La derecha obtuvo un crecimiento histórico en el Congreso de Chile en las elecciones nacionales, entre otras razones, por la demanda de políticas más punitivas en seguridad por parte de la sociedad. Mientras que Kast parte con ventaja de cara al balotaje, Jara se ve perjudicada por el desgaste del oficialismo, de acuerdo al análisis del politólogo chileno Andrés Dockendorff. Además, evaluó el fenómeno de Parisi, que fue la gran sorpresa de los comicios y modificó el escenario político.
Luego de las elecciones nacionales, ¿qué lectura hace acerca del giro hacia la derecha en el Congreso?
Las distintas vertientes de derecha obtuvieron una representación muy importante en la Cámara de Diputados, alcanzando la mayoría simple, mientras que en el Senado quedaron empatados con la centroizquierda e izquierda. La bancada del Partido de la Gente (del candidato Franco Parisi y que también son opositores a Boric) le permitiría a un eventual gobierno de Kast alcanzar el quórum de reforma constitucional. Si la derecha no hubiese competido dividida, habría obtenido una mayoría también en el Senado. En general, comparada con su fuerza electoral histórica, la derecha tuvo un crecimiento importante. Ahora bien, este giro a la derecha debe mirarse en perspectiva, toda vez que hay diferentes espacios o sensibilidades: una derecha piñerista que está disminuida, pero conserva una votación relevante de un quinto del electorado. Luego, la derecha de los republicanos de Kast, que crece y se transforma en la principal fuerza política con más de 30 diputados, a los que se añaden los libertarios de Kaiser, con ocho diputados. Ambos partidos crecen en el Senado, pero la Cámara Alta continúa siendo de la derecha piñerista (Chile Vamos). En general, este giro a la derecha tiene que ver con dos cosas, primero, con la importancia que los votantes le asignan a la seguridad y, segundo, con la cristalización de una oposición de más del 60% al gobierno de Boric en la opinión pública.
¿Era esperable la distancia tan estrecha entre Jara y Kast en primera vuelta?
De alguna forma, sí. Las encuestas anticipaban que Jara le sacaría un poco más de ventaja a Kast, pero el candidato del Partido Republicano ya tenía una base sólida sobre el 20%. De alguna forma, Jara no logró movilizar a electores de sectores populares y además tuvo votaciones muy por debajo de su lista parlamentaria en varias regiones. Es muy difícil crecer cuando representás a un oficialismo con altos niveles de impopularidad, y cuando el principal issue de la campaña es cómo enfrentar la criminalidad y la migración irregular.
¿De qué manera repercutirá en el próximo gobierno que haya un Congreso con mayoría de derecha, independientemente de quién gane el balotaje?
El escenario queda más balanceado, entonces, si Kast es electo, deberá buscar acuerdos sobre todo en el Senado. En la Cámara de Diputados también se deberán producir negociaciones intrabloque en la derecha. La centroderecha o bloque piñerista tiene posturas más centristas y, si se logran imponer en los diferentes debates legislativos, llevarán a una aproximación más concertada de algunas políticas. Eso quizás no aplique al tema de la seguridad, donde todos los sectores apuestan por un enfoque más punitivo y donde exista un efecto demostración.
¿Cómo analiza el fenómeno de Parisi, que terminó siendo un actor clave desde el exterior del país, superando incluso lo que vaticinaban las encuestas?
A diferencia de 2021, esta vez Parisi hizo campaña en Chile. Sobre Parisi hay varios elementos de análisis. Primero, se trata de un candidato con una base electoral creciente desde 2013, que parte en el norte del país y luego se extiende ahora también al sur y a comunas populares en Santiago. Segundo, su votante se compone de electores que desconfían de los partidos e incluso que a veces no se clasifican en la escala izquierda/derecha, por eso las encuestas lo subestimaron (sobre todo las de panel, que capturan a los ciudadanos más politizados). Tercero, mientras la candidatura de la izquierda no logró consolidar sectores históricamente afines a ese sector, Parisi sacó primeras mayorías en el norte (histórico bastión de izquierda), demostrando capacidad de conectar con un electorado hasta ahora esquivo: los electores obligados que solo votan porque el sufragio es obligatorio y con multa. Parisi cultiva un discurso anticasta, anti-establishment, y logra dislocar parcialmente el eje izquierda/derecha. El voto voluntario le permitió crecer porque esos electores no se identifican o alinean con el eje izquierda/derecha o el clivaje democracia versus autoritarismo. No quiere decir que esa división ya no exista, pero no explica el alineamiento de todo el electorado, y es menguante. En ese escenario, Parisi busca capturar, y lo hace con éxito, las frustraciones de los electores de la clase media que surgió como parte del proceso de crecimiento y modernización económica desde fines de los 80, pero que se autopercibe como una clase media vulnerable. “Ni fachos ni comunachos” era el eslogan de Parisi y de alguna forma lo explica todo.
¿Qué perspectivas maneja para la segunda vuelta?
Las encuestas que mejor desempeño han tenido muestran una diferencia a base 100% de casi 20 puntos de Kast sobre Jara. Esa diferencia se explicaría en función de la correlación de fuerzas observada en la primera vuelta. Las candidaturas de Kast, Kaiser y Matthei (las derechas) sumadas llegaron casi al 50%. La transferencia de los votos de Kaiser y Matthei a Kast será muy alta, sobre todo en el caso del primero. Mientras tanto, si uno le agrega a Jara el voto de los otros candidatos de izquierda, no llega al 30%. Su línea base es muy baja. Su única esperanza son los votos de Parisi, pero resulta improbable una transferencia mayoritaria hacia Jara en segunda vuelta. Los datos de Pulso Ciudadano, una de las encuestas con mayor desempeño en la primera vuelta, muestran que un 50% del voto de Parisi se iría con Kast y solo un 31% con Jara.
Si gana Jara, ¿cree que podría gobernar pese a tener minoría en ambas cámaras?
Es un escenario poco probable. De ganar, gobernará en mucha fragilidad legislativa en la Cámara de Diputados, pero en el Senado tendría su escudo legislativo para protegerse de las insistencias a los vetos o eventuales acusaciones constitucionales. Al revés, Kast, a pesar de tener mayoría, no tiene la pista completamente despejada: deberá negociar.
Decía que el giro a la derecha está relacionado con la seguridad. ¿En qué medida este tema incidió en la elección?
Ha sido el issue más relevante durante estas elecciones. Los chilenos le asignan mucha importancia y evalúan críticamente al gobierno actual en esta materia. Kast, a diferencia de 2021, se concentró casi exclusivamente en esta materia, mezclada con la inmigración irregular. Con ello, logró tocar la tecla más relevante para los votantes, construyendo una base de apoyo importante en los sectores populares que son quienes más sufren el impacto de este fenómeno. La izquierda, mientras tanto, no logra el tono en esta materia. A Jara le pesa que los diputados de su partido muchas veces votaron en contra de las iniciativas de seguridad impulsadas por el gobierno del presidente Boric, y estas se aprobaron con los votos a favor de la oposición.
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