El jueves 6 de noviembre la Catedral de Florida entregó la plaqueta Virgen del Pintado a Ana Prada junto a otros tres exponentes de la cultura uruguaya (Enrique Aguerre, Hugo Fattoruso y Gustavo Pollo Vázquez). Para conocer más a esta cantautora uruguaya y su nueva función como presidenta del Fonam, la entrevistamos para Cultura de La Mañana.
Como presidenta de la Comisión Administradora del Fonam, ¿qué te entusiasma de esta tarea? ¿Cuáles son tus objetivos?
Lo que más me entusiasma es poder contribuir desde otro lugar al desarrollo de la música uruguaya. Yo vengo del hacer artístico, de las giras, los escenarios, los estudios, así que ahora me toca estar del otro lado, tratando de que más colegas tengan acceso a oportunidades concretas.
Mi principal objetivo es abrir el Fonam, hacerlo más accesible y federal, que llegue de verdad al interior, a las distintas generaciones, géneros y estilos. También quiero ayudar a que el fondo se modernice, recaude mejor y pueda distribuir más. La música uruguaya es enorme, pero muchas veces le falta apoyo para desarrollarse plenamente.
Hay dos llamados anuales. ¿En cuál estás trabajando hoy día?
Sí, el Fonam realiza dos llamados por año. En este momento estamos trabajando en el segundo llamado, revisando proyectos y afinando criterios de evaluación con el equipo técnico. Es un proceso muy intenso, porque detrás de cada carpeta hay sueños, trabajo, y mucho amor por la música. Queremos que las decisiones sean lo más justas y equilibradas posible.
¿Qué significa que los proyectos serán financiados total o parcialmente? ¿Depende de su calidad o del dinero disponible? ¿Puede un artista rechazarlo si no cubre sus expectativas? ¿Hay incumplimientos?
Depende de varios factores. Hay proyectos que por su alcance o por el monto disponible pueden ser financiados totalmente y otros que se apoyan parcialmente. No siempre tiene que ver con la calidad –que por supuesto es clave–, sino también con la disponibilidad presupuestal y con la necesidad de distribuir los recursos entre muchas propuestas valiosas.
Un artista puede decidir no aceptar el apoyo si siente que no le alcanza para concretar su idea, y eso no lo perjudica en futuros llamados. Lo que sí puede perjudicar es no cumplir con el proyecto aprobado, no rendir cuentas o no justificar los gastos. En eso somos muy cuidadosos, porque el Fonam se sostiene con dinero público y debe rendirse con total transparencia.
¿Para qué se solicitan mayormente los apoyos?
Las categorías más frecuentes son producción de fonogramas, realización de audiovisuales, apoyo a conciertos o giras, estudios o formación, y publicaciones. En los últimos años también han crecido los proyectos vinculados a la formación y a la profesionalización, lo que me parece muy importante: no solo grabar un disco, sino crecer como músico o música integralmente.
¿Hay datos estadísticos de los beneficiarios? ¿Cómo se evalúa a un consagrado frente a un estudiante o músico callejero? ¿Quiénes no pueden participar?
Estamos trabajando para sistematizar mejor esos datos: edad, género, territorio, estilo musical. Queremos entender a quiénes estamos llegando y a quiénes todavía no.
En cuanto a la evaluación, lo que miramos es el proyecto, no el nombre. Por supuesto que la trayectoria cuenta, pero lo fundamental es la claridad, la viabilidad y el impacto de lo que se propone. A veces un músico joven presenta algo más sólido que alguien con mucha experiencia.
No pueden participar quienes hayan incumplido proyectos anteriores o quienes no se ajusten a las bases del llamado. Más allá de eso, la idea es incluir y no excluir.
La Comisión Administradora está integrada por cinco miembros designados por distintas instituciones. ¿Cómo trabajan y cuál es el régimen de compensación?
Sí, somos cinco integrantes: yo represento al MEC, Fernando Yáñez a Agadu, Sebastián Silva a Fudem, Marcel Goberna a Sudei y Martín García Fastoso fue elegido por nosotros como tesorero. Martín es el director de la Filarmónica de Montevideo.
