El intercambio incluyó un debate sobre la relevancia de la cadena cárnica uruguaya; Normey reclamó hablar sobre la brecha productiva y la competitividad; Reilly apuntó a la innovación y el desarrollo.
El lunes 8 en la Expo Prado, el Instituto Nacional de Carnes (INAC) presentó la conferencia “El agro que somos: contribución de la cadena cárnica al país”, cuyo disertante fue el Ec. Alfonso Capurro, de CPA Ferrere. Seguidamente se conformó un conversatorio con la participación de Gastón Scayola (presidente del INAC), Ricardo Reilly (delegado de la Asociación Rural del Uruguay en INAC), Rafael Normey (presidente de la Federación Rural), Marcelo Secco (presidente de la Asociación de la Industria Frigorífica del Uruguay) y Eduardo Urgal (delegado de la industria frigorífica en INAC).
En su exposición, Capurro dijo que la ganadería vacuna es de los sectores más importantes del país, aunque no sea el de más crecimiento en los últimos años. Señaló que “desde el punto de vista extensivo, en área, el sector ganadero no tiene mucha oportunidad de crecer porque no hay más hectáreas, y difícilmente se pueda disputar área a otros sectores como la forestación o la agricultura. Entonces la oportunidad de crecer está en la eficiencia, y ese es el desafío mayor”.
Precisó que en los últimos 12 meses de agosto, la ganadería vacuna aportó en exportaciones US$ 3000 millones (carne y subproductos), y unos US$ 365 millones en ganado en pie, y es probable que terminemos 2025 por encima de los US$ 3600 millones, con lo que el sector ganadero recuperaría el primer lugar, superando a la forestación: “Hoy la celulosa exporta US$ 2500 millones y el sector forestal en su conjunto unos US$ 3000, los servicios no tradicionales como software y servicios empresariales exportarán otros US$ 3000 millones”, por lo que este año la cadena cárnica estará en lo más alto de las exportaciones, ayudada por los precios récord del producto.
Además, la cadena genera el 6% del empleo privado en forma directa con 80.000 a 90.000 empleos; es el que tiene mayor dispersión territorial con presencia en los 19 departamentos.
El economista cerró su exposición destacando los precios de exportación de la carne en la actualidad, que “son máximos históricos, y esos precios son la señal más poderosa para impulsar inversiones y mejoras de la productividad”; la pregunta es “en qué medias estos precios son transitorios o permanentes”.
Corregir las brechas productivas
Finalizada la exposición de Capurro, comenzó el conversatorio. Rafael Normey reflexionó sobre la visión que tiene la población urbana y alejada del agro sobre el productor y señaló que a pesar de las críticas al sector Uruguay “sigue teniendo al agro como el principal motor de la economía” y eso sucede “porque es lo que somos” como país con “condiciones naturales de clima, suelo y pasturas”.
Producir es algo que “hacemos muy bien, tenemos ventajas comparativas y nos cuesta mucho transformarlas en ventajas competitivas”, señaló, y advirtió que la ganadería de Uruguay ha crecido y que llegó el momento de dar el salto, transformando ese crecimiento acumulado en desarrollo que es una etapa superior, una fase diferente.
En comparación con otros países ganaderos, “nuestra ventaja es que nosotros podemos crecer, ese es un potencial que debemos tener claro”, consideró.
Para expresar ese potencial, es clave que seamos capaces de corregir las “brechas productivas”, y mencionó ejemplos de producción en el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) que no se dan a nivel productivo: “En INIA La Estanzuela se producen 1000 kilos de carne por hectárea, en invernada; en INIA Tacuarembó, 200 kilos por hectárea en campo natural con cría; INIA Treinta y Tres, en sistema de invernada, 400 kilos de carne a pasto. Sin embargo, los números reales en las Carpetas Verdes muestran una producción de 95 kilos; y en Fucrea 150 kilos. Entonces tenemos el dato y sabemos que podemos duplicar la producción. ¿Cómo no va a poder Uruguay producir 200 kilos en todo el país? Uruguay puede, pero no sucede. Lo que tenemos que preguntarnos es por qué no pasa eso”.
Además, “ser productor en Uruguay es muy difícil porque tenemos un contexto de clima, precios y costos”, dijo en otro momento de su intervención.
“Cada día hay que tomar decisiones” y uno de los temas que debemos tratar es “la agenda de competitividad que tiene cuatro pilares”, el primero es “el costo país, de producción, la macroeconomía, el dólar atrasado”.
El segundo, “la presión fiscal, tenemos que hacernos entender que hay impuestos que sería muy rentable para el Estado bajarlos, pero eso no se acepta: si se baja los impuestos el Estado va a recaudar más”, aseguró.
