Tras finalizar un proyecto de tres años liderado por el Ing. Roberto Lima en la cuenca de la laguna Merín, ahora se trazan nuevas metas para los diferentes cultivos. El programa fue financiado por ANII como validación bajo la modalidad de cooperación público-privado, contó con el aporte de Barraca Erro y la colaboración de INIA Treinta y Tres.
El proyecto de validación para la inclusión de cultivos bajo riego en la rotación arroz-pasturas en zonas bajas del este que acaba de finalizar con la última zafra arrojó resultados alentadores y marca un camino hacia la estabilización de los rendimientos en varios cultivos. Estas son apenas algunas de las conclusiones a las cuales arribaron durante la última convocatoria días atrás tanto los impulsores del trabajo como los técnicos y productores que se fueron sumando durante el proceso.
La iniciativa estuvo encabezada por el Ing. Agr. Roberto Lima, quien junto a Heber Mateo, Jesús Castillo y Daniel Gonnet conforman Consultora del Este, con más de 20 años asesorando a productores agrícolas, generando temas de discusión, estando al frente de ensayos con nuevas variedades y nuevos dispositivos tecnológicos para llevar adelante en esa parte del país. Igualmente, se contó con la colaboración del Ing. Manuel Aguirre también integrante de Consultora del Este y contratado para este proyecto. Lima recordó que durante todo este tiempo participaron diferentes profesionales que enriquecieron la tarea del grupo. Consultora del Este desarrolla su actividad estrechamente ligada a los sistemas arroceros con una fuerte impronta vinculada al riego y con presencia de otros cultivos como soja y maíz y explotaciones ganaderas.
El proyecto que comenzó hace tres años y finalizó en la última zafra arrocera incorporó la geonivelación como principal herramienta para corregir a través de tecnología satelital y palas correctoras las depresiones y coronas que puedan existir en el suelo para que el agua de riego pueda correr sin interrupciones. De esta forma se habilita no solo el riego en cultivos que necesariamente lo requieren, como el arroz, sino también en otros que no están adaptados a este formato.
El plan, que alcanzó unas 200 hectáreas por año, tuvo el financiamiento de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) y el apoyo logístico de Barra Erro. Contó con la participación de técnicos de INIA y jornadas educativas con estudiantes y docentes de UTEC.
El objetivo era desarrollar rotaciones de arroz con soja y maíz buscando alcanzar cierta estabilidad en los rendimientos de cada uno de esos cultivos. En este sentido, el profesional dijo que las estrategias desarrolladas fueron dirigidas a obtener alta productividad y un seguro de rendimiento con la utilización del agua en determinados momentos estratégicos.
Para el caso de la soja, el riego por camellones fue el que mostró mejores resultados, aunque en el caso de la utilización de modalidad de riego por taipas los resultados también fueron positivos. En el proyecto también incluyeron el maíz en camellones y riego por surcos.
En soja, esa estabilización significa 3500 kilos por hectárea, con picos que alcanzan los 4 mil, similar a los resultados que se están logrando en algunas zonas de Brasil con el mismo sistema. La soja regada con taipas obtuvo rendimientos algo menores, que oscilan entre 2500 y 3000 kilos por hectárea. En tanto, en maíz de segunda implantado sobre el 20 de diciembre se alcanzan fácilmente los 9 mil kilos por hectárea. Entre los resultados logrados sobre los cultivos de arroz, se destacan una reducción entre el 15% y 20% de la cantidad de taipas necesarias y mejoras en los rendimientos del orden del 5%.
De a acuerdo con lo señalado por Lima, ahora se abre un abanico de posibilidades para el desarrollo de pasturas sembradas en línea sobre rastrojos bajo riego. La festuca es una buena opción con posibilidades ciertas de obtener buenos resultados.
Durante el proceso “fuimos consolidando algunos datos interesantes en geonivelación en sí, consumo y necesidades de riego” y que provocaron interacciones entre los técnicos y productores.
Durante los tres años en que se implementó el proyecto se trabajó a escala comercial en un área aproximada a las 200 hectáreas divididas en diferentes predios. Se destacaron las experiencias logradas en establecimiento Arroyito de Agropecuaria El Tero, en Casarone Agroindustrial SA, el predio de Alfonso Guerrina en la 7ª de Treinta y Tres y establecimiento La Mini, donde Hugo Manini Ríos “fue un impulsor de este proyecto desde el primer momento”.
Tras el cierre del proyecto quedan unas 7000 hectáreas geoniveladas en todo el país con varios equipos técnicos y empresas desplegando sus primeros servicios. En tanto, se abre un nuevo escenario para el cultivo de soja con 2000 hectáreas implantadas sobre camellón, algo que va a arrojar nuevas posibilidades al sistema.
En un escenario de producción intensiva, la inversión para el desarrollo de la geonivelación es relativamente económica, teniendo en cuenta que se puede pagar en uno o dos años. Lima dijo que se trata de un sistema “muy estable” debido a que se le deben hacer retoques cada 4 o 5 años. Se trata de tareas que se deben desarrollar en verano con una previa planificación con bastante tiempo de anticipación.
Según informó el profesional actualmente este tipo de inversiones están formando parte de los proyectos de riego de interés presentados ante COMAP dado el evidente efecto de desarrollo de zonas rurales del Este del país




















































