El retroceso del dólar, los proyectos de inversión aún sin el resultado esperado y los números del déficit fiscal fueron motivo de análisis por parte del economista Gustavo Licandro en nota concedida a La Mañana.
¿La cotización del dólar a la baja es una realidad de la política nacional o un efecto regional?
Cualquier cálculo que hagamos del tipo de cambio de equilibrio en términos de evolución del índice de precios de consumo, de salarios, de precios internacionales, cualquier canasta de países que hagamos, nos da que el tipo de cambio está por debajo de lo que sería un equilibrio teórico. ¿Por qué eso es así? Porque mientras tengamos una situación fiscal deficitaria, colocando deuda por parte del sector público, y que el exceso de pesos que se genera en el mercado luego el Banco Central lo estabiliza colocando letras de regulación monetaria, lo que provoca es que las personas, los bancos y los correos de bolsa se deshacen de sus dólares, de sus saldos en dólares, venden dólares, y con esos pesos obtienen compras, letras de regulación monetaria y una rentabilidad que medida en dólares termina siendo alta. Entonces, el precio del dólar no refleja un equilibrio del país con una situación fiscal equilibrada y una política del Banco Central menos activa, tratando de que el tipo de cambio baje, porque en definitiva eso se refleja en el índice de precios de consumo.
¿Cuál es la magnitud? Bueno, depende del cálculo y la forma en que se haga. El propio Banco Central dice que, respecto a ese equilibrio, hoy el tipo de cambio está por debajo. En general, todas las cuentas que hacen otros analistas están mostrando un desequilibrio de no menos de un 20%, 25% con respecto al tipo de cambio actual. Respecto a cómo impacta eso en la actividad, básicamente deteriora la competitividad de las empresas en el exterior, ya sea exportadores o quienes compiten con productos importados. Entonces, claramente, si para el sector privado esto implica una rentabilidad menor, afecta negativamente la intención de inversión que tengan los agentes privados en la economía.
La región está con varios conflictos, a pesar de lo cual hay empresas que migran hacia esos países. ¿Esto cómo posiciona a Uruguay?
Eso refleja la situación de Uruguay, que tiene un sector público sobredimensionado. Hoy estamos en 36% de producto de gasto público, o quizá un poquito más. Una situación fiscal de un desequilibrio importante, que se financia colocando deuda pública, y esto está provocando, junto con la rigidez del mercado laboral y un tipo de cambio bajo, que básicamente muchas empresas han resuelto desinvertir en Uruguay. Incluso están los propios números propuestos por el gobierno en la Ley de Presupuestos, que prevé que la inversión bruta total va a estar en este quinquenio en el entorno del 17% del producto. Ese es un número parecido a lo que sucedió en el período anterior, y en términos de inversión meta es un número preocupantemente bajo, ya que la recomposición del stock de capital, o sea, la amortización de capital, cada año es más o menos un 15% del producto.
Uruguay es un país que hace muchos años invierte muy poquito, y todo hace pensar que en este quinquenio esa situación se va a mantener o se va a agravar. Yo creo que las decisiones de inversión están cada vez más complejas en nuestro país, y con la posición del gobierno, y en particular la del equipo económico, los decisores a nivel privado claramente están recibiendo señales de que este no es el país que hace 20, 30 años venimos diciendo que espera de brazos abiertos a los capitales y a la inversión del resto del mundo.
El déficit fiscal vuelve a ser noticia y genera polémica, porque desde un sector se habla que cerró en el 2,8, y desde el gobierno, 4,4. ¿Cuál es el número real? Si podemos llegar a él.
Eso está fuera de discusión. El déficit fiscal que cerró el año pasado es aproximadamente 4,5% del producto, y la situación se viene agravando en estos meses del actual gobierno. Esta es una situación que refleja las decisiones que en materia presupuestal viene tomando el país desde el año 2005 hasta hoy. Tres períodos de Frente Amplio y el de Lacalle Pou, que fue otro período frenteamplista, nada más que con actores distintos, y con lo que estamos viendo ahora estamos en cinco períodos de gobierno cuya decisión principal es incrementar el gasto público, incrementar la indexación del presupuesto nacional, incrementar el número de funcionarios, incrementar la presión que la sociedad soporta por el gasto público y por los impuestos necesarios para pagar el gasto público.
