El estornino pinto ya es considerado un ave exótica invasora. Se está expandiendo por toda la región y en Uruguay se lo la ha detectado en San José, Colonia y Canelones. Causa daños importantes en la producción y al ecosistema.
A comienzo de mes fue presentado en la Cámara de Representantes un proyecto de resolución en el que “se solicita al Poder Ejecutivo la declaración del estornino pinto (Sturnus vulgaris) como plaga nacional, iniciativa en la que están trabajando Fernando Beltrán, diputado suplente por el departamento de San José, y Carlos Rydström, diputado por Montevideo, ambos del Partido Colorado.
La Mañana consultó a Beltrán, enólogo, encargado de la estancia turística Finca Piedra, ubicada cerca de las Sierras de Mahoma y al pintoresco Mal Abrigo (San José), que además se desempeña en asesoramiento, instalación de viñedos y el desarrollo de proyectos nuevos en todo el país y que fue el primero en levantar la voz sobre el tema y advertir sobre una especie que “devora” la producción de fruta.
Explicó que “hay varios tipos de estornino” y que “el dañino es el estornino pinto, un ave exótica invasora, de las más perjudiciales a nivel global”. Un estudio de la Universidad de La Plata (Argentina) sobre la presencia del ave en la región, dice que ocupa un área que abarca zonas importantes de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay; en el caso de Argentina se la ha detectado en Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Río Negro, Corrientes y Mendoza.
Beltrán advirtió que es un ave que “suele confundirse con los tordos”, algo que a él mismo le pasó porque no es un gran conocedor de pájaros, pero que detectó el verdadero problema “hace tres años y en los años siguientes cuando la seca, porque a falta de otros alimentos arrasaron con todo y se comieron íntegra una hectárea de (uvas de la variedad) syrah”, de la cual “no pudimos cosechar ni un racimo”.
A partir de esa situación “empezamos a averiguar”, conversando con productores de la zona. “Desde otro viñedo que está a unos 15 kilómetros me mandaron fotos porque también había sufrido el ataque del ese pájaro que no conocíamos y no lo habíamos visto”.
“Este año tratamos de ver la forma de que el estornino no nos causara el destrozo de los años anteriores, pero fue imposible: es un pájaro inteligente, comen en los horarios en que no hay nadie en el viñedo, se agrupa y bajan todos juntos. No es un pájaro común y por algo es tan invasor”, subrayó.
Hay productores que piensan abandonar
Además de su inteligencia “se reproduce de forma brutal, con 3 o 4 crías por año por casal y eso es muchísimo”. Otra característica es que “anida en cualquier sitio, y en ese sentido es de más difícil ubicación que la lora, que ya sabemos dónde está y dónde anida”. Para agravar el panorama, “el estornino ocupa nidos de otras aves, se mete, se come los huevos o los pichones si los hay, y en ese sentido perjudica la fauna autóctona”.
En materia productiva, “este año se nos llevaron el 30% o 40% de la cosecha”, agregó, y eso se repite con “todos los productores que conversé en la zona”, a pesar de que este año se esperaba una buena zafra porque estaban dadas las condiciones para eso. “No contábamos con este animalito ni el número creciente” de ejemplares.
La presencia del estornino se da no solo en San José, también se lo ha visto en Colonia e incluso en Canelones. El problema es que por no ser un animal que todos tengamos presente, “se suele culpar a la lora de los daños por pájaros, pero la realidad es que son los dos, y esta nueva plaga es peor y cauda más daño”.
Hasta comparó el perjuicio con el del picudo rojo: “El estornino es más dañino. Está bien que haya preocupación con el picudo rojo, estoy de acuerdo en que es un problema importante, y es una lástima lo que está pasando con las palmeras, lo vemos en varios puntos del país, incluso en San José. Pero con el estornino pinto lo que se afecta es la producción, y en estos casos, los primeros que quedan por el camino son los viticultores chicos”.
Cuando Beltrán detectó la presencia del estornino pinto, lo primero que hizo fue hablar con los productores, viticultores y fruticultores. “Conversé con muchas gremiales y los pequeños productores ya están diciendo que si no hay una solución evalúan abandonar”.
