Desde el 1º de octubre de 2025 al 31 de diciembre de 2025 se encuentran abiertas las inscripciones para formarse profesionalmente en las Escuelas del Sodre. Para saber más sobre estas convocatorias, entrevistamos a su directora general, gestora cultural y licenciada en psicología, Natalia Sobrera.
Con los cursos ya culminando, ¿cuáles son los desafíos a corto y mediano plazo, tanto a nivel de gestión como pedagógicos?
Este es uno de los momentos de mayor desafío del año para estudiantes, pero especialmente para las y los estudiantes que egresan. Es el tiempo de poner en escena, sobre el escenario de la Sala Nelly Goitiño, todo lo aprendido a lo largo de su trayecto formativo. En las formaciones de Tango, Folclore y Danza Contemporánea, son los propios estudiantes quienes crean y dirigen sus propuestas escénicas, lo que implica un compromiso creativo y emocional muy profundo. Son semanas de intensa emoción y nerviosismo, propias de etapa final, donde se combinan la evaluación con la vivencia artística. Desde la gestión institucional, este período también representa un gran desafío: acompañar los procesos de cierre académico y artístico mientras, en paralelo, proyectamos el inicio del próximo año. Esto incluye las evaluaciones de desempeño y planificación de contratos anuales, planificación de talleres de febrero, la definición presupuestal y la gestión de infraestructura. Es una etapa que exige presencia y mirada múltiple, tanto en lo pedagógico como en lo organizativo.
Una formación disciplinar pública, gratuita y de nivel terciario como la que ofrecen las Escuelas del Sodre, ¿tienen lugar en algún otro país? ¿Cómo fue el proceso?
Las Escuelas del Sodre nacen en setiembre de 1975 y comienzan a dictar sus cursos en marzo de 1976, con las formaciones de Ballet y Folclore. Son ya 50 años de un proyecto posible gracias a la visión y el impulso de dos mujeres fundamentales: Flor de María de Ayestarán y Margaret Graham. La misma pasión que dio origen a las Escuelas es la que las ha sostenido y fortalecido a lo largo del tiempo, consolidándolas y permitiendo avances tan significativos como el reconocimiento de su nivel terciario.
Con una propuesta pública, gratuita y de formación disciplinar en danza clásica, folclore, danza contemporánea, tango, canto lírico y formación docente en artes, las Escuelas del Sodre presentan un modelo único. En la región pueden encontrarse instituciones con algunos puntos en común, como el Instituto Universitario Nacional de las Artes (IUNA) o el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, ambos en Argentina, pero nuestro modelo se ubica en un punto de equilibrio entre ambos: con un fuerte énfasis en lo artístico y una titulación de intérpretes creadores de carácter terciario no universitario.
Llegar a ser una formación terciaria no universitaria fue un camino largo. Durante muchos años nuestras titulaciones no tenían reconocimiento formal, algo llamativo siendo parte del propio Ministerio que regula centros de enseñanza y sus titulaciones.
El tema empezó a tomar fuerza cuando Martín Inthamoussu dirigía las Escuelas. En 2018, con Rosita D’Angelo al frente de la Dirección Nacional de Educación, se armaron las primeras comisiones para buscar una solución y dar un marco oficial a títulos que estaban fuera del sistema educativo.
A partir de ahí trabajamos (en ese momento me desempeñaba como Adjunta a la Dirección) con ANEP, Udelar, UTEC, Educación Policial y Militar y EMAD para encontrar nuestro lugar dentro del sistema. Ese trabajo derivó en el Decreto aprobado en 2020 y reglamentado en 2021.
Desde entonces, pasamos por un arduo y gran trabajo sobre nuestros planes de estudio y programas ya que los mismos pasaron a ser aprobados por la Comisión de Educación Artística del MEC, que asegura que cumplamos los estándares académicos y artísticos.
Gracias a todo ese proceso, hoy Canto Lírico, Danza Contemporánea, Tango y Folclore son carreras terciarias no universitarias reconocidas oficialmente.
Con el año lectivo ya comenzado, ¿qué resultados tuvo la convocatoria y la posterior selección? ¿Son resultados esperados? ¿En qué escuela hubo mayor demanda y por qué? ¿Qué edades, lugares de origen, niveles de estudios previos tienen los nuevos estudiantes? ¿Siguen siendo pocos los varones que cursan Danza? ¿Hay que hacer otro spot como el de Cavani? ¿Cuántos cupos se ofrecieron? ¿Cuántos grupos se formaron? ¿Quedó una lista de espera?
