En entrevista concedida a La Mañana el economista Ignacio Munyo se refirió a la actualidad económica de Uruguay en un contexto internacional no exento de dificultades.
Pasó el 1º de mayo con pedidos de impuestos por parte del Pit-Cnt, lo que fue contestado negativamente por parte del presidente Orsi, quien dijo: “Esto no está dentro de nuestros planes”. ¿Es un reconocimiento tácito de que somos un país caro? ¿O tenemos una carga tributaria muy pesada?
Nosotros hace muchos años que decimos que el Uruguay no tolera más impuestos, que el sector productivo no tolera más impuestos. Ya lo decíamos previo a la discusión de la campaña electoral anterior y lo volvimos a decir también ahora en esta campaña, donde estuvo presente si iba a haber o no más impuestos y el presidente mantuvo durante la campaña electoral que no se iban a subir. Creo que es realista, se analiza la carga tributaria que existe en el país y la necesidad de acelerar el crecimiento económico, se da cuenta de que es complejo ir por dos caminos, cualquier intento que aumente la carga tributaria, especialmente en los lugares en donde plantea el Pit-Cnt, es contraproducente contra una aceleración del crecimiento. Uruguay necesita alivianar la carga a la inversión, facilitar la inversión, no complicarla y hacerla más atractiva. Al mismo tiempo, el costo de vida en Uruguay es alto porque hay muchos impuestos y a su vez por muchos otros factores, pero también está directamente relacionado con la carga impositiva lo caro que es el consumo en Uruguay en comparación a otros países.
El ministro Oddone dijo que el corazón de la economía es el crecimiento. ¿Cómo se visualiza Uruguay con anuncios, por ejemplo, de reducción de jornada laboral, el tema de desindexación salarial, el aumento de impuestos? ¿Cómo lo ven las grandes inversiones, que son las necesarias para generar el crecimiento?
Lo primero que hay que tener claro es que las propuestas que realiza el Pit-Cnt en un acto público no son anuncios del gobierno. Eso es lo primero que hay que separar. Está perfecto que cualquier organización haga propuestas, eso habla muy bien del país, hay libertad de expresión, pero después, que eso se transforme automáticamente en una política de gobierno es otra cosa. Hasta ahora las señales que ha dado el actual gobierno es querer atraer inversión y estar preocupado justamente por acelerar el crecimiento, entendiendo que solo se puede acelerar el crecimiento si llegan más inversiones al país.
Hay que redoblar, hay que hacerlo más atractivo a Uruguay –que es demasiado caro estructuralmente para atraer inversiones–, hay que no complicarles la vida o asustar a los inversores con anuncios que lo único que hacen es postergar alguna decisión que se iba a tomar para invertir. Porque obviamente el inversor quiere tener certeza a la hora de comprometer recursos financieros o de capital. Desde Ceres lanzamos para los inversores el programa “Uruguay más simple”, para que las empresas de todos los rubros puedan informar de forma positiva para contribuir a la simplificación de normas a todo nivel no solo del gobierno central, sino también departamental para hacer más rápidas y efectivas las decisiones de inversión en el país.
En alguna declaración anterior, mencionaba que era el momento del fortalecimiento de relaciones entre Uruguay y Estados Unidos, ¿cómo se logra eso y cuál puede ser el efecto en la economía?
Nosotros mantenemos una línea histórica del país, Uruguay siempre ha estado cerca de Estados Unidos, ha sido un socio histórico en materia comercial, hoy es el principal destino de la venta de servicios del país, por lejos, toda la industria del software tiene una altísima exposición hacia Estados Unidos. También es un mercado importante para la venta de productos, bienes, carne, madera, cítricos, estamos hablando de un mercado muy importante, que cuando uno suma bienes y servicios es de los más importantes sino el número uno de compra de productos uruguayos, por lo tanto hay que cuidarlo, y a su vez también nos une a la larguísima tradición que se arrastra de la época de Artigas de cercanía con la filosofía que vino de la Revolución norteamericana, de libertad, y eso históricamente ha dejado a nuestros países distintos sitios a lo largo de la historia que uno los puede rastrear. Entonces, en este momento hay una incertidumbre profunda en Estados Unidos, y la realidad es que las empresas, las personas están muy desorientadas con el propio gobierno de Trump, no saben si un anuncio que se hace un día se va a mantener o se va a cambiar. Realmente, a nivel de la inversión y de los tomadores de decisiones en Estados Unidos hay preocupación, y obviamente eso se transmite a nivel global, por lo tanto, lo único que nos queda a nosotros, que no vamos a poder influir en nada del gobierno de Estados Unidos, es mirar con mucha cautela y no cometer errores no forzados.
