La semana pasada, la Cámara de Comercio y Servicios del Uruguay (CCSU) se reunió con el Ministerio del Interior para abordar el aumento de los “robos piraña”. La Mañana entrevistó al presidente de la institución, Julio César Lestido, para profundizar al respecto. Además, se refirió a la competencia con plataformas como Temu y los desafíos que enfrenta el sector. Sobre el planteo de reducir la jornada laboral, fue enfático: si no se trata todo el tema en su conjunto, incluyendo la productividad, “vamos a tener problemas”.
¿Qué planteos le hizo la CCSU al ministro del Interior con respecto al aumento de los llamados “robos piraña”?
No hubo medidas concretas por parte de la cámara. Frente a esta situación preocupante, lo que hicimos fue convocar a las cámaras asociadas que se han visto afectadas por este sistema de robo, y después invitamos al Ministerio del Interior. Fue una reunión para empezar a analizar lo que está pasando y a esbozar posibles medidas. Vino el señor ministro acompañado por el director nacional de la Policía, el subdirector nacional de la Policía, el jefe de Policía de Montevideo y el titular de la Dirección General de Fiscalizadores de Empresas de Seguridad. Para plantear ideas, es muy importante tener mucha información, porque con cualquier medida que puedas tomar, podés quedarte corto o quedarte largo. ¿Qué significa quedarte largo? Que podés incurrir en costos que no son necesarios. Allí pudimos intercambiar entre todos, hablar con los shoppings, con los supermercados, con los comerciantes, con las empresas de seguridad, saber lo que está pasando. Hay que tomar medidas, puede haber alguna que sea general, pero tiene que haber otras que sean particulares. No es lo mismo una farmacia que un supermercado o un shopping. Y no es lo mismo que la farmacia esté en la calle o que esté adentro del shopping. Lo más importante de esto fue que nos reunimos, identificamos el problema y formamos un grupo de trabajo. Y ahí lo fundamental es el intercambio de información, saber lo que está pasando y ver las medidas que se pueden tomar, viendo también experiencias de otros países.
¿Qué efectos tiene esta modalidad delictiva sobre la actividad comercial?
Estos robos están afectando al consumidor que ingresa al comercio y también a los empleados que trabajan allí, que quedan muy afectados psicológicamente, porque son actos violentos. Esa persona vuelve a su casa en un estado de nervios y al otro día va a trabajar y está mirando si no le va a pasar lo mismo. Y también está impactando en los comercios. Por ejemplo, si vos tenés que ir de noche a una farmacia a comprar un remedio, te atienden por una ventanilla, entonces, te quedás afuera y el comercio sufre, porque estás en la calle y te querés ir rápido, no podés entrar y comprar alguna otra cosa que te haga falta, como sí puede suceder cuando entrás a un comercio y te das cuenta de que necesitabas otro artículo al pasar por la góndola. Y todo eso afecta al comercio.
¿Cuál fue la participación del ministro en la reunión?
El ministro estuvo muy bien. Lo que nos comentó fue que tienen información de cómo operan estas personas. Y que hay que ver qué pasa con esto, hay que analizar qué es lo que pasa después del robo, porque todos estos perfumes que se están robando van a parar a algún lado. La pregunta que nos hacemos todos es cómo vuelven al sistema a venderse esos productos. Si alguien los roba es porque alguien los compra. Hay que hacer un trabajo de inteligencia, que ya es un tema del Ministerio del Interior.
¿A qué atribuye que se esté dando esta nueva modalidad de robo?
Este tipo de robo, por lo que escuchamos, se da en otros lugares. En esta reunión escuchamos gente que tiene mucha experiencia, grandes cadenas de supermercados, tiendas o farmacias, y dijeron que en otros países pasaba lo mismo. No nos corresponde a nosotros, porque no tenemos las herramientas, analizar por qué pasa esto. Lo que tenemos es la información, y por supuesto que se la brindamos a las autoridades policiales, que son los especialistas en el tema. Lo que sí podemos ver es cómo se actuó en otros lados y cuáles fueron las medidas que se tomaron desde el sector del comercio para evaluar si pueden ser aplicables acá. Las medidas que se tomen tienen que apuntar a tratar de que los delincuentes no logren entrar a los comercios.
¿Cuáles son los pasos por seguir en este tema?
Ahora tenemos que armar el grupo de trabajo, que tiene que ser relativamente reducido para que sea efectivo y funcione, y presentárselo a las autoridades del Ministerio, que definirá cuál será el equipo o qué dependencia o persona de la cartera va a coordinar estas reuniones. Y ahí trabajaremos. Hay mucho para trabajar. Lo importante es que la primera medida que se tomó fue poner en marcha este grupo. Es verdad que las farmacias ya se habían reunido con el Ministerio, pero ahora logramos aglutinar, y esa es la función de la cámara: frente a un problema que ve, convocar a sus asociados más afectados y trabajar con las autoridades. Esa es nuestra función, articular entre el sector privado y el público.