La convocatoria 2024 culminó con 836 postulaciones en todas las áreas de formación, incluida Formación Docente en Artes que no se habilitó inscripciones para el 2026. Si bien se trata de una cifra significativa considerando los jóvenes que habitan el país, desde la institución seguimos trabajando para ampliar nuestro alcance, ya que aún identificamos sectores de la población que no conocen a las Escuelas.
En los últimos años, la mayor demanda se ha concentrado en el área de Danza Contemporánea. Desde su creación en 2014, se ha observado un cambio en el perfil de ingreso: anteriormente se presentaban personas con mayor trayectoria en danza y de edades más avanzadas; actualmente se incorporan mayoritariamente jóvenes que incluso llegan a tener entre 16 y 18 años.
El área de Folclore continúa siendo la más diversa en términos de procedencia. Un número importante de sus estudiantes proviene del interior del país, lo que implica procesos de radicación en Montevideo y requiere acompañamiento específico. Este rasgo ha consolidado al área como un espacio de referencia y acogida dentro de la Escuela.
Para el presente año, el ingreso a primer año quedó conformado por 144 estudiantes. Se conformaron dos grupos en Folclore (matutino y vespertino), un grupo en Danza Contemporánea, uno en Tango, un grupo en Danza Clásica en su modalidad regular y otro correspondiente al curso intensivo de varones mayores de edad, además de 10 ingresos en Canto Lírico que se caracteriza por ser una formación de trayecto individual y ya no grupal.
En los años en que se impartió la formación docente en artes, el ingreso anual a primer año promedió los 35 estudiantes.
¿Cuánto tiempo en años/semestres/horas cursan? ¿Cuántos créditos deben obtener? ¿Tienen materias electivas y obligatorias? ¿Son todos cursos presenciales? ¿Con qué título egresan y para qué los habilita? ¿Pasan a formar parte de los elencos estables? ¿Tienen una tesina de egreso? ¿Hacen algún tipo de pasantías a nivel nacional o en el exterior? Y los docentes, ¿para dónde quedan formalmente habilitados a dar clases?
En Folclore, Danza Contemporánea y Tango, la formación dura cuatro años: dos de Ciclo Introductorio y dos de Tecnicatura. Las clases son presenciales, cuatro horas por día, de lunes a viernes.
En Danza Clásica, el recorrido completo son ocho años, porque las y los estudiantes comienzan alrededor de los 9 años. También existe el Intensivo para varones, que dura cuatro años más un año de Tecnicatura. La carga horaria arranca con tres o cuatro horas diarias y, después del ciclo inicial (5to), pasa a seis horas por día.
En Canto Lírico, la estructura es de dos años de ciclo inicial y cuatro de Tecnicatura. La cursada es más personalizada: cada estudiante avanza a su ritmo y trabaja entre siete a ocho materias anuales.
Quienes egresan obtienen el título de intérprete creador en su disciplina, lo que les permite ejercer profesionalmente o continuar estudios en otras instituciones.
Las instancias finales también varían: en Arte Lírico se realiza un recital de egreso; en Folclore, Danza Contemporánea y Tango, se presenta una obra creada y dirigida por el propio estudiante; y en Danza Clásica se rinde ante un tribunal con una modalidad específica, además de las muestras finales con una obra de repertorio clásico.
Esta formación mueve zonas sensibles que pueden requerir apoyos de orientación, máxime en jóvenes que por primera vez se exponen a este tipo de desafíos. Para evitar conflictos que puedan generar en deserciones, ¿hay algún marco institucional que oriente y contenga? ¿Hay evaluaciones, jornadas de intercambio, reuniones? ¿Hay un reglamento explícito con la acreditación? ¿Los programas y la posibilidad de consulta permanente están en una plataforma online? ¿Hay evaluación de los docentes por parte de los estudiantes y de la Dirección?
El marco institucional de la cursada está definido, ante todo, por los Planes de Estudio y los Programas Curriculares de cada formación. Allí se establecen las expectativas de cada carrera y los objetivos de aprendizaje de todas las asignaturas. A través de CREA –la plataforma de Ceibal que utilizamos– los estudiantes acceden al plan y a los programas actualizados.
Cada asignatura detalla no solo sus contenidos y la forma en que serán abordados durante el año, sino también las competencias que se espera desarrollar y cómo éstas se articulan con el perfil de egreso. Nada está aislado: cada materia ha sido analizada para asegurar que aporte de forma concreta a la formación del futuro artista de la escena contemporánea. Complementariamente, el Reglamento de Estudios establece los criterios y procedimientos de evaluación.