Hay casos particulares, como una productora que tiene dos hectáreas en la zona de Cañada Grande, “que no pudo cosechar nada porque le comieron todo”, y “me dijo que así no puede seguir, que le es imposible”, entonces, cuando se llega a esa magnitud, “ya no es un problema de los productores, pasa a ser un problema del país”.
Como ocurre en todas las producciones, con cada establecimiento que deja su actividad se corta un eslabón que genera mano de obra y suma a la riqueza nacional; “son productores familiares, productores medianos, pequeños, que terminan quedando por el camino. Es importante que quienes gobiernan den una señal, no se puede mirar para otro lado porque estamos hablando del porcentaje de cosecha, del porcentaje de rentabilidad, porque si al mal momento de la viticultura le sumamos esto, es indudable que quien estaba en duda se decide a dar el paso de abandonar la producción”.
Consultado sobre si existe algún depredador natural, Beltrán dijo que no conoce casos exitosos, y que las alternativas que han buscado en otros países no han dado resultados que permitan controlar la población.
De especie invasora a plaga
El estornino pinto fue incluido por el Comité de Especies Exóticas Invasoras (CEEI) de nuestro país como una especie exótica invasora, pero no ha sido declarada plaga, que es lo que propone el proyecto de resolución. La declaración de plaga permite acciones de control, que no es necesariamente matar al animal, sino tomar acciones que permitan controlarla.
“Hay estudios diversos, como la esterilización de huevos, pero yo no tengo la formación para decir ‘hay que hacer esto’, hay gente que sí está capacitada para analizar qué medidas tomar. Lo importante es que las autoridades hablen con los productores, conozcan sus testimonios y midan los porcentajes de daños, pero hay que hacer algo aún antes de ponerse a estudiar para tratar de controlar”, planteó, “porque mientras se hacen las investigaciones, pueden perderse muchos productores”.
La investigación implica el trabajo de “técnicos que conozcan del tema y con formación diversa”; con el proyecto de resolución presentado “estamos levantando la mano, llamando la atención sobre el problema y creo que lo estamos haciendo a tiempo, para que se tomen medidas de forma oportuna”, y en ese sentido “yo he hablado con muchos productores, con ingenieros agrónomos, con integrantes de diversas instituciones y gremiales, incluso el Inavi, pero estamos abiertos para todo el que quiera tomar contacto y discutir este tema”, señaló.
Otro de los aspectos preocupantes del estornino pinto es la transmisión de enfermedades que se transmiten a otros animales o al ser humano, como portador de gripe aviar, y acumula cantidades importantes de excrementos, generando preocupación para la transmisión de histoplasmosis.
La malla es una solución, pero cara
Mientras no se avanza en la resolución de plaga, la única solución rápida para los productores es colocar mallas que impidan que el pájaro, de cualquier especie, acceda a la fruta, sea uva, manzana, pera.
El problema es que “se genera un nuevo costo al productor, que para un viñedo es de entre cuatro y cinco mil dólares por hectárea; pero para la manzana es de unos seis mil. Eso es mucha plata, más cuando se está con problemas de rentabilidad. La diferencia en el precio tiene que ver con la dimensión de la malla”, indicó el enólogo.
La ventaja de la malla es que además de las plagas también ayuda a controlar problemas climáticos como granizo, viento, sol; también algunos insectos.
El desafío para los gobernantes es que “analicen diversos instrumentos que permitan acceder a la malla de forma más accesible y sortear el encarecimiento que sufre desde que sale del país de origen, por ejemplo China, hasta llegar a manos del productor”.
Shakespeare y el estornino pinto
El estornino pinto llegó a Estados Unidos en el invierno de 1890, por acción de Eugene Schieffelin, un aficionado al teatro, admirador de William Shakespeare y miembro de la Sociedad Estadounidense de Aclimatación.
Conjugando sus tres pasiones, Eugene se propuso trasladar varias de las aves que el escritor inglés nombra en sus obras literarias a Estados Unidos, particularmente el Central Park de Nueva York. Allí trasladó varias jaulas con decenas de pájaros que liberó. Hoy en toda América del Norte hay más de 200 millones de estorninos que se han convertido en un dolor de cabeza para los productores, algo que el farmacéutico nunca imaginó que causaría con su acción. Nativo de Eurasia y el norte de África, actualmente invadió Oceanía y América del Norte, Central y del Sur.