Por otra parte, ¿qué impacto perciben que está teniendo la irrupción de plataformas como Temu sobre el comercio nacional?
Está impactando muy fuerte en toda la actividad comercial. Estamos tratando de evaluar el tipo de impacto que tiene, de llevarlo a números. No es fácil. Los únicos números que por ahora tenemos refieren a la cantidad de movimientos o de bultos que han llegado en los últimos meses a la Aduana y lo que eso representa en valor económico. Las cifras son importantes: se movieron alrededor de 15 millones de dólares en febrero, y otro tanto bastante similar en marzo. Es un volumen muy alto.
¿Desde la cámara lo catalogan como una competencia desleal?
A mí no me gusta usar el término “desleal”. Yo digo que están compitiendo con reglas diferentes. Es una desventaja. ¿Por qué? Porque por el régimen general, todos los costos en los que incurre el comerciante son muchos y muy altos. ¿Por qué es mucho más barato comprar a través de una plataforma internacional? Más allá de que la oferta que puede venir de Temu sea muy barata, también es muy barato cuando se lo compara con la mercadería que paga todos sus aranceles para entrar al país. Entonces, cuando una persona compra algo, lo está comprando en forma directa y no está pagando todo lo demás: impuestos, costos, tasas, el alquiler del local, el BPS de la empresa, el sueldo del empleado, la luz, el agua, entre otros trámites y gastos. O sea, hay una diferencia muy grande y el comercio se ve golpeado.
¿Cómo cree que debería responder el Estado ante esta situación?
El Estado es consciente de que hay un problema que está afectando al comercio, pero también hay que entender varias cosas. La primera es que hay que respetar el derecho de las personas de comprar donde quieran. A mí la palabra “prohibir” no me gusta, que es totalmente distinto a decir que debemos tener algunas medidas para acortar las diferencias que hay. Hay que buscar qué se puede hacer, respetando los convenios que Uruguay tiene y la libertad de comercio de las personas que compran. También tenemos que ver que esas medidas que se tomen impacten lo menos posible, porque bajar impuestos es lo que a todos nos gustaría, siempre hemos dicho que la carga impositiva en Uruguay es muy alta, pero hay que ver cómo hacer para financiar una cantidad de cosas del Estado. Entonces, no son medidas fáciles, no son problemas de rápida solución porque esto es como un efecto dominó: cualquier ficha que muevas puede producir una caída que produzca la caída de todas las demás fichas.
¿Cómo describe la situación del comercio y los servicios en Uruguay actualmente?
El año pasado terminamos con un crecimiento bueno de la actividad, a pesar de todos los problemas que tenemos, que son parte del desafío diario que tiene la actividad comercial, como el “efecto Temu”, como decíamos, o la diferencia de precios fronterizos con Brasil, que antes la teníamos con Argentina. Todo eso está afectando. La actividad comercial ha crecido, no lo vamos a negar, fue un año que se movió, pero se está viendo afectada por estas cosas. Ya se terminó el período electoral, la elección de las autoridades departamentales, y ahora vamos a concentrarnos en la actividad normal que debe tener el país. El comercio es dinámico, con muchos desafíos, pero también con muchas posibilidades de crecimiento, de seguir trabajando y creciendo, tomando las medidas que hay que tomar, ver cómo está Argentina, cómo está la región. Estamos en un mundo que es complejo, donde hay mucha incertidumbre, y que cambia muy rápido. Yo siempre tengo confianza en el empresario y en el comerciante uruguayo, que son muy creativos. Es difícil, pero son resilientes.
¿Cuáles son los desafíos actuales, más allá de los temas que conversábamos recién?
Hay varios temas. Vamos a entrar en una nueva ronda de Consejos de Salarios, todavía no tenemos las pautas, hay que esperarlas. El gobierno ha sido claro en materia económica con respecto a cuáles son los objetivos, el control de la inflación -que nosotros lo vemos bien-, el crecimiento del cual ha hablado el ministro de Economía, Gabriel Oddone, que entiende que viene de la mano de la inversión del sector privado, que eso también lo vemos muy interesante y positivo. Hay que seguir apoyando el incentivo para que las empresas inviertan, ya sean nacionales o internacionales. Nosotros estamos aspirando a revisar la eficiencia del Estado. Tenemos que lograr que las empresas sean más productivas y eficientes, y para eso nosotros mismos tenemos que mirar para adentro, pero también es necesario revisar una cantidad de cosas que se hacen desde el Estado. Somos conscientes de que se ha creado un equipo de trabajo, justamente, para revisar la eficiencia del Estado, que está bajo la órbita del Ministerio de Economía, y es necesario revisar todos los trámites. En Uruguay hay una burocracia que es pesada, que hoy requiere de mayor agilidad para las empresas, para moverse en un mundo que está cambiando a una velocidad muy grande, donde al mismo tiempo está primando la incertidumbre.