En tercer lugar, apuntó a “los mercados” y el ingreso a estos en las mejores condiciones; y cuarto, “el cambio tecnológico” por el cual “podemos aumentar la producción siendo sustentables y amigables con el medioambiente”.
Innovación y desarrollo
Ricardo Reilly por su parte enfatizó en la innovación y el desarrollo del conocimiento, sin los cuales “la evolución del complejo cárnico no hubiera sido posible”.
“Todos los números vinculados al sector han ido evolucionado y se han ido generando efectos multiplicadores de la mano de ese conocimiento e innovación donde la genética tiene mucho que ver. Cuando uno recorrer los galpones del Prado lo que ve son muchísimos años de mejora genética permanente”; y “cuando Uruguay se presenta al mundo estamos presentando 150 años de esa mejora genética” como resultado de “un montón de cosas que nosotros mismos subestimamos”.
“Uruguay no es irrelevante en ningún aspecto en el comercio internacional”, sostuvo. “Es un país que exporta casi 500.000 toneladas, imaginen lo que sería sacar a Uruguay del mercado con la demanda que hay. Es relevante hacia adentro y hacia afuera”.
En otro sentido, dijo que el desarrollo puede ser coyuntural o estructural. “Para que sea estructural, tiene que venir de la mano del acceso a los mercados y el precio”, porque “podemos hacer todos los planes de mejora que se nos ocurra, pero los tres millones de terneros van a venir en la medida que exista precio en el mercado internacional y buenas condiciones de acceso, porque eso se traslada al complejo la cadena de la carne”.
Uruguay relevante o irrelevante
En el conversatorio, Gastón Scayola dijo que el agro es fundamental para la economía, la cultura y la realidad del país, algo que el INAC intentó reflejar en su estand del Prado y lo ha logrado mostrando a los niños –que hacen fila para ingresar– conceptos relevantes de la producción agropecuaria y de la carne como alimentación. Es un mensaje que no va al público especializado, sino a “toda la población respecto a la relevancia del agro para Uruguay, y dentro del agro la cadena cárnica”.
Comentó que los 3 millones de terneros son motivo de festejo, pero “no alcanza, necesitamos un volumen mucho mayor para atender las necesidades de los mercados, incluyendo la exportación en pie”, más las necesidades de “ocupar una capacidad industrial instalada que podría hacernos muchos más eficientes. Cuando un eslabón está en riego, es toda la cadena la que sufre”.
En el concierto internacional “los números de Uruguay pueden ser chicos, pero yo creo que somos muy relevantes. En la región Uruguay ha sido el mejor de la clase, hemos estado un paso adelante con la trazabilidad y la tecnología. Somos distinguidos como un país que produce de forma sostenible, un país que cuida su campo natural. Somos relevantes porque cuando vamos a China escuchamos que lo que quieren con Uruguay no es una relación comercial sino una integración integral y estratégica”.
Eduardo Urgal discrepó del concepto de relevancia mencionado por el presidente de INAC aplicado al mundo, aunque reconoció que el sector sí lo es para Uruguay. En el mercado internacional “Uruguay es un jugador irrelevante”, opinó. “No somos relevantes para nadie” porque nuestra parte del mercado es muy inferior.
El complejo cárnico está “gozando de una sanidad buena, pero en el caso de la industria tenemos algunos contrastes que no permiten reafirmar lo mismo, y ahí tenemos el desafío del crecimiento. Necesitamos más producción” para mover toda la industria y que toda la industria sea “competitiva y sustentable”, valoró.
Uruguay fue el primer país en hacer cosas que nos permitieron marcar la diferencia en la región, pero cuando uno “no mueve la aguja en el concierto internacional de la carne es que somos irrelevantes”, insistió. Argumentó que “necesitamos nuevas ideas”, y propuso que “Uruguay debe duplicar el volumen” de producción.
Integralidad de las cadenas
Marcelo Secco hizo referencia a los cambios geopolíticos que se han dado en el mundo en los últimos tiempos, en tanto que nuestro país conserva su estructura básica ganadera: “Todos los días miramos qué está pasando en el mundo”, mientras que en Uruguay “tenemos 4 vacas por habitante, por lo tanto, somos naturalmente exportadores de carne”. Llamó a “prestar atención” a ese escenario de cambios, “leer permanentemente qué es lo que está pasando”.
En cuanto a las diversas cadenas productivas, comentó que analizarlas por separado es algo en lo que ya no cree debido al “nivel de integralidad” que tiene la producción. “Yo necesito de todas las cadenas y una articulación público-privada fuertísima”, además de “precio, formación, tecnología, educación”.