En definitiva, la lectura del número del cierre del período anterior es una trivialidad política. Claramente están todos en el mismo camino y ninguno ha hecho un solo movimiento que haga pensar que en algún momento el gasto público se va a reducir. Con un crecimiento del gasto y un nivel de actividad que no se mueve en el promedio y en el mediano plazo de ese 1,1 o 1,2% anual, el resultado fiscal va a seguir siendo deficitario y cuanto menos acompañe el producto lo que proponen las hipótesis de la Ley de Presupuesto, más grande va a ser el déficit. Ahí habrá que ver cuál es el plan B que el gobierno dice tener en caso de que el déficit fiscal no ceda por un menor crecimiento de la economía.
Se dice en el Presupuesto que se financia con un aumento de la recaudación de la DGI y todo lo que puedan reportar los ajustes tributarios, ¿cuál es el efecto de todo esto en la economía del ciudadano común?
Es cierto lo que tú decís, pero la parte de recaudación más importante que prevé la Ley de Presupuesto en estos próximos años es la que deriva de un crecimiento al 2,4% anual. Si en vez de crecer al 2,4% crecemos al 1,2%, el déficit, al fin del período de gobierno, no va a terminar siendo 2 y algo por ciento del producto, sino algo parecido al 5% del producto. Entonces el tema es cuál es el plan B, porque si uno tiene déficit hay solo dos maneras de reducirlo. O bajamos el gasto –y esto es frenar los aumentos en salarios públicos, cerrar ministerios, reducir la inversión pública, bajar los gastos sociales– o aumentamos impuestos. Yo me animo a ponerte una firma en un papel en blanco ahora de qué es lo que va a hacer este gobierno en estos próximos cuatro años, y es aumentar impuestos.
Se habla de un presupuesto de recorte ¿se recorta, por ejemplo, el presupuesto para la educación para sostener el costo del Estado?
El gasto en educación es parte del costo del Estado. O sea, no es un presupuesto restrictivo, es un presupuesto, un proyecto de presupuesto tremendamente expansivo en materia de gasto. Porque a los 140, 160 millones de dólares de incrementos explícitos que propone el gobierno, hay que sumarle los casi 300 que crece el gasto público año a año por la inercia del crecimiento del gasto público que viene aprobado de la Ley del Presupuesto anterior. Y ese presupuesto anterior es absolutamente hermano de lo que se viene aprobando en materia presupuestal del año 2005 en adelante. Hay que entender: estamos en un cuarto de siglo de la misma política económica.
Colocación de bonos, dineros frescos que entran para sostener esta situación deficitaria. ¿Cómo hacemos para pagar los intereses cada seis meses con una tasa elevada?
Se colocó deuda pública ahora muy aplaudida por la tasa de interés, la menor en términos nominales en pesos, creo que en la historia, por lo menos en la historia reciente. En realidad, yo creo que la tasa de interés que se pagó es razonablemente alta. Porque lo anterior que teníamos era 8,25% anual con una inflación del 7,5%, ahora estamos en 8% con una inflación del 4,5%. Entonces, en términos reales, en términos constantes, la tasa no es nada baja, es mayor que las anteriores. Dentro de ese déficit total que hablamos, está el servicio de deuda. Claramente, el financiamiento del déficit, mientras exista y puedan colocarlo con deuda pública, esta va a seguir creciendo, básicamente para financiar el déficit del Estado.
El día que el mercado entienda que no tiene que financiar más al Estado uruguayo… y es lo que lo que se acerca, el choque que está en el horizonte por ahora más o menos lejano, pero que vamos a tener mucho más cerca, va a ser complicado. Y la única forma de evitar una situación crítica, en definitiva, es corregir el resultado fiscal. Repito, ni el gobierno anterior ni este parecen tener ninguna voluntad de corregir el resultado fiscal, o sea, el déficit fiscal, porque por ahora vienen navegando en la cresta de la ola en la colocación de deuda pública. Eso en algún momento se para, y cuando se para hay una realidad distinta, que es no tener financiamiento, básicamente es un impacto en el mercado de cambios y un impacto inflacionario que baja en términos constantes todo el gasto público. Esa es la situación a la cual nadie quiere llegar, pero para no llegar hay que empezar a tomar medidas mucho antes. No frenás cinco metros antes de una curva, frenás 50 metros antes de una curva.
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