A su vez, en el marco del trabajo de consolidación de los planes terciarios, hemos avanzado muchísimo en la revisión de contenidos, objetivos, modalidades de evaluación y su coherencia con el modelo formativo de la Escuela.
Este proceso se sostiene además en un seguimiento académico sistemático que realizan las coordinaciones académicas. Son las Coordinaciones de cada área académica quienes realizan evaluaciones semestrales del desempeño docente y, a partir de ellas, generan instancias de intercambio para revisar avances y ajustar el trabajo si es necesario. Los estudiantes también participan del proceso mediante una evaluación docente anual, anónima, que aporta información relevante para el fortalecimiento de la calidad educativa.
Recordemos a los lectores que las seis escuelas (Ballet, Tango, Folclore, Canto Lírico, Danza Contemporánea y Formación docente) estaban desperdigadas en distintas sedes y que hoy están funcionando en un hermoso edificio (Av. Uruguay 876, entre Andes y Convención) que tiene, entre otros, un salón 460 metros cuadrados. ¿Qué le falta aún y qué permite esta nueva sede?
Esta sede que estamos disfrutando en 2025 todavía sigue creciendo. En la parte de atrás del edificio se está levantando una estructura de tres pisos donde vamos a tener tres salones de danza, dos salas individuales para música, un espacio para el Programa en Salud, una sala docente y vestuarios con duchas. Cuando esa obra termine, Arte Lírico por fin podrá mudarse, y todas las áreas –incluida formación docente– van a convivir en un mismo lugar.
Algo muy lindo que pasó con este edificio es que se convirtió en un verdadero punto de encuentro. El hall, que es amplio y muy abierto, fue apropiado enseguida por los estudiantes. Entre clase y clase se quedan ahí, comparten, ensayan, conversan. Y eso hace que estudiantes de Contemporánea se crucen con los de Folclore, con los de Tango, con los de Canto o Clásica, y que se reconozcan como parte de la misma Escuela.
Además, tener un salón con las dimensiones del escenario mayor del país –como el de la Sala Fabini del Adela Reta– es un privilegio enorme para la formación. Les permite ensayar en un espacio real, probar cosas, equivocarse, corregir, sin tener que esperar a las muestras o presentaciones. Aprenden a manejar distintos tamaños de escenario en el propio proceso formativo, y eso marca una diferencia enorme.
Hay tres elencos juveniles. ¿Cómo se conforman? ¿Son optativos? ¿Hicieron 34 presentaciones ante 28.500 espectadores en el interior del país? Eso genera mucha empatía y motivación entre los jóvenes de todo el país. ¿Cómo ayudar a aquellos que lo deseen a que puedan cursar estas carreras?
Felizmente contamos con tres elencos juveniles. Uno de ellos, el elenco de contemporáneo, este año no se presentó, pero ya estamos planificando su regreso para 2026. Los tres elencos son optativos, y eso permite que los estudiantes puedan seguir formándose desde la experiencia escénica directa, que es una parte fundamental de su crecimiento artístico.
En estos últimos años hemos fortalecido mucho esta línea de trabajo. Junto con las Coordinaciones Académicas venimos impulsando la idea de mirar más allá del dominio técnico: lo que pasa en escena hoy exige sensibilidad, interpretación, capacidad de interpelar al público. Estar en un escenario no es solo ejecutar bien; es decir algo, transmitirlo, conmover.
Mientras generamos estas oportunidades –que son profundamente formativas y que además entusiasman a los jóvenes porque los conecta con aquello que les gusta hacer– también cumplimos un rol central como institución pública: promover el acceso democrático a la cultura.
Cuando decimos que queremos que más personas conozcan la existencia de la Escuela, no esperamos que todas elijan una formación artística, pero sí que puedan ejercer su derecho a acceder a la cultura. Para que ese derecho sea real, entendemos que nuestra contribución es llevar nuestras propuestas artísticas, de forma abierta, a distintos barrios de Montevideo y también al interior del país.
Sin dudas, algunos nombres de exalumnos o docentes pueden servir como referencia del alto nivel de capacitación de las escuelas. ¿Podrías citar algunos?
En todas las áreas contamos con figuras de gran trayectoria, y voy a tratar de mencionar algunos nombres contemporáneos de referencia. En Danza Clásica, por ejemplo, están María Noel Riccetto, Rosina Gil y Giovanna Martinatto, quien además es la actual Coordinadora Académica del área.
En Arte Lírico, su coordinadora, Raquel Pierotti, es un nombre destacado a nivel internacional, y también podemos mencionar a artistas jóvenes que hoy tienen un recorrido muy fuerte, como Andrés Presno.
