Se trata de una manifestación cultural de raíz africana que a través de más de dos siglos de existencia se ha convertido en uno de los símbolos identitarios más importantes del Uruguay. Y aun de la región rioplatense, aunque en nuestro país se desarrolle con mayor fuerza y tradición. No se trata solo de una expresión musical, sino que se presenta como danza, canto, tradición oral y prácticas comunitarias. Durante muchos años fue un fenómeno fundamentalmente montevideano, pero últimamente se ha extendido a la mayor parte de los departamentos e incluso ha trascendido fronteras de manos de uruguayos que emigraron a distintas partes del mundo y llevaron el tamboril o lo pidieron a quienes los visitaron para mantenerse espiritualmente unidos con el país.
En el año 2009 la Unesco inscribió al Candombe y su espacio sociocultural en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, reconociendo su valor como expresión viva de memoria colectiva y diversidad cultural.
Honor que también recibieron otros ritmos, fundamentalmente afroamericanos, como el tango (compartido con la Argentina), por tratarse de una danza y expresión musical de abrazo cercano que se baila en pareja al son de movimientos que reflejan la música; el chamamé (Argentina), por tratarse también de un baile de “abrazo cercano” con raíces en los cantos de adoración y que combina música, danza y celebración; el merengue (República Dominicana) por tratarse de una danza en pareja con coqueteos y movimientos sensuales acompañada de acordeones, tambores y saxofones; la bachata (República Dominicana) por constituir un ritmo y estilo de música y baile popular; y el hatajo de negritos y las pallitas (Perú), dos danzas navideñas que se complementan y representan la cultura afroperuana y las tradiciones de la región de Ica. Se trata, como vemos, de expresiones culturales que han sido reconocidas por su significado para la identidad y la tradición de sus respectivos pueblos.
El candombe nació de los bailes y canciones de los esclavos africanos llegados al Río de la Plata, fundamentalmente desde 1791, en que la Corona española concedió a Montevideo el “privilegio” de puerto único de entrada de esclavos para esta parte del continente. Las comunidades afrodescendientes se organizaban en “naciones” para reconocerse y celebrar rituales y sociabilidades, fundamentalmente los domingos por la tarde en que los amos les permitían reunirse en el llamado Paseo del Recinto para rememorar las tradiciones del África lejana, según nos cuenta el memorioso Isidoro de María en sus recuerdos del Montevideo antiguo.
Con el correr de los años y fundamentalmente luego de las leyes de abolición de la esclavitud y la formación de un país independiente, los antiguos esclavos se reunían en comunidades y luego en barrios como Sur, Palermo, Unión y Buceo, donde se refugiaron y vivieron los descendientes de los esclavos, barrios que terminaron por constituirse como territorios de referencia del candombe.
Entre los argumentos que se tuvieron en cuenta en la Unesco para la declaración de referencia se subrayó la dimensión comunitaria y la transmisión de saberes, la vigencia de la práctica en comparsas y desfiles y el valor identitario del tamboril como instrumento condensador de prácticas y saberes. Otro fenómeno que se manifestó en los últimos años es el papel que cumplen las mujeres en la música y la danza, especialmente en la integración de las cuerdas de tambores, algunas de las cuales pasaron a estar integradas exclusivamente por ellas.
Reconocimiento previo a la declaración de la Unesco fue la Ley 18.059 del 24 de agosto del año 2006 que conmemoró el 3 de diciembre como Día Nacional del Candombe, la Cultura Afrouruguaya y la Equidad Racial. Respecto de la fecha, recuerda a Joaquín Lenzina (Ansina), figura emblemática vinculada a José Artigas y se complementa con actividades artísticas, académicas y comunitarias en todo el país.
En resumidas cuentas, el candombe, como Patrimonio Cultural Inmaterial, sintetiza música, danza, territorio e historia social. Su valorización internacional y su día de conmemoración nacional en agosto refuerzan compromisos de Estado y sociedad con la salvaguardia, investigación y transmisión de este acervo.