El Ing. Agr. Alejandro San Román entiende que se deben generar mecanismos para que propietario y productor se integren en ese mismo objetivo, porque el agua significa mayor y mejor producción, y eso es bueno para todos y para el país.
El jueves 6 de noviembre, como parte del ciclo de charlas 2025 de Agroveterinaria Las Higueras (Pan de Azúcar, Maldonado), se presentó el tema “Manejo del agua en sistemas ganaderos: claves para la eficiencia productiva”, a cargo del Ing. Agr. Alejandro San Román de PRV Uruguay, empresa especializada en redes de agua para ganadería, riego, energías renovables e incluso canchas de fútbol.
Entrevistado por La Mañana San Román dijo que la exposición abordó los beneficios de distribuir el agua, los errores más comunes que se comenten al diseñar una obra, las tecnologías que se han incorporado al manejo del agua y los beneficios fiscales para los productores.
Sobre los beneficios, señaló que “hay varios y algunos de ellos son bastante obvios”. Destacó la diferencia cualitativa a favor del agua en un bebedero contra la que está en un tajamar, aunque este sea de calidad, “porque cuando llega la seca o falta agua, los animales orinan y bostean” afectando el insumo básico.
Otro beneficio, y uno de los más importantes, es “la libertad para elegir el lugar donde uno quiere que se haga el pastoreo del ganado, y no donde se puede porque hay agua en determinado lugar y en otro no, o evitar que ante un período de seca haya que abrir las porteras o bajar los alambrados para que los animales tengan acceso al agua”.
También “se disminuyen los traslados de los animales”, y subrayó que “es más barato mover al agua que al animal”, porque ese traslado puede generar inconvenientes, uno de ellos es “la pérdida energética”, otro es que “mientras el ganado se traslada deja de comer pasto, perdiendo tiempo de pastoreo que es fundamental para que el animal produzca”.
El ambiental es otro de los beneficios que mencionó: “Si el animal orina y bostea en la cañada se puede contaminar una fuente de agua y se pierde la fertilización. La bosta y la orina son muy buenos fertilizantes y es preferible que queden en el campo y no se pierdan en el agua”.
La utilización del campo en general fue otro de los puntos mencionados. El consumo del pasto cerca del bebedero “es altísimo, y en la medida que uno se aleja de la fuente de agua se observa cómo sobra pasto”, añadió.
Los productores “son conscientes y están al tanto de todos esos beneficios, pero quizá no los consideran todos a la vez ni hacen un análisis completo de las bondades de una mejor distribución del agua”, comentó, pero cuando se explicitan “los comparten y están de acuerdo con que todos esos puntos son ciertos”.
Problemas
San Román aseguró que “siempre es posible trasladar agua de un lado a otro, incluso sin tener energía eléctrica, porque con la tecnología de los paneles solares se puede pensar en baterías de mucha durabilidad, lo fundamental es tener la fuente de agua para distribuirla”.
En caso de que no se cuente con esa fuente “está la posibilidad de hacer pozos semisurgentes, un tajamar o una represa. Esas son opciones válidas, lo que varía es la inversión que se requiere”.
Uno de los problemas es de tipo económico financiero para cada productor o establecimiento. “Realizar estas inversiones requiere de 5 o 6 años para amortizarlas, pero un gran porcentaje del campo se trabaja en arrendamiento. Me llaman productores que arriendan con 5 años de contrato y no saben si invertir, si dejan los caños en superficie, o lo hacen de tal forma que se puedan llevar esa inversión”.
“Eso complica porque el productor que está arrendando el campo quiere tener el agua, pero pide descontarlo de la renta”, cosa que no logra.
Lo que parece no encajar es que la negativa a invertir en agua significa que el dueño del campo también pierde. “La pregunta que debe hacer el propietario del campo es cómo es más fácil arrendarlo, si tiene agua o si no”. El riego es de utilidad para el productor como para el dueño de esa tierra.
En ese aspecto, lo ideal sería que “el dueño del campo y el productor arrendatario trabajaran en equipo, como si ambos estuvieran integrados a la cadena, porque bajar la renta 20 dólares durante 5 años le asegura la red de agua a futuro. Lamentablemente yo no veo que pase eso, parece que cada uno tira para su lado”, comentó San Román.
“También hay casos en que el productor quiere hacer una inversión para mejorar el campo y la productividad, y la respuesta del propietario es incrementar la renta porque entiende que va a producir más. No sé si eso es frecuente –aclaró–, pero sí ha sucedido”, y el resultado es que desalienta inversiones que son positivas y necesarias.