¿Cómo evalúa este mundo en el que prima la incertidumbre, como dice?
Un par de meses atrás, las potencias más importantes del mundo habían entrado en una guerra comercial y eso golpeaba a todos lados. Ahora, aparentemente, ya empieza a haber negociaciones. Todo está cambiando permanentemente. Parecía que el dólar iba a ser caro para Uruguay y para el mundo, que se iba a fortalecer, pero a medida que fue pasando el tiempo, por medidas que se tomaron, no se fortaleció y quedó incluso un poco más quieto o bajó a nivel internacional. Eso repercute para un lado y para el otro y demuestra que estamos navegando en un mar con mucha tormenta, donde te movés y todavía no se ha llegado a ver la calma del mar. Eso repercute en Uruguay.
¿Qué otras preocupaciones tiene a nivel nacional?
Nos preocupa la inserción de los jóvenes que es el grupo que más sufre para conseguir trabajo. Hay que trabajar mucho la marginalidad, los niños, la equidad de género, la sostenibilidad. El consumidor en todo el mundo ya exige que las empresas sean sostenibles desde el punto de vista ambiental, social y económico. Hay muchas cosas para seguir trabajando en Uruguay, la eficiencia del Estado, la capacitación, la formación. Lo que sí sabemos es que el mundo del trabajo está cambiando y en los próximos años seguramente ya no existan muchos de los puestos de trabajo actuales y aparezcan nuevos, que van a estar cargados de mucha tecnología y para eso hay que estar preparados. Entonces, es fundamental la capacitación permanente de los trabajadores y de los empresarios para poder entender ese mundo. Eso va a exigir un vínculo cada vez más estrecho entre las empresas y los centros educativos.
¿Le preocupa a la cámara la posibilidad de que se implemente la reducción de la jornada laboral?
No, no nos preocupa, siempre y cuando se traten algunos temas. Nosotros queremos tratar el tema, pero hay que abordar una cantidad de cosas. Si cuando hablamos de la reducción de la jornada laboral solamente estamos hablando de reducirla manteniendo el salario y no se tocan otras cosas, ahí sí entendemos que podemos caer en un problema de costos para las empresas. Si a una persona que está trabajando ocho horas y empieza a trabajar seis horas yo le pago por ocho, ahí hay un aumento de salario, sin duda. No hay otro análisis que ese. Ese aumento de salario es un costo más para la empresa. Se tiene que abordar el tema de la productividad, que ahí entramos en otro capítulo, porque no es fácil de definir. ¿Cuál es el fin que se busca con la reducción de la jornada laboral? Que la persona pueda tener más tiempo para el esparcimiento, para dedicarlo a la familia, cosa que compartimos. Queremos que la gente disfrute más de su tiempo. La vida es una sola y hay que vivirla. Entonces, es bueno que la gente pueda dedicarse más a la familia, que pueda tener más tiempo para uno mismo. Si ese es el objetivo, está bien, pero debemos tener en cuenta que esa persona que trabaja ocho horas, que ahora va a trabajar menos, pero que se le va a remunerar por ocho, tiene que seguir obteniendo el mismo resultado en el trabajo. Eso es lo que tiene que pasar.
¿Y cuáles son los riesgos de este planteo?
Una de las preocupaciones que yo tengo es que ese objetivo, que es buscar el bienestar del ser humano, realmente no se logre, porque lo que puede pasar es que esta persona, además de trabajar seis horas en un lugar, siga trabajando en otro el resto de las horas, y de esa forma se vuelve a multiplicar el problema. Si hay una reducción de la jornada laboral pagando ocho horas, lo que va a haber es un aumento de costos. Esa es la realidad. Y esos costos algunas empresas no van a tener más remedio que trasladarlos al mercado. Algunas empresas, por las condiciones, por el tamaño, por lo que sea, tal vez puedan absorber ese costo, o una parte de él, pero va a haber otras que no van a poder competir. Entonces, pueden volcarse al mercado negro, contratar a la gente en negro, que es lo que no queremos, porque ahí se perjudica el trabajador. Nos perjudicamos todos, pero especialmente los trabajadores. Y algunas empresas van a quedar fuera de competencia. Tenemos que ser conscientes de todo lo que puede pasar. Nosotros no tenemos problema en discutir y hablar sobre esto, pero lo que tenemos que saber es que si no tratamos todo el tema en su conjunto vamos a tener problemas. Hablar de productividad no es fácil, debemos tener claro que no es igual para todas las empresas.