¿Cómo nos posiciona la guerra económica global y de qué forma nos puede afectar?
Eso no se puede responder todavía, porque todos los días se están cambiando las reglas de juego de esta nueva guerra comercial. Hasta el día de hoy, con la información de los últimos meses, América Latina en general y Uruguay en particular no son los más perjudicados, sino que hasta se podrían ver beneficiados porque se perjudican algunos competidores en el tablero de tarifas. Así que tengamos claro que todas estas medidas que se ponen no tienen como objetivo afectar el comercio de Uruguay con Estados Unidos ni con ningún país.
De hecho, hasta de rebote aparecen buenas noticias, como por ejemplo se aceleran los trámites burocráticos y también políticos en Europa para aprobar el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, que sería una buena noticia. Y gracias al caos global, Europa se pone las pilas con un tema que es realmente insólito que no se haya podido avanzar más rápido, y creo que sería una buena noticia en materia comercial a lo largo del año si se concreta el acuerdo Mercosur-Unión Europea. Pero después Uruguay tiene que hacer su propio trabajo y hacer una buena promoción del país en los distintos mercados. Ahí es clave, tenemos ahora un hito importante en este año, que es la Expo Osaka, una exposición universal que se hace cada cinco años. La última fue en Dubái y ahora toca en Japón, Osaka, y el 17 de junio va a ser el Día de Uruguay. Hay un pabellón del país ahí presente en Osaka y hay que esforzarse al máximo para ofrecerle al mundo el Uruguay con todas sus potencialidades, con todo lo que implica invertir y vivir en el Uruguay, tenemos que venderlo de la mejor manera posible en el mundo y posicionarnos porque tenemos un gran producto para ofrecer, pero tenemos que ser conscientes de que es poco conocido, entonces hay que extremar esfuerzos para hacer conocido el Uruguay en el mundo. El nuevo mercado, sobre todo japonés, es tremendamente atractivo, no solo para vender productos de alta calidad en Japón, alimentos de alta calidad de los que son demandantes, sino también para atraer inversiones japonesas que han venido en los últimos años al país y que obviamente es un mercado infinito para explorar y que está totalmente subexplotado con respecto a su potencial. Por lo tanto, esas son las medidas que Uruguay tiene que tomar, dar señales claras de un rumbo y promover la marca en el mundo con seriedad y profesionalidad.
¿Esto se logra dentro o fuera del Mercosur?
Creo que esa discusión quedó zanjada, no es una decisión que Uruguay pueda tomar por su cuenta, Uruguay no puede cambiar el Mercosur, que lo maneja fundamentalmente Brasil y habrá que ver qué puede hacer Argentina ahora en la presidencia pro tempore, veremos. Uruguay hizo todo su esfuerzo, no solo este gobierno sino los dos anteriores, para flexibilizarlo, pero no tuvo éxito. De todos modos, la industria manufacturera uruguaya tiene como Brasil casi que su único destino, su principal por lejos. Hay mucha producción local, puestos de trabajo que dependen del ingreso al Mercosur, de acuerdos que son transitorios, que están dentro del marco del Mercosur, pero que están permitidos por Brasil en el marco de múltiples negociaciones a lo largo de los años que hacen que los productos uruguayos puedan entrar en buenas condiciones a Brasil. Es un mercado que hoy no tiene sustituto para la industria local, así que no veo viable la salida del Uruguay del Mercosur.
Ignacio Munyo cursó estudios en la Universidad de la República Oriental del Uruguay, donde se graduó como licenciado en Economía (2003). Posteriormente fue becado por la Universidad de Chicago (Estados Unidos) y la Universidad de San Andrés (Argentina), donde obtuvo los títulos de Máster en 2007 y Doctor en Economía en 2012. Desde el año 2020, es el director ejecutivo del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres).