Entrevistamos para Cultura de La Mañana a Enrique Graf, pianista uruguayo de renombre internacional, quien se presentó el 4 de octubre pasado en la sala Adela Reta del Sodre, interpretando un repertorio que combinó el clasicismo de Mozart, el modernismo francés y música uruguaya. Cabe destacar, además, que el 16 de octubre, en la sala Delmira Agustini del Teatro Solís, fue homenajeado junto a María Inés Camou, Alfredo Ghierra y Myriam Gleijer, por InterArte con el Premio Alas 2025.
Acabas de recibir un Premio Alas 2025 declarado de interés ministerial por el MEC que entrega InterArte. ¿Qué sentiste? ¿Te lo esperabas? ¿Qué piensas de los premios, homenajes y reconocimientos? ¿Cuáles te abrieron camino en tu carrera artística?
Estar en la compañía de Nibya Mariño, Raquel Boldorini y Homero Francesch como los pianistas solistas que han recibido este premio es un gran honor. La ceremonia fue hermosa. La introducción de Matías Ferreyra me conmovió.
¡Ganar un premio cuando sos joven requiere mucho trabajo, meses de preparación para los concursos! Haber ganado el Concurso Internacional William Kapell a los 24 años me abrió muchas puertas, diría que lanzó mi carrera en Estados Unidos.
La Fundación de Abogados de Inmigración de Estados Unidos me otorgó el premio al Inmigrante en 2000 (Midori y Placido Domingo lo habían recibido antes) y ahora el Premio Alas de parte de InterArte por mi trayectoria cayeron de regalo.
Como docente has ofrecido distintas masterclass en universidades como Yale, el Conservatorio de Shanghái, la Academia de las Artes de Hong Kong, la Universidad Nacional de Corea, la Universidad Federal de San Pablo, los conservatorios Peabody, Oberlin y Eastman. ¿En qué haces foco? ¿En la técnica? ¿En la concentración? ¿En la expresión? ¿Cuál es tu método? ¿A qué niveles o edades te interesa enseñar? ¿Hay una edad para comenzar? ¿Hasta qué edad se puede tocar el piano? ¿Cuántas horas debe ensayar un pianista?
La técnica es para mí lo más importante en que puedo ayudar a los alumnos. El talento (sentido del estilo, la necesidad de comunicarse a través de la música, la sensibilidad) es algo con lo cual se nace. Controlar físicamente el instrumento es algo que se aprende. Las bases de la técnica pianística son lo que más me interesa enseñar, así cada alumno encuentra su manera de tocar, su sonido propio. Ayudar a leer las partituras con todos sus detalles es algo que también trabajamos. Hay niños que pueden empezar clases de música a los 3 o 4 años. Disfruto trabajando con personas de todas las edades. Las horas de ensayo no son tan importantes como la calidad de la práctica. Algunos practican muchas horas y terminan peor que cuando comenzaron.
Hablemos de pianos. En algún momento has manifestado que, si bien en Uruguay hay buenas salas, faltan pianos. Antes, en muchas casas de barrio, había pianos; hoy, rara vez, ¿por el costo, porque han sido sustituidos por teclados, porque no hay quien los afine?
Vengo manifestando este tema hace un tiempo ya. Se ve que no he sonado la alarma suficientemente fuerte porque a casi nadie le interesa el tema. El piano, conocido como el rey de los instrumentos, es la base de la música, abarca todo. Es solista, colaborador de cantantes e instrumentistas en el jazz, el tango, la música clásica, etcétera. Ayuda a los niños a obtener mejores resultados en las otras materias y a los adultos a prevenir Alzheimer. Uruguay tuvo una tradición pianística que se destacó internacionalmente. No hay pianos en buenas condiciones a través del país. Hay pocos afinadores profesionales, hay pocas oportunidades para que los jóvenes toquen en público, desaparecieron casi todos los concursos que había, etcétera. Algunos de los países más prósperos y que avanzan más rápidamente presentan una correlación con el dominio de la música clásica, en el piano, canto y otros instrumentos. En no mucho tiempo los chinos, coreanos, japoneses y sus vecinos adoptaron una tradición occidental, entendieron el valor cultural, educativo y humano de apreciar, apoyar y desarrollar una cultura musical nacional, propia. En Uruguay, en mi opinión, la apreciación de la gran música pasó de ser algo común, de lo cual nos enorgullecíamos, a ser tratada como para las “élites”. Los medios de difusión la ignoran y los gobiernos hacen el mínimo esfuerzo en comparación con lo autóctono (murga, candombe, etcétera). ¿Por qué una cosa en detrimento de la otra? En todos los estilos hay música buena y otra no tanto.
