Con una oferta abultada y buen ánimo de parte de los productores, los remates de ganado lechero en esta zafra de otoño se desarrollan con mucha puja y buen interés. El escenario es de encuadrar buenos precios, un estado excepcional de los animales, excelente oferta forrajera y un mercado acorde al momento.
El otoño es un período clave para el futuro de la lechería si se mide en términos anuales. Y vaya si en este año el clima está acompañando a un mercado de ganado lechero pujante y con una oferta que se dispersa fácilmente por los establecimientos uruguayos. Para el consignatario Martín Carbajal es normal que la oferta sea importante, porque cuando las condiciones se normalizan aquellos productores “que tenían en mente ir saliéndose del negocio aprovechan y toman la decisión de salir a vender o liquidar”. Mientras esto sucede, en la otra punta del negocio se encuentran productores apalancados por un buen escenario de negocios que operan “con cierto optimismo que facilita” el cierre de las ventas.
De los dos períodos de comercialización de ganado lechero el de otoño es el más importante porque se juega gran parte del partido del año. Conocida como la zafra de reproductores, en esta época del año se concentran el grueso de las operaciones de hembras en producción o próximas a parir y de machos con destino ya sea al repaso de las vacas que fallaron en su inseminación o para el entore de los pocos establecimientos que aún tienen este sistema reproductivo como su principal herramienta de futuros.
El empresario del departamento de Colonia aseguró que el clima ha sido determinante para que se esté desarrollando un buen escenario comercial. Se trata de un contexto fundamental que opera sobre el ánimo de los productores y los impulsa a salir a comprar y “pagar un poquito más”. Aseguró que, aunque las proyecciones hacia adelante no sean tan alentadoras, con un clima bueno como el que se está transitando desde hace varios meses, “el productor se anima hacer negocios”. En contrapartida, “con un clima malo se frena”.
En esa misma línea Carbajal aseguró que el productor “viene metiendo genética por inseminación a una escala mucho mayor de lo que es la entorada”. Pero, de igual modo, agregó que los toros siguen teniendo una participación importante en la comercialización en este momento del año. La gran mayoría de los establecimientos los utilizan para asegurar el mayor porcentaje de vacas preñadas, aunque también existen tambos que utilizan al reproductor macho como la única opción reproductiva.
Las ventas acompañan el buen clima
En lo estrictamente comercial, el consignatario dijo que “tenemos una zafra de venta de toros que está acompañando” no solo con consultas abultadas, sino también un importante cierre de operaciones. Enfatizó además que los machos “siguen siendo una herramienta vigente en los tambos”, más allá de la presencia de la inseminación.
Igual situación es la que sucede con las reproductoras hembras. También el otoño es la época “donde mucha gente sale a comprar vacas que estén con leche fresca”, como le gusta decir a Carbajal para afrontar los meses de invierno. De esta manera el tambero se asegura hacer la diferencia produciendo buenos sólidos.
Hasta el momento los negocios han sido fluidos y con buenos valores, pero sin los picos que se registraron durante la zafra del año pasado, cuando algunas vaquillas y vacas recién paridas se comercializaron entre US$ 2400 y US$ 2500. En los remates organizados por el Escritorio Waldemar G. Carbajal ha existido mucha puja por los productos ofrecidos, tanto en pista como en los remates virtuales. “Incluso nos ha pasado que muchos productores no se han animado a comprar en los valores de los remates, cuando aun así lo precios no han sido de sorprenderse”, dijo a La Mañana.
Por tratarse de una zafra con mucho volumen de productos a la venta el mercado, Carbajal ve un “productor que está más conservador” que en otras instancias. En un escenario con mucho ganado ofreciéndose, los compradores se muestran más especulativos de lo habitual, “pensando que van a conseguir mejores valores sobre la marcha o en la recta final de la zafra”. A raíz de esto, se evidencia un mercado con precios más razonables, “lo que a mí me parece totalmente sano”, aseguró el empresario. “Los puntos inflacionarios de una zafra o de un rubro nunca son buenos cuando se disparan los precios” dijo Carbajal, “porque después hay que pagarlos”. En un mercado local muy fluctuante en cuanto a precios de ganado, “donde la estabilidad no es una constante”, hay que ser muy cauteloso a la hora de invertir.
Los factores que determinan un buen clima de negocios
El operador dijo que los productores se están preparando lo suficientemente bien para enfrentar un buen invierno. Aprovechando el clima, se están dotando de buenas reservas y forrajes y utilizan este período para desarrollar buenas implantaciones que les permitan tener abundantes alimentos para sus rodeos. Con este escenario de fondo en este 2025 existe un buen ambiente para los negocios.
A su entender, también existe una serie de componentes que terminan impactando en este contexto favorable. Entre ellos, destacó el precio de la leche que está influido por el precio del dólar. Un dólar que esté fortalecido “por ahí no ayuda a la ecuación del productor, que percibe sus ingresos en pesos y que tiene que salir a comprar dólares para pagar muchos de sus insumos” y su funcionamiento.
Otro de los factores que son un poco más indirectos pero que ayudan a la formación de precios es el valor de una vaca de descarte, que hoy tiene buenos precios. Actualmente una vaca gorda de descarte está por encima de los mil dólares y ayuda muchísimo a completar la ecuación. El ternero es bastante marginal en la ecuación de la lechería porque de hecho muchos productores ni siquiera lo crían, pero hoy goza de un buen precio. Un ternero criado anda en el entorno de US$ 1,80 y US$ 1,90, “y por ahí compensa criarlo”.
En tanto la ternera, que tiene la exportación en pie como una de sus principales alternativas, se puede vender a US$ 3 el kilo, lo que ayuda mucho porque “son la caja que va haciendo el productor”, sobre todo los establecimientos más pequeños que “tienen que salir a comprar esa vaca próxima o recién parida” porque no tienen la posibilidad de criarla por la escala de sus establecimientos. Entonces “sale a operar al mercado” y “se anima a pagar un pesito más”