Entrevistamos al recién nombrado coordinador del Instituto Nacional de Artes Visuales del MEC, Martín Craciun, quien, con una importante gama de conocimientos relacionados con lo artístico, nos da su visión sobre esta nueva etapa.
¿Qué sentiste al momento de este nombramiento? ¿Tuviste que pensarlo mucho?
Soy un defensor del rol del Estado y creo que los gobiernos tienen una capacidad grande para transformar la realidad y las condiciones de vida de las personas. Entonces, mi nombramiento como coordinador del Instituto Nacional de Artes Visuales (INAV) me gusta entenderlo no solo como parte de un desarrollo profesional, sino también de un compromiso con esta premisa. Formar parte de esta nueva gestión de la Dirección Nacional de Cultura que encabeza Maru Vidal es un importante desafío que he aceptado con enorme entusiasmo.
En este sentido, haré los máximos esfuerzos para que mi pasaje por el INAV aporte al diseño de políticas y al mejoramiento de este sector de la cultura. Me gustaría que queden lazos internacionales, formas de hacer y pensar que puedan trascender nuestra gestión e incorporarse en el hacer de nuestras instituciones. Formas que tienen mucho que ver con una manera amplia y política de entender el arte y sus posibilidades transformadoras.
¿Te ves como parte de un cambio generacional?
Creo que hay un recambio generacional que es natural y necesario. Efectivamente, en esta nueva gestión de la Dirección Nacional de Cultura hay un componente generacional que es un tanto común, pero no ha sido limitante ni excluyente para integrar personas de otras generaciones. Reconozco en el INAV una capacidad y un potencial muy grande para accionar directamente sobre el sector.
Estamos en un proceso de revisión de los mecanismos, por ejemplo, los Fondos Concursables para la Cultura cumplen 20 años, y es importante revisar sus bases, sus objetivos y resultados para modificar lo que sea necesario, cambiar e implementar y así lograr que sean más eficientes en términos de inversión y resultados esperados en sus múltiples dimensiones, tanto para los y las artistas como para los públicos y para el Estado.
Premios, concursos y subvenciones son mecanismos históricos en la gestión de las artes visuales. Estamos trabajando en formas y formatos que puedan llegar a personas que quizás hoy en día no están siendo beneficiarias. Buscaremos ampliar la oferta de oportunidades, llegando a lugares en los que quizás no lo estábamos logrando. Estamos trabajando en un diseño institucional efectivamente de puertas abiertas, este primer mes y pico ha sido muy intenso en cuanto a reuniones y encuentros con diversos actores. Es crucial contar con buenos diagnósticos para tener una robusta planificación, solo así vamos a traducir los resultados en políticas concretas.
Como curador ¿Crees que hay que llevar el arte a todas partes?
El arte como producción humana se encuentra en estrecha relación con su contexto, es decir con las condiciones que provocan que suceda, con la realidad del artista, el contexto sociopolítico, material, de época, etc. Es necesario pensar no solo en el arte, las exposiciones, sino que es sumamente importante entender las necesidades de los distintos públicos al momento de pensar la circulación artística nacional.
Cada lugar, cada territorio expresa sus necesidades, pero muchas veces es necesario generar procesos de intercambio con las comunidades para entender cómo colaborar, qué presentar, cuándo y cómo. Los distintos “lenguajes artísticos” me son indistintos, necesitamos pensar el arte como parte de una investigación sostenida, una práctica que nos habla del mundo en el que vivimos o del que quisiéramos vivir. Los artistas utilizan diversas estrategias que pueden tener resultados cuya interpretación es más evidente y otros que no tanto. Está en las instituciones proveer de las herramientas para garantizar el disfrute y la aprehensión por parte de los públicos. Allí la curaduría y los procesos de mediación son centrales y esenciales.
¿Cómo será el relacionamiento con las instituciones educativas?
Desde nuestro instituto tenemos particular interés en promover la formación, el intercambio y la investigación. Soy muy cercano a las ideas desarrolladas por Luis Camnitzer en torno al arte como educación. Ese proceso central en la formación de las personas como individuos responsables de este mundo.
El arte cuenta con un potencial enorme si pensamos en las estrategias y metodologías para acercarnos a la realidad, a los problemas que nos aquejan, ya sean materiales, espirituales, políticos o sociales. No creo que ningún espacio pueda dejar de ser formativo, ni tampoco excluyente.
La formación artística es un proceso bien interesante en el que la academia juega un rol central, pero donde también encontramos múltiples situaciones de formación en lugares donde nunca lo esperaríamos. Talleres, grupos de estudio, asociaciones, procesos comunitarios y autodidactismo. La investigación es central en todo esto.
¿Cómo debe ser un museo del siglo XXI?
Un buen museo no tiene que ver con lo grandioso de su arquitectura o con los miles de piezas que despliega, sino con su capacidad de impulsar e inspirar, en quienes lo visitamos, reflexiones, preguntas, ambiciones de conocer más. Hay infinitas estrategias adoptadas por los artistas, curadores y museógrafos para generar situaciones mediadas, donde la experiencia artística se conjugue con un aprendizaje y reflexiones críticas, en donde queda claro por qué estoy viendo lo que veo, por qué está dispuesto de esta manera, a qué cánones obedece y cómo esto se vincula conmigo, con mi sociedad, mi cultura y con el momento que nos toca vivir.
