En columnas anteriores hemos mostrado las diferencias de roles, personalidades y orígenes de Gustavo Basso y Pablo Carrasco. El primero, hijo de un trabajador devenido en prestamista, era quien manejaba la caja en Conexión Ganadera (CG), acostumbrado a recibir y prestar dinero, operaba sus emprendimientos y CG como un pool de empresas. El segundo era hijo de un productor rural, emparentado con varias familias de clase alta de este país, era ingeniero agrónomo, le había costado levantar cabeza económica y profesionalmente hasta que se asoció con Basso. Él se encargaba del mantenimiento del ganado y los establecimientos en CG.
Como también dijimos antes, no se llevaban muy bien entre ellos. Se manejan varias hipótesis sobre esta mala relación: las dos principales son que Basso era más ordenado y trabajador que Carrasco y que Basso se llevaba más plata que Carrasco. Esta última hipótesis suma fuerza en estos días.
La sucesión de Gustavo Baso arrojó cincuenta millones de dólares, han aparecido campos e inmuebles a nombre de él y sus hijas, once vehículos de alta gama, etc. Por el lado de Carrasco, la casa donde vive, una propiedad en Punta del Este y un apartamento en Madrid.
Gustavo Basso tenía dos hipotecas en Fricasa por más de veinticinco millones de dólares, a devolver a quince años. El negocio de los frigoríficos es variable, un año puede ser muy bueno y al segundo estar al borde de la quiebra. A esto hay que sumarle que el ganado se paga contado/45 días, la falta de liquidez, sindicatos, mercados cerrados y la suba de la diferencia del costo de hacienda y exportación (RHE) pueden ser un coctel mortal. Es ahí que aparece la figura del prestamista, el que les da liquidez a tasas más altas que los bancos, en algunos casos tan altas que no les interesa que la devolución de capital sea pronto.
Esos negocios, prestar dinero a tasas altas, ¿tenían relación con CG? La plata de los inversores, tanto locales como extranjeros, que no iba para comprar ganado, ¿era utilizada por Basso para prestar al quince por ciento anual? De ser así, ¿Carrasco estaría al tanto?, ¿se llevaría su parte?, ¿se volcarían a CG las utilidades de esos negocios?
He intentado hablar con Pablo Carrasco y con Ana Iewdiukow sin suerte, ambos me han dicho que no quieren hablar por el momento. Me gustaría escuchar su versión, y las respuestas a las preguntas que hago arriba. Entiendo que es momento de que la verdad salga a luz contada por sus protagonistas. ¿Por qué no se hablaban Baso y Carrasco? ¿Estarían dispuestos a entregar el apartamento de Madrid, la casa de Parque Batlle y brindar información de los manejes de Gustavo Basso?
El abogado del matrimonio Carrasco es Jorge Barrera. En una entrevista en Radio Sarandí con Ana María Mizrahi y Wilmar Amaral, el viernes pasado, le “tiré un centro” a quien fuera presidente de Peñarol y diputado en el gobierno de Jorge Batlle. Entiendo que Barrera es un gran negociador y, al decir de su colega Silvia Cuello, “una gran persona”, quizás él pueda convencer a sus defendidos de que cuenten su parte y esto ayude a que aparezca la plata de los damnificados.
Con Alfredo Rava hablé una sola vez por teléfono. Creo que él y su suegra, Daniela Cabral, tendrían que ir pensando en hablar también. Este jueves se va a hacer público que un gerente de CG tenía oculto dinero en el exterior, una persona muy cercana a Gustavo Basso y Daniela Cabral. A medida que pase el tiempo más cuentas van a aparecer y los delitos van a ser mayores. Fiscalía cuenta con el apoyo de los damnificados y la colaboración de los países donde están los bienes escondidos.
No hay apuro por que vayan presos, lo primero es recuperar el dinero de los inversores, para eso ambas partes van a tener que hablar. En primera vuelta nadie se acordaba de nada, ahora parecería que se van a tener que acordar.
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