Con una larga trayectoria en el periodismo, Javier Toledo publicó su primera novela, Todo, menos no. En entrevista para La Mañana, analizó cómo el ojo entrenado del reportero es capaz de dotar de verosimilitud a un thriller que explora, en paralelo, el laberinto de una investigación criminal y la complejidad de un amor imposible.
Javier, Todo, menos no, tu primera novela, es un thriller que mezcla investigación periodística y una historia de amor. ¿Qué fue lo que detonó la escritura de esta historia? ¿Fue una imagen, un personaje o una inquietud periodística concreta la que dio el primer empujón para que esta novela existiera?
En realidad, siempre me gustó escribir, no es algo nuevo para mí, de hecho, tengo muchas historias que no he divulgado públicamente. En este caso, puntualmente, quise mezclar una trama romántica con una historia policial. El romance es un descubrimiento, por cuanto nunca me propuse volcarme a ese género. De alguna manera se fueron dando algunas situaciones de vida, puntuales, en la que fui explorando la temática, sobre la base de una sonrisa o una mirada de mujer. En el caso de la trama policial, soy un seguidor del italiano [Andrea] Camilleri y del español [Manuel] Vázquez Montalbán, creadores de dos grandes personajes. En mi caso, opté por un periodista como personaje central y un detective en un rol secundario, pero preponderante. Iván, el personaje principal, trabaja en un diario y viene realizando una investigación periodística en la que aparecen situaciones vinculadas con la mafia, el narcotráfico y el lavado de activos, mientras atraviesa un momento complejo en su vida personal. Vive una lucha interna por conquistar un amor difícil y trata, por todos los medios, de recuperar aquellos encuentros apasionados. La historia se desarrolla básicamente en Montevideo y Punta del Este, y en un paradisíaco lugar del mundo que prefiero mantener en reserva… En resumen, Iván se enfrenta a una misión clave que podría revelar una misteriosa red que opera en todos los niveles: político, económico y criminal.
El título es muy sugerente. Sin hacer spoiler, ¿podría explicarnos cómo se materializa esta frase en la doble búsqueda de Iván, su protagonista, por develar la corrupción y la personal por encontrar el amor?
Un amigo, que también es escritor, apenas se enteró del nombre, me definió el título como “sugestivo y peligroso”…. En la historia se revela claramente el significado de “Todo, menos no”. Puedo adelantar que obedece a factores emocionales, que surge –en la trama romántica– de sus fracasos amorosos anteriores, y no como una imposición para la relación. Los personajes centrales, atraviesan situaciones emocionales complejas, que los lleva a dudar y no creer… Esas idas y vueltas les hacen descubrir también que creen en el “destino”, las “almas gemelas” y las sincronicidades, es decir aquellas “coincidencias significativas” que todos tenemos en nuestra vida y que en esta historia logran el cometido de unir a Iván y Victoria.
En la radio, el ritmo lo marcan los segundos y la inmediatez. En la novela, el ritmo se construye con suspense y desarrollo de personajes. ¿Cómo manejó esta transición para dosificar la información y mantener al lector en vilo a lo largo de casi 200 páginas?
Llevo más de 25 años en radio Monte Carlo y he pasado por todos los roles dentro del departamento de prensa. Esa experiencia periodística me ayudó a volcarla a la ficción. Uno a través de los años logra acceder a distintas fuentes, con historias a las que, quizás, el formato de los informativos no se adecua por razones de tiempo para profundizarlas debido a la vorágine de la información diaria. Mi atracción por las historias policiales sumada a temas de actualidad como el lavado de dinero o el narcotráfico me permitieron entrelazar las historias. Es decir, al ser un periodista el personaje central, mi experiencia me facilitó unir las tramas, llevando al lector por un camino que deja en evidencia el vértigo de una investigación periodística y la lucha por un amor casi imposible.
De alguna forma, Iván vive un drama personal, mientras busca dejar al descubierto una red de mafiosos y un mundo de narcotráfico que lava dinero y sacude Punta del Este. Entonces puedo definir a Todo, menos no como un thriller policíaco con la intensidad de un romance inolvidable.
Todo escritor busca su voz. ¿Sintió que tuvo que “buscar” una voz literaria nueva, o descubrió que su voz ya estaba ahí, solo esperando el formato para expresarse?
Puedo confesar que el descubrimiento para mí es el de narrar una historia romántica, de amor y de vida. Nunca me lo propuse, es algo que se fue dando de forma paulatina. Pienso que es algo que ya estaba ahí, pero que no lo había explotado. De hecho, hoy en día tengo casi una veintena de cuentos románticos que quizás algún día publique.
Su novela demuestra cómo el ojo entrenado del periodista puede ser una herramienta literaria poderosa. ¿Podría darnos un ejemplo de cómo una habilidad específica del periodismo –como la entrevista o la observación de detalles– enriqueció de forma decisiva una escena o un personaje del libro?
Exacto, sí. El entrenamiento que te da escribir a diario sobre diferentes temas, pese a que en radio los “pie de notas” son breves, me ha facilitado enormemente la construcción del personaje central. Las coberturas de ruedas de prensa te dan la posibilidad de utilizar formatos o detalles que, de hecho, apliqué al momento de escribir la novela. Hay escenas donde determinados personajes convocan a la prensa, o quienes investigan esa red delictiva deben definir, por ejemplo, “qué le decimos a los medios” y por consiguiente a la “población”.
La trama de corrupción y narcotráfico en Punta del Este, aunque es ficción, refleja realidades sociales. ¿Escribir esta novela le ha hecho ver estos problemas de una manera diferente? ¿La ficción le permitió decir algo que el periodismo “objetivo” no puede?
Sobre lo primero, quizás al construir los personajes busqué –tal vez de forma inconsciente– entender las motivaciones, los dilemas y la fragilidad humana detrás de las acciones y me hice preguntas difíciles sobre la responsabilidad que tienen algunos de ellos, la justicia, lealtades y las decisiones que las personas deben tomar cuando las opciones son limitadas. Indudablemente el narcotráfico –y todo lo paralelo que se mueve a su alrededor– es un problema complejo, que no solo afecta al Uruguay, sino al mundo. Hay muchas visiones sobre cómo hacerle frente y tal vez todas ellas son válidas.
Con respecto a lo otro, la ficción puede plantear preguntas que el periodismo busca evitar por estar orientado a la verificación y la objetividad. No es que la ficción diga “la verdad” de forma definitiva. Al construir personajes, que afrontan “la toma de decisiones” sobre temas urticantes, indudablemente, buscas que afloren aspectos que todos tenemos y que ciertamente pueden calificarse como “crueles” o “duros”. Creo que la novela puede jugar con perspectivas múltiples y estructuras de poder para mostrar verdades que a veces no encajan en un reportaje habitual…



















































