La esquila como el acondicionamiento de la lana son trabajos que se deben hacer con mucha responsabilidad, y en Uruguay se asume con la debida seriedad.
La esquila existe desde que hay ovejas en el mundo, dijo a La Mañana Rafael de Paula, coordinador del área de cosecha de lana en todo el país del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), al comentar la importancia de esa noble tarea que redunda en beneficio de los ovinos. El ser humano los esquila y ellos nos otorgan la fibra más noble y versátil que existe.
La semana pasada finalizó en Artigas un curso de esquila, previo al comienzo de la zafra. El técnico del SUL dijo que la actualización y formación es necesaria porque “aunque haya menos ovejas en el país, eso no quiere decir que la esquila vaya a desaparecer”. Incluso en países donde la lana no vale nada, como el caso de España “todos los años se suman esquiladores de todas partes del mundo, principalmente Uruguay”.
Sobre España dijo que “patean la lana para un costado porque representa un problema para ellos”, pero “acá tenemos desde razas cuya lana no vale nada a otras que nos dan lana de calidad que se pueden vender a mejor precio internacional. Lo mismo pasa en Australia que tiene lanas finas y hubo un descenso del stock, pero en definitiva hay que seguir esquilando, y el que tenga lana, cuanto más fina y mejor la pueda presentar, con certificaciones y mediciones, va a ser mejor remunerado en la venta”.
Los cursos tienen “buena respuesta de la gente. El fuerte de las escuelas de esquila es en setiembre, y en muchas de ellas tenemos que dejar gente afuera porque no tenemos lugar ni instructores suficientes como para colmar toda la demanda. Siempre quedan interesados afuera, sin lugar y sin poder participar”.
Lo que sucede es que la esquila “es una oportunidad en el medio laboral rural que abre puertas; hay gente que hoy se dedica al trabajo de peón de campo, hay otros que se dedican a la agricultura con el manejo de las máquinas, y hay gente que se dedica a esquilar” y en este caso hay “oportunidades en Uruguay, pero también en el exterior”.
Cada año los uruguayos viajan a España. Estados Unidos y otros países, van a esquilar y acondicionar, y este último “es otro paso en el trabajo de la lana que permite presentar mejor el producto”. En el caso concreto de Uruguay, “el trabajo de esquila es muy bueno, con una buena remuneración lo que hace que sea un trabajo competitivo además de calificado”, definió De Paula.
Las capacitaciones tienen una duración de cinco días y van dirigidas a aquellas personas que quieren aprender a esquilar o a acondicionar. La esquila “requiere un seguimiento, y a veces el que mira de afuera dice que es muy fácil, pero cuando está ahí y debe hacerlo él se le borra ese preconcepto”.
Con el acondicionamiento pasa “lo mismo, es un trabajo a conciencia, que tiene menos desgaste físico que la esquila, pero tiene mucha más responsabilidad, porque el acondicionador es el que va a pasar todos los vellones por sus manos, va a determinar si ese vellón es bueno, malo o no tan bueno, y en relación con eso va a empezar a desbordarlo para un lado o para el otro; después se hace el correcto embolsado, el correcto romaneado”.
El paso siguiente es “la medición objetiva” que consiste en tomar muestra con un calador que “es un tubo largo que se pone en el fardo, se corta lana y se analiza con una medición objetiva” determinado la calidad del lote.
“Entonces, es un trabajo a conciencia, hay que saber qué es lo que se hace, no es para cualquiera, hay que saber hacerlo, no es cosa de empezar a manosear lana”, como se dice en la jerga. “No todos los vellones son iguales y se debe estar atentos, por eso decimos que un trabajo a conciencia”, insistió.
Los cursos dan “preferencia a quienes ya estén trabajando o en contacto con la esquina, o que sean enviados por los mismos maquinistas. Las máquinas de esquila evolucionaron, cambiaron mucho, hoy son motores eléctricos que se cargan una cajita y se pueden trasladar hasta en una moto”, y hay productores que trabajan con el personal de la estancia, y por eso hay personal de establecimiento que le interesa aprender, lo que no quita que mañana se puedan dedicar más activamente, viajar al exterior, etc.; también hay algunos estudiantes de alguna escuela agraria o de facultades”, o sea que “interés por aprender hay”.