Frente a los problemas que tiene Montevideo en el tema de la movilidad urbana, el gobierno baraja varios proyectos, entre los que se encuentra el planteo de soterrar parte de la icónica avenida 18 de Julio, el eje neurálgico de la capital uruguaya, con el objetivo de reducir los tiempos de viaje hasta en 30 minutos, priorizando el transporte público con ómnibus articulados bajo tierra.
La visión oficial: una revolución subterránea
El Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP), liderado por la ministra Lucía Etcheverry, sostiene que la situación actual es insostenible. En la avenida 18 de Julio confluyen todas las líneas de transporte metropolitano, creando una congestión crónica.
La solución por la que parece inclinarse el gobierno es: un soterramiento que dé exclusividad al transporte público. El plan contempla dos líneas de ómnibus articulados de dos módulos: una desde Ciudad Vieja hasta Zonamérica, y otra desde Plaza Independencia hasta El Pinar. La ministra Etcheverry enfatiza que se trata de una política pública integral, no solo de una tecnología, buscando mejorar todo el sistema de movilidad, desde el origen hasta el destino final del usuario.
Los estudios preliminares, realizados por consultoras de ingeniería y economía de primer nivel de Brasil, Argentina y Uruguay, apuntan a una reducción drástica del tiempo de viaje. Por ejemplo, un trayecto que en hora pico toma entre 68 y 70 minutos desde la terminal Río Branco hasta Zonamérica podría reducirse en 25 a 30 minutos.
La voz de la calle: comerciantes piden protección
Frente a la visión transformadora del gobierno, los comerciantes del centro alzan una voz de cautela y exigencia. Representados por el Grupo Centro, expresan su preocupación por el impacto que una obra de tal magnitud tendría en la actividad económica.
Federico Celsi, directivo del grupo, es claro: si las obras avanzan, las empresas necesitarán “protección económica” por parte del gobierno. Su principal preocupación es la duración de la obra y el horario en que se ejecutaría. “Si se realiza la obra en los horarios normales de la construcción la duración va a ser mayor”, advierte, subrayando que “muchas empresas van a quedar en el camino” sin un apoyo adecuado.
El intendente de Montevideo, Mario Bergara, ha reconocido este impacto y señalado que la comuna considera algún tipo de contemplación para los comerciantes, aunque sin adelantar detalles concretos.
Lecciones desde fuera: éxitos y fracasos del soterramiento
Mientras Montevideo debate su proyecto, otras ciudades ofrecen ejemplos ilustrativos, tanto de éxito como de fracaso estrepitoso.
El caso de Madrid muestra cómo el soterramiento puede reconfigurar positivamente una ciudad. En la capital española, el soterramiento de un tramo de la A-5 busca eliminar una “barrera urbana” que separaba barrios, reduciendo el tráfico en superficie en un 90% y priorizando espacio para peatones y ciclistas. Un proyecto similar en el norte del Paseo de la Castellana creará 70,000 m² de nuevo espacio público con 670 árboles, integrando áreas urbanas previamente fragmentadas.
En el extremo opuesto está el trágico caso del soterramiento del ferrocarril Sarmiento en Buenos Aires. Iniciado con bombos y platillos en 2008 y presentado como una “obra del Bicentenario”, el proyecto fue definitivamente abandonado 17 años después. Las consecuencias son dramáticas: un túnel de 7,239 metros completamente inútil, una tuneladora de 125 metros enterrada para siempre, y 420 millones de dólares literalmente perdidos bajo tierra. Este monumento a la “desidia y la falta de planificación” sirve como advertencia sobre lo que puede ocurrir cuando los grandes proyectos urbanos se lanzan sin una financiación y gestión sostenibles.
Los desafíos pendientes: de la teoría a la práctica
El proyecto montevideano se enfrenta a obstáculos significativos antes de materializarse:
- Estudios técnicos en curso: Aún se están realizando cateos (estudios de suelo) a lo largo de la avenida, cruciales para un terreno con las particularidades de Montevideo.
- Financiación por definir: Aunque se menciona la colaboración de organismos internacionales como el BID y el Banco Mundial, no se han hecho públicos los montos totales de inversión ni el esquema de financiamiento concreto.
- Logística de la obra: Se prevé que la construcción se realice por tramos para minimizar el caos, pero el plan detallado de obras y desvíos está por elaborarse.
- Coordinación política: El proyecto requiere una coordinación estrecha entre el gobierno nacional, la intendencia de Montevideo y las de Canelones y San José, algo que la ministra Etcheverry afirma que ya está en marcha.
Entre la utopía y la realidad
El soterramiento de 18 de Julio representa más que una obra de ingeniería; es una apuesta por redefinir la movilidad y la calidad de vida en Montevideo. La promesa de recuperar superficie para la gente, conectar mejor la ciudad y reducir drásticamente los tiempos de viaje es poderosa y responde a una demanda ciudadana real.
Sin embargo, el camino desde el anuncio hasta la culminación está lleno de desafíos complejos. El fantasma del fracaso argentino, donde un proyecto similar terminó en un túnel abandonado y cientos de millones perdidos, planea como un recordatorio de los riesgos. El éxito posiblemente dependerá no solo de la voluntad política y la visión técnica, sino de una planificación financiera robusta y una gestión impecable de la obra que proteja a comerciantes y vecinos.



















