Entiendo a los museos como algo vivo, en proceso, lugares para pensar, experimentar, educar y conocer. Son ámbitos ideales para formas de conocimiento nuevas, pero también clásicas y antiguas. En ellos muchas veces nos encontramos de una forma más abierta para poder pensar en lo que nunca habíamos pensado, para conocer una parte de la cultura a la que no le habíamos prestado atención, para cambiar nuestro punto de vista. Son espacios ideales para abrir preguntas, por lo general estamos más dispuestos y sensibles en relación con otros ámbitos.
¿Cómo fue tu formación y cuáles fueron tus referentes?
Mi formación conjuga espacios académicos e instancias no formales con un sinnúmero de experiencias personales que me han permitido llegar hasta aquí. De igual manera fue mi paso por la Facultad de Arquitectura de la Udelar un espacio central en mi formación.
Más allá de las diferencias significativas entre disciplinas como la arquitectura y el arte fue allí donde incorporé en mi práctica cuestiones centrales como la práctica proyectual, la investigación como parte central del proceso creativo, las prácticas asociativas, el trabajo en grupo transdisciplinar con un gran interés por la historia del arte, el diseño y la teoría. Allí encontré grandes docentes que permitieron que mis proyectos fueran reflexiones que utilizaban la arquitectura más que proyectos arquitectónicos en sí mismos. Abandoné la carrera antes de terminar bajo una necesidad de encontrar mi formación en otros espacios y comenzar a desempeñarme profesionalmente en el mundo del arte contemporáneo nacional.
En mi formación artística el sonido ha ocupado un espacio importante en mí. La música es una constante en mi vida, como parte de una familia de músicos tradicionales está presente en mi vida desde que nací. Mi recorrido profesional parecería diletante, pero desde mi perspectiva ha sido una constante de investigación, exploración para entender cómo funcionan los distintos sistemas, el del arte y la música respectivamente. El sonido con su cualidad inmaterial me ha permitido reflexiones acerca del arte y la cultura.
Puedo afirmar que más de veinte años de práctica artística sostenida me han brindado una experiencia particularmente rica y singular. Haber formado parte de proyectos en países como Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Austria, Estados Unidos, Alemania, Suiza, España, Israel, Portugal e Italia me permitió trabajar junto a profesionales de diversas disciplinas, tanto locales como internacionales. En ese trabajo compartido he tenido la oportunidad de compartir aprendizajes y experiencias, de construir vínculos y redes. Es muy estimulante sentirte parte de una gran comunidad.
¿Cuál es tu mirada hoy de lo que fue SOCO Festival?
Durante más de 10 años logramos tener en Uruguay un festival de música experimental y arte sonoro. Desde SOCO Festival (2010-2020) trajimos a Uruguay más de 100 artistas internacionales que desarrollaron conciertos, performances, dj sets, instalaciones, talleres, conferencias.
La experimentación en sonido es algo que me apasiona desde chico. El sonido es una consecuencia física de algo que no vemos, pero que podemos sentir, a través de nuestros oídos, pero también con el cuerpo entero. Son vibraciones que se mueven en el espacio. El sonido tiene múltiples imágenes, representaciones, pero también podemos pensar en los instrumentos y los dispositivos que los generan.
Fueron 10 años de trabajo fuerte colaborando con muchos colegas e instituciones. Pensando esta forma inmaterial de arte que a veces es físico, otras digital, invisible o material y muy denso.
Martín Craciun (1980, Montevideo, Uruguay)
Curador, profesor universitario e investigador en el campo de las artes y la cultura contemporánea. Ha desarrollado proyectos –exposiciones, audiovisuales, instalaciones y conciertos– en gran parte de los espacios expositivos, centros culturales y galerías de Uruguay, así como proyectos en las Américas, Europa y Asia.
En 2025 fue nombrado Coordinador del Instituto Nacional de Artes Visuales del Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay. Entre 2020 y 2025 fue curador general del SUBTE Montevideo y asesor del Departamento de Cultura de la Intendencia de Montevideo. Asesor artístico de la fundación Cervieri Monsuarez (2022-2025). Entre 2003-2015 fue parte del colectivo artístico alonso+craciun. Co-director de Amorir un lugar de prácticas artísticas estéticas y políticas (2007-2008). Curador del programa cultural de la feria de arte Este Arte las ediciones 2016, 2017 y 2018. Profesor en la Universidad Católica del Uruguay entre 2011-2020 y la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República entre 2006-2010.
Fue cocurador del Pabellón de Uruguay en la 12a. y la 14a. Bienal de Arquitectura de la Bienal de Venecia (2010 y 2014). Representó a Uruguay en la XII Bienal de la Habana (2015), la 7ma y 11va Bienal del Mercosur (2009 y 2018), curador invitado para Lisboa Capital Iberoamericana de la Cultura (2017), XIII y XIV Bienal de Artes Mediales de Santiago de Chile (2016 y 2018), Fotografía Contemporánea Uruguaya, Instituto Cervantes, Roma (2019), entre otros.