¿Cómo fue tu caso? ¿Cómo fueron tus inicios? ¿Cuáles fueron tus referentes? ¿La familia ayuda (un padre violinista, madre pianista y hermano batero de Días de Blues)? ¿Cómo se dio esa primera oportunidad que te abrió el mundo?
Me mandaron a los cuatro años a estudiar con una vecina que se convirtió en amiga de la familia y, a pesar de que les decían a mis padres que yo tenía mucho talento y capaz sería bueno tener una mejor maestra, me tuvieron con ella 10 años, en los cuales nunca la vi poner las manos en el teclado. De cualquier manera, se ve que me era fácil y siempre me distinguían en los exámenes en el Conservatorio Falleri-Balzo. Luego tomé lecciones con Manfred Gerhardt y Raquel Boldorini y empecé a participar en concursos nacionales en los cuales me fue muy bien. Había montones de oportunidades para tocar, en todo el país, y el MEC y el Sodre organizaban giras por el interior para solistas y nos daban oportunidades a jóvenes como yo. Eso me dio una experiencia de actuar en público que muchos de mis compañeros no habían tenido en Estados Unidos. El gobierno de esa época declaró mi viaje de estudios a Estados Unidos de interés nacional, lo cual me ayudó a conseguir una beca de la OEA. ¡Cómo han cambiado los intereses!
¿Qué consejo le darías a un joven que quiere ser pianista? ¿Qué se vaya al exterior? ¿Qué se dedique con convicción? ¿Y después? ¿Cómo salir al mundo?
Ser pianista lo puede hacer mucha gente. Desarrollar una carrera internacional es muy difícil. Hay muchísima competencia y cada vez menos oportunidades de tocar en público. Hay que dedicarse mucho, aprovechar al máximo las oportunidades que se presentan y buscar un camino. Viviendo en Uruguay es muy difícil, pocos lo han logrado.
¿Podrías dar a conocer alguna propuesta o gestión que hayas venido trabajando? ¿Qué proyectos o actividades has desempeñado como gestor?
Lo último que he venido proponiendo, desde la pandemia, son diferentes actividades para revivir el piano en Uruguay. Desde conseguir pianos a costo, becas para jóvenes interesados en ser técnicos de pianos, organizar masterclass y series de conciertos en el interior, etcétera. Algunas autoridades han pensado que yo estaba buscando un beneficio personal y una hasta dijo: “Viene Enrique a tratar de encajarme pianos”. Los pianistas no estamos unidos y no tenemos ninguna fuerza política. Yo adoro al Uruguay, pero en mi opinión la filantropía y el voluntarismo no son sus platos fuertes. En el pasado fui fundador de series de conciertos y festivales en Charleston, Perugia, Trujillo y Colonia del Sacramento.
¿Qué compositores actuales te interesan e interpretas?
Estrené dos conciertos para piano y orquesta, uno del americano Edward Hart y otro de la uruguaya Florencia Di Concilio, una grande que es reconocida internacionalmente, pero poco conocida en Uruguay. Además, grabé un concierto de Leonardo Balada para Naxos y toqué obras de Lee Hoiby, John Pozdro y otros.
¿Aminora la asistencia a eventos de música clásica? ¿Están fuera del alcance de los jóvenes y del público en general?
Los públicos se renuevan. Cuando las personas dejan de ir a bailar a los clubes, empiezan a probar actividades como el teatro, el ballet, los conciertos. En Montevideo veo más jóvenes en los conciertos que en otras ciudades. Se ve que se heredó algo de esa cultura que había. Ojalá se consolide y crezca.
Los avances tecnológicos, han puesto a disposición de los usuarios plataformas en la que los comentarios, recomendaciones, críticas, etcétera, están en manos de los propios usuarios en todas las redes sociales, con lo que la crítica especializada se ha ido desplazando, incluso de los propios medios tradicionales. ¿Cómo crees que eso afecta a la difusión de la música clásica?
Los medios de difusión tradicionales han decidido eliminar a los críticos y comentaristas musicales. Dicen que no hay espacio, pero sí tienen espacio para cualquier accidente, para los criminales, para los deportistas de tercera, para la farándula argentina y demás trivialidades. Aprecio el interés que está demostrando La Mañana en la cultura en Uruguay. Ojalá sea contagioso.
Con una intensa carrera profesional de 52 años, ¿estás en otro tiempo de disfrute y de dedicación a otros aspectos de tu vida artística o familiar? ¿Qué es lo que te gustaría hacer aún, o que tengas pendiente?
Me siento privilegiado por haber podido vivir de lo que hago. Me gustaría continuar con el estilo de vida que llevo, no demasiados conciertos, tiempo para viajar, compartir con familia y amigos, participar en organizaciones dedicadas a mejorar el mundo… nada nuevo pendiente.
Un pianista uruguayo-estadounidense
Enrique Graf (18 de Julio de 1953, Montevideo) comenzó a estudiar piano a los cuatro años con su madre. Luego estudió en el Conservatorio Falleri-Balzo. Tras ganar todos los concursos nacionales de Uruguay, recibió una beca completa del Conservatorio Peabody de la Universidad Johns Hopkins y de la Organización de los Estados Americanos para estudiar con Leon Fleisher en 1973.
Ganó el Primer Premio en el Concurso Internacional de Piano William Kapell en 1978, el Concurso Nacional de Piano de Conjunto en 1977 y el Concurso Internacional Este y Oeste en Nueva York en 1981.
Ha ofrecido recitales en todo el mundo y ha actuado como solista con las orquestas de Baltimore, Indianápolis, Nueva Jersey, Nashville, Pittsburgh, Richmond, Florida, Virginia Occidental, Illinois, Flagstaff, Macon, Fort Lauderdale, Augusta, Greenville, Charleston, Tucumán, Concepción, Rosario, la Sinfónica de la Ciudad de Nueva York y la Sinfónica de Júpiter, la Sinfónica de las Américas, la Orquesta Nacional de Cámara, la Orquesta de Cámara de Illinois, la Orquesta de Cámara del Triángulo, la Orquesta de Cámara Americana, la Filarmónica del Valle del Hudson, la Sinfonia da Camara, la Filarmónica de Carolina del Sur,la Orquesta de Virtuosos de Florida, la Sinfónica de Puerto Rico, la Filarmónica de Montevideo,la Filarmónica de Lviv, la Filarmónica de Moscú, la Filarmónica Janacek en la República Checa y las orquestas nacionales de Ucrania, Chile, Uruguay, Perú y Colombia.
Además, se ha presentado en el Lincoln Center, el Kennedy Center, la Galería Nacional de Arte, el Centro Krannert, el Weill Recital Hall en el Carnegie Hall, St. Martin in the Fields en Londres, el Centro DiMenna de Nueva York y el Symphony Space, los Centros Culturales de Manila y São Paulo, el Teatro de la Ópera de Buenos Aires, el Broward Center for the Performing Arts en Florida, el South Bay Center for the Arts en Los Ángeles, el Festival Chautauqua, el Festival Internacional de Jóvenes Artistas de Teclado en Ann Arbor, el Festival de Música de Cámara de San Miguel de Allende y el Festival Internacional Sala Beethoven en México, la Universidad de Maryland y la Universidad de Houston.Festivales Internacionales de Piano, el Festival Internacional de Piano de Spoleto y el Festival de Música de Perugia en Italia, el Festival de Natal, Santa Maria y Vale Veneto en Brasil, el Mozarteum Argentino, el Festival “Contrastes” en Lviv y el Kyiv Music Fest en Ucrania.
Como músico de cámara, Graf ha realizado giras con el Cuarteto Latinoamericano, el Ives Quartet, el Baltimore Wind Ensemble,los American Chamber Players, el Prague Wind Quintet y el Apollo String Quartet.
Graf ha interpretado conciertos de Bach, Haydn, Mozart, los cinco y el Triple de Beethoven, Brahms, Mendelssohn, Liszt, Franck, Chaikovski, Grieg, Rajmáninov, Ravel, Poulenc, Gershwin, De Falla, Turina, Shostakóvich y Lee Hoiby. Estrenó mundialmente el Concierto para piano de Florencia Di Concilio, el Concierto Tidal de Edward Hart, e interpretó y grabó para Naxos un concierto de Leonardo Balada.
Un CD íntegramente grabado por Poulenc con la Orquesta Sinfónica de Charleston fue elegido como uno de los mejores discos de la semana por el Sunday Times de Londres y recibió cinco estrellas en Classic CD. Su grabación debut, Enrique Graf interpreta a Bach, fue calificada por Paul Hume del Washington Post como «el fin del debate sobre si Bach debe o no interpretarse al piano». Otras grabaciones de sonatas de Mozart, variaciones de Mendelssohn y Bach, Cuadros de una exposición de Mussorgsky, la sonata de Liszt, el concierto de Grieg, el Concierto Tidal de Edward Hart, el Concierto en fa mayor de Gershwin y dos conciertos de Beethoven han recibido elogios como «interpretaciones ideales» (Fanfare). Sus últimos CD incluyen un recital “en vivo” con obras de Mozart, Beethoven, Chopin, Rachmaninoff, Gershwin, Debussy y Tosar y otro con la violinista Cecilia Penadés con obras de Piazzolla, Villa Lobos, Guastavino, Ponce, Fabini y Ginastera.
Graf impartió clases durante catorce años en la Escuela Preparatoria Peabody, donde llegó a ser jefe del departamento de piano y recibió el Premio del director a la Excelencia Docente. En la Universidad de Charleston, desarrolló un programa de piano de gran prestigio, obteniendo el Premio a la Investigación Distinguida y el título de Artista Residente de la Universidad. También fue Profesor Invitado en la Universidad Carnegie Mellon.
Sus alumnos han ganado numerosos concursos nacionales e internacionales. Ha sido miembro del jurado en concursos de todo el mundo y ha impartido clases magistrales en la Universidad de Yale, los conservatorios de Oberlin y Eastman, los conservatorios de Shanghai y Kiev, la Academia de Artes Escénicas de Hong Kong, la Universidad Nacional de Corea, la Universidad Federal de São Paulo y muchas otras instituciones educativas de todo el mundo.
Graf es fundador y director artístico del Festival Internacional de Colonia en Uruguay, dirigió la Serie Internacional de Piano en Charleston y la Serie de Jóvenes Artistas en el Festival Piccolo Spoleto y cofundó el Music Fest Perugia en Italia.
Ha recibido una beca del Seminario Ejecutivo del Instituto Aspen, la beca de música de la Comisión de Artes de Carolina del Sur, subvenciones para su carrera profesional de las fundaciones Charles Del Mar y Astral, y el Premio al Logro de los Inmigrantes en 2000 de la Fundación Estadounidense de Derecho de Inmigración.




















