Debería haber “mecanismos aceitados para trabajar en conjunto ambas partes”, subrayó.
Los errores
De los errores más comunes, “el que más se repite es el dimensionamiento de la cañería que se utiliza”, en especial “poner un caño muy chico para abaratar costos y que no lleve el agua que se necesita. También pasa al revés, se gasta lo innecesario colocando un caño mucho más grande” que lleva más agua, pero rompe con el equilibrio que hace que la inversión sea óptima.
Asimismo, “hay que tener en cuenta que pasar de un caño de 40 mm a uno de 50 mm implica 20% más de precio y el caudal es un 70% más. Esos números hay que pensarlos, porque al abaratar un poco por la medida del caño, después se está perdiendo caudal”.
Otro error y este “también es común, es no tener una mirada a futuro. Por ejemplo, hago una cañería hasta cierto punto sin analizar la posibilidad de que mañana pueda tener otro potrero más adelante o en otro lugar”. La consecuencia de eso es que “al hacer ese nuevo potrero no va a alcanzar el agua”, advirtió.
La estrategia a la hora de determinar las reservas de agua es otro tema de decisión importante: “Muchas veces se coloca la reserva próxima a la fuente de agua”, cuando lo estratégico sería “colocar un tanque australiano en el punto más alto” y que descienda “por gravedad”.
“Con una fuente de agua y una bomba solar o eléctrica, el agua se puede distribuir a donde el productor quiera”, pero es importante “colocar un solo reservorio en el punto más alto”, recomendó. Sin embargo, se ve con cierta frecuencia que se “hacen muchos reservorios en muchos puntos del campo, incrementando costoso que no son necesarios. Esto no quiere decir que no se piense en un plan b por cualquier eventualidad”.
Otro concepto importante es que “por donde se vaya llevando el agua”, desde la fuente hasta el reservorio, “se puede ir suministrando a bebederos”, corrigiendo la doble instalación de caños. “Tampoco es raro que el tanque australiano esté a x distancia, se lleve el agua hasta allí y después se vuelva con esa misma agua para los bebederos, duplicando innecesariamente los costos de cañería”.
Tecnologías
La tecnología evoluciona y, aunque sea simple, genera herramientas que hacen más fácil el trabajo y dan la posibilidad de una mayor eficiencia. Los bebederos móviles son un ejemplo de eso, sustituyendo bebederos fijos que aumentan los costos, sirviendo también en campos arrendados porque de ser necesario se pueden retirar.
Los tanques australianos con lona también permiten el traslado, añadió.
La tecnología solar se va incorporando de manera creciente porque permite un mejor manejo del agua en cuanto a profundidad, caudal y distancia, sin limitantes, enfatizó San Román.
Otra herramienta es el presóstato que dota de autonomía a las bombas con un sistema de apagado y encendido según el agua que se posee o que falta. “Funciona por presión y cada uno lo regula según la presión que estime conveniente. Cuando se llenan todos los bebederos y tanques australianos la presión del agua aumenta y la función de este dispositivo es que corte la actividad de la bomba”; por el contrario, “cuando el consumo hace que baje el agua también baja la presión, encendiendo nuevamente la bomba. Se convierte en un sistema autónomo sin que haya que estar pendiente del agua ni encendiendo y apagando los equipos”.
Las baterías también son muy útiles si se requiere bombear agua durante la noche; también hay dosificadores de diversos productos como microorganismos benéficos, entre otros.
Beneficios fiscales para los productores
El Ing. San Román también se refirió a los beneficios fiscales para los productores que tributan por Imeba o IRAE.
Los que tributan por Imeba tiene el beneficio del IVA más el 10% como crédito fiscal para pagar BPS. Si la obra tiene un costo de cien, tienen aproximadamente un 30% de beneficio, ejemplificó. Es retroactivo a 5 años concurriendo al Ministerio con la factura.
Los que tributan por IRAE tienen los beneficios de los proyectos Comap y el 60% de obra queda para pagar al cierre del ejercicio, dependiendo de algunas variables como el departamento y si tiene energía renovable.
San Román concluyó señalando que todos esos son “beneficios importantes y adecuados, pero falta difusión para que los productores estén mejor informados al respecto, aunque la obra la hacen por las ventajas que tiene distribuir el agua y no por los beneficios fiscales”.




















































