Los campos electromagnéticos. Teorías y prácticas de la escritura artificial. Jorge Carrión/ Taller Estampa/GPT-2 y 3. CAJA NEGRA. 2023. Págs. 152, $920.
No, no es un ensayo de física. Es quizás la prueba tangible de que el futuro llegó y hace bastante rato. Jorge Carrión es un ensayista, novelista y periodista español, autor de una obra emblemática de la cultura: “Librerías”, en la cual registra un viaje fascinante por los espacios que siguen luchando por jerarquizar y promover el libro en diversos rincones del mundo.
Aquí realiza una apuesta por demás subyugante. Historiar los diversos procesos de escritura, ahondando en aquellos “automáticos” en los que podemos rastrear los experimentos de la primera generación de los surrealistas y dadaístas conjugados con las exploraciones filosóficas y psicológicas de William James con su “torrente de la conciencia”. El inconsciente hace irrupción oficial en la literatura, el torbellino mental de todos esos pensamientos que afloran liberados por fin encuentran un papel en el cual ser comunicados a los otros. Freud ha llegado a la literatura, es así que asistimos a una nueva forma de literatura, de la cual James Joyce y su emblemático “Ulyses” será una cumbre difícilmente homologable.
Pero dejar que la mano escribiese sin tapujos lo primero que aflora en la mente era una estrategia para decir lo que muchas veces era difícilmente expresable. Ahora bien, si una máquina comenzara a escribir –desde la información almacenada en su memoria– lo que define como una expresión artística, sin mediar el control humano, estaríamos frente a una maravillosa utopía o frente a una de las tantas pregonadas distopías?
Un siglo más tarde de la emblemática obra “Los campos electromagnéticos” de André Breton y Philippe Soupault, escrita a dúo de forma automática, se recupera el título pero con otro sentido. Carrión emprende un experimento que parece extraído de una novela de ciencia ficción; interactuar con las Inteligencias Artificiales, y a través de un diálogo más allá de todo lo imaginable para la mayoría de nosotros algún tiempo atrás, surja una nueva propuesta literaria y estética: lo creado en una estructura colaborativa entre humanos y máquinas.
Y bueno, hay demasiadas tradiciones mitológicas y literarias que versan sobre cuando la creatividad y la soberbia de los humanos se atrevieron a cruzar fronteras de lo imposible. Desde la Torre de Babel hasta el Golem, desde “Sueñan los androides con ovejas eléctricas” de Philip K. Dick hasta “La Pradera” de Ray Bradbury, “Frankenstein o el nuevo Prometeo” de Mary Shelley o “2001, Odisea del espacio” de Arthur Clarke inquieren sobre esas fronteras y los posibles peligros.
Pero una vez más, los humanos cruzan alegremente la frontera de lo imposible. Ese es el transgredir, crear.
O, dicho de otro modo: “La intervención cultural que propone ‘Los campos electromagnéticos’ es colectiva y puede considerarse una inflexión histórica. A diferencia del surrealismo y de sus continuadores, ya no se trata de transformar en literatura una dimensión de la propia psique, sino de invitar a nuestros aliados tecnológicos, las IA, a participar del viejo arte de narrar y construir belleza para que se expresen con nosotros y más allá de nosotros con su escritura no-humana. Así como existe una producción textual artificial, ¿habrá también una lectura automática? ¿Estarán las máquinas escribiendo para otras máquinas escribiendo para otras máquinas a través nuestro? ¿Y cuál será el futuro de artistas y escritores ante este nuevo panorama? ¿Acaso convertirse lentamente en editores y correctores, en auxiliares de escrituras predictivas?”.
Carrión logra una obra subyugante: historiar la creación humana desde ángulos diferenciales, privilegiando el rastreo de cómo la tecnología y las teorías psicoanalíticas abrevaron el camino a una nueva etapa. Una etapa en la que androides, por qué no decirlo claramente, serán también poetas. Aunque la IA, inquirida sobre si cree Terminator pueda llegar a existir, contestó: “No lo creo, pero podría ser posible que existan robots asesinos en el futuro”.
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