En Danza Contemporánea –que es una carrera más reciente– contamos con docentes como Andrea Arobba, Florencia Varela, Daniela Pássaro y Andrea Lamana, entre muchas otras y otros referentes del medio.
En Folclore, aunque quizá los nombres no sean tan conocidos públicamente, la calidad es enorme: Jorge Caride, director desde hace años de Danza América, es el actual Coordinador Académico del área.
En Tango, la coordinación está a cargo de Paola Mainero, con un recorrido consolidado, y también destacan figuras como Stefanía Colina y Rodrigo Fleitas.
Y podría seguir, porque en cada área hay artistas y docentes de enorme valor. Por eso prefiero dejarlo aquí para no caer en omisiones injustas: realmente contamos con equipos de excelencia en todas las formaciones.
Por último, pero no menos importante, nos gustaría saber algo más de ti: de tu formación, de tus referentes y de cómo sientes que esta responsabilidad va en línea con tus intereses. ¿Qué te gustaría lograr y cuál sería la impronta que desearías que tu dirección les deje a estas escuelas?
En lo personal, soy psicóloga y me formé también en gestión cultural. Aunque durante un tiempo pensé que mi camino iba a estar lejos del ámbito artístico, siempre hubo algo así como un imán que me traía de vuelta. Soy espectadora apasionada de las artes escénicas desde que tengo memoria y, quizás por timidez, no me dediqué a lo escénico en sí, sino a todo lo que hace posible que lo escénico ocurra.
Ingresé a las Escuelas del Sodre en 2013, después de una experiencia muy rica en la Universidad de la República, donde pude trabajar y estudiar pensando los procesos formativos y de gestión. En las Escuelas encontré el lugar donde se unieron mis tres mundos: las artes, la gestión y la psicología –sobre todo desde su mirada organizacional–. Pensar una organización como el Sodre, con sus tensiones, su historia y su movimiento constante, es realmente apasionante.
A nivel institucional, hubo dos metas que me propuse desde el inicio: alcanzar el reconocimiento terciario de la formación artística y mejorar las condiciones de trabajo y estudio. Siento que ambas se lograron y que hoy estamos en un proceso de consolidación gracias al trabajo sostenido de un gran equipo de coordinadores y docentes.
Aun así, siento que todavía podemos crecer muchísimo en la gestión académica y en cómo nos posicionamos como centro educativo. Tengo un sueño muy concreto: inaugurar una biblioteca especializada en educación artística, un lugar que sea referencia nacional, donde estudiantes, docentes y artistas puedan encontrarse, estudiar, crear, conversar.
Me gustaría que, algún día, el Sodre sea reconocido no solo por sus salas hermosas y por la excelencia técnica de sus cuerpos estables, sino también como un espacio donde se piensa y se produce conocimiento. Imagino a las Escuelas del Sodre como un motor de investigación, de reflexión y de vínculo con el medio.
Tal vez sea un proyecto que roza lo universitario, sí, pero creo de verdad que esta Escuela –y el Sodre en su conjunto– pueden dar ese paso: dejar de ser solo un lugar de reproducción (como lo permiten sus salas) para convertirse también en un lugar de producción, no solo artística a través de sus cuerpos estables, vestuarios o escenografía, sino también de conocimiento. Ese es el horizonte que me entusiasma y que me mueve.
Carreras disponibles
Arte Lírico, Ballet, Folclore, Danza Contemporánea, Tango. Formación pública y gratuita. Las Escuelas del Sodre ofrecen una educación integral que combina la excelencia técnica de cada disciplina con asignaturas de base fundamentales: Música, Historia del Arte, Historia de la Danza, Comunicación, Gestión, Producción, entre otras. Todo orientado a la construcción de intérpretes creadores, capaces de aportar a la escena artística nacional e internacional. Las carreras requieren un compromiso intenso de estudio y práctica, garantizando un nivel académico, teniendo los estudiantes la oportunidad de integrarse a producciones de los elencos estables del Sodre, así como a proyectos propios de las Escuelas, que recorren escenarios de todo el país.
Proceso de ingreso
Todas las formaciones requieren audiciones. En este enlace, en el ítem Carreras, se detallan los requisitos y documentos necesarios para cada área.
Período de inscripción: del 1º de octubre de 2025 al 31 de diciembre de 2025.
Vías de contacto
[email protected]
Ballet: [email protected]
Danza Contemporánea: [email protected]
Danzas Folclóricas: [email protected]
Tango: [email protected]
Escuela Nacional de Arte Lírico: [email protected]
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