Nos reunimos regularmente para analizar expedientes, definir políticas y tomar decisiones sobre la gestión del fondo. No es un cargo rentado, sino honorario, con una pequeña dieta por sesión, algo simbólico. Lo hacemos por compromiso con la música. Trabajamos en la sede del Fonam en Montevideo, pero cada uno sigue vinculado a su actividad artística o gremial.
Además de los llamados, ¿qué otras actividades desarrollan?
El Fonam también impulsa homenajes, publicaciones, muestras y ciclos que promueven la música nacional. Nos interesa que no sea solo un fondo de financiamiento, sino una plataforma cultural viva, que acompañe y visibilice el trabajo de los músicos y músicas del país. Hemos participado en ferias, festivales, presentaciones y en la difusión de proyectos apoyados.
¿De dónde proviene el dinero del Fonam? ¿Existen excepciones?
El fondo se nutre principalmente de lo recaudado por el MEC por derechos musicales de dominio público y del aporte obligatorio que hacen los espectáculos de conjuntos musicales extranjeros (un 5% del total recaudado, o un 3% si hay participación nacional). Esa es la base legal, pero puede haber excepciones reglamentadas o casos especiales. Mi intención es fortalecer la recaudación para que el Fonam tenga más capacidad de apoyo. Muchas veces los fondos son escasos en comparación con la cantidad de buenos proyectos que se presentan.
¿Qué errores u omisiones llevan a desechar una propuesta? ¿Qué le aconsejarías a un músico joven que quiere formarse en el exterior?
Los errores más comunes son la falta de claridad en los objetivos, presupuestos mal elaborados o poco realistas, o no cumplir con los requisitos formales. También a veces falta una explicación sobre el impacto del proyecto: por qué es importante o qué aporta.
A un músico joven le diría: “Animate, pero preparate bien. Estudiá las bases, asesorate, presentá un proyecto sólido, con un propósito claro y un presupuesto coherente. Si es para formarte afuera, contá por qué ese curso o esa experiencia es significativa y cómo vas a aprovecharla”. No hay nada más lindo que ver a alguien que se forma y luego devuelve lo aprendido a su comunidad.
¿Qué te gustaría mejorar o cambiar dentro del sistema vigente? ¿Qué te dice la gente?
Quiero que el Fonam sea más cercano, más transparente y más descentralizado. Hay músicos del interior que todavía sienten que es difícil postular, que no tienen la información o los medios. Eso quiero cambiarlo: que todo el país sienta que el fondo es suyo.
También me gustaría modernizar la gestión, digitalizar procesos, y trabajar en alianzas con otros organismos para que los proyectos no se queden cortos por falta de recursos. La gente valora mucho que exista el Fonam, pero pide más claridad, más agilidad y más apoyo para las nuevas generaciones. Y tienen razón: debemos seguir mejorando.
¿Qué sentiste al ser designada presidenta? ¿Te limita en tu vida artística? ¿Cambió algo con tus colegas?
Fue una sorpresa y un honor. Me lo tomé con alegría, pero también con mucha responsabilidad. No me limita, aunque me exige organizarme mejor.
Yo sigo siendo cantautora, sigo componiendo y girando, y eso me mantiene conectada con la realidad de los músicos.
Con los colegas el vínculo cambió un poco: ahora me ven también como parte de una institución. Pero trato de mantener la cercanía, la empatía y el diálogo. No dejé de ser una de ellos.
¿Cómo empezó tu relación con la música? ¿Quiénes fueron tus referentes? ¿Por qué la psicología?
Nací en Montevideo, pero me crie en Paysandú. Desde chica la música estuvo en casa: guitarras, voces, canciones. Siempre me gustó observar, escribir, conectar. Estudié psicología porque me interesan las emociones, la palabra, el comportamiento humano. Y de alguna forma eso también está en mis canciones: intento poner en música lo que sentimos y no siempre sabemos decir.
Mis referentes vienen del folclore rioplatense, de la canción popular, de las voces femeninas del litoral, pero también de artistas contemporáneos que buscan decir con honestidad.
