la verdadera Copa América que arrancaba en cuartos de final. Lesiones y rojas por errores de cálculo ante el ritmo infernal e innecesario nos hicieron jugar con 10 ante Brasil gran parte del partido.
Se bajó del pony y sacó a los 3 delanteros como si fuera Gregorio Pérez, el Tola Antúnez o Julio Ribas. Defendimos a muerte y conseguimos ir a penales para eliminar a Brasil tras un 0 a 0 enorme.
Y allí comenzó el calvario futbolístico. Fueron 12 partidos con un solo triunfo hasta anoche. 6 goles a favor apenas y en 8 de la docena de juegos sin hacer un gol.
Irrespetuoso
La falta de respeto comenzó desde su primer discurso en el Centenario, cuando además de insultar al periodismo y a la dirigencia que le firmó un contrato millonario, a quienes calificó como “lo peor del fútbol”, se dio el lujo de dejar plantados a los dirigentes y funcionarios de la AUF que le habían armado un ágape en el palco para conocerlo.
Una sucesión de renuncias y despidos abusivos, destrato a Marcelo Broli, DT campeón mundial sub-20 al que dejó no dejó quedarse en el Complejo ,dejándolo ir a dirigir a Asia, la contratación tardía de un DT ganador juvenil como Fabián Coito, que dirigió a casi todo el posible actual plantel con éxito, la renuncia de Cavani cuando hacía goles en todos los partidos de Boca, de Muslera cuando brillaba en Turquía, de Vecino cuando todavía tiene cuerda en Europa, el manoseo a Merentiel cuando goleaba en Argentina y el manoseo a Suárez entre otros fue completando su obra. También su forma secreta y autoritaria de manejo llevo a que al menos tres futbolistas perdieran vuelos por mala comunicación y luego fueran sancionados con meses sin ser convocados siendo inocentes por completo. Me refiero al Pumita, Bueno y Piquerez.
El encontronazo con Canobbio en la Copa América y las declaraciones de Suárez tiempo después de su forzada despedida completaron el panorama nada alentador del relacionamiento entre Bielsa y el resto del mundo.
Caro e innecesario
Desde aquel partido con Brasil en Copa América nuestra selección jugó 12 partidos oficiales por Copa América y Eliminatorias. Ganó uno solo, empató 7, dejando puntos en Montevideo, y perdió 4. Anotó solamente 6 goles y en 8 de los 12 partidos no hizo un solo gol.
Para este tipo de rendimiento en resultados y juego, con y sin titulares, con y sin lesionados, no era necesario. Incluso es la primera vez en 125 años de historia y más de 1000 partidos de selección que se gana uno solo sobre una docena de encuentros.
Si será fácil esta Eliminatoria que a pesar de todo estamos en zona de clasificación. Pero sin mérito alguno. Simplemente porque clasifican 7 de 10 y hay dos selecciones que no logran salir del pozo como Perú y Chile, aunque en Lima perdimos.