¿Con quién formaste grupos? ¿Con quién empezaste a componer? ¿Y tus primos Drexler? ¿Cuál de tus trabajos te trajo más reconocimientos?
Formé parte de varios proyectos, entre ellos La Otra, un grupo vocal con mujeres maravillosas. Con mis primos Jorge y Daniel Drexler compartimos historia, escenarios y familia. Hemos trabajado juntos, aprendido unos de otros.
Mi primer disco solista, Soy sola, fue un antes y un después. Me abrió puertas, me hizo recorrer muchos países. Después vino Soy pecadora, que consolidó mi estilo y me acercó a mucha gente. Cada disco tiene su historia y su afecto.
¿Cómo definirías tu estilo y tu impronta artística? ¿Qué te gustaría hacer que no hayas hecho aún?
Mi música mezcla el folclore del Río de la Plata con sonidos contemporáneos. Me gusta la sencillez, las letras honestas, la cercanía. No me interesa impresionar, sino conmover. Mi impronta es la búsqueda de lo genuino, de decir con verdad, de cantar con alma.
Y todavía tengo ganas de hacer muchas cosas: colaborar con artistas de otras partes del mundo, hacer más proyectos colectivos y, sobre todo, seguir aprendiendo. La música es un camino que no se termina nunca.
Ana Prada, música
Ana Inés Prada Montauban nació el 1º de mayo de 1971 en Montevideo. Hija del ingeniero Abner Prada y de la profesora Haydeé Montauban, casi de inmediato se traslada a Paysandú, donde reside toda su infancia y adolescencia. Durante ese tiempo se iniciará en la música de la mano de su padre y, más adelante, con el maestro Eduardo Erramuspe. Terminados sus estudios de liceo, viaja a Montevideo para estudiar la carrera de Psicología, cuya licenciatura obtendrá en 1999. En la ciudad capital, y en paralelo a la actividad académica, continúa sus estudios de guitarra, armonía y composición con el maestro Esteban Klissich.
En 1994, comienza su carrera en la música junto a su primo hermano y cantautor Daniel Drexler. Ambos encabezaran el grupo La Caldera. Prada se convierte paulatinamente en una cara reconocida de la escena musical uruguaya. Participa como corista en formaciones musicales de importantes artistas, entre los que cabe mencionar a Rubén Rada, Jorge Drexler, Edú Lombardo y muchos más. Más tarde formará parte del popular grupo vocal La Otra.
Su carrera como solista comienza en el año 2006 al editar su primer disco Soy sola. La producción estuvo a cargo del reconocido músico Carlos Casacuberta. Ese primer trabajo mereció muy buenas críticas en Argentina, Uruguay y Brasil y ha sido editado en Uruguay por el sello independiente Girasola, en Argentina por Los Años Luz Discos y en España por Factoría Autor. El disco le valió la nominación como Artista Revelación del Folklore en los premios Gardel de Argentina y en cuatro categorías en los premios Graffiti de Uruguay. Además, le ha permitido realizar giras por España, Dinamarca, Suecia, Argentina, Brasil y Uruguay.
Su segundo disco, Soy pecadora, vio la luz en 2009. En esta oportunidad, la producción estuvo a cargo del destacado músico y productor argentino Matías Cella. Soy pecadora fue triplemente nominado para los premios Grafittis 2011. El 2010 fue un año consagratorio en su carrera, en el que también presentó a sala llena –y con localidades agotadas en todos los casos– Soy pecadora en el teatro del Ateneo y en La Trastienda Club de Buenos Aires, en el Movie Center de Montevideo y, como cierre de oro, en el Teatro de Verano convocada por la ONU para el festejo internacional de los Derechos Humanos. Ha participado como invitada en conciertos y grabaciones de artistas consagrados tales como León Gieco, Teresa Parodi, Liliana Herrero y Lisandro Aristimuño de Argentina; Nahum de Nos de Brasil; Queyi de España y Fernando Cabrera de Uruguay, entre otros.



















































