Con formación teológica y científica, el papa nacido en Estados Unidos tiene una profunda raíz latinoamericana.
A las 18.07 de Roma, a las 13.07 de Uruguay, del jueves 8 de mayo, la chimenea de la Capilla Sixtina anunció, mediante el humo blanco, que la Iglesia Católica tenía un nuevo papa.
Inmediatamente se hizo sentir la ovación de la multitud que esperaba y recibía, en la Plaza de San Pedro, la nueva y buena noticia, al tiempo que las campanas de las iglesias comenzaron a repicar en todo el mundo para alertar sobre lo que estaba sucediendo.
En Roma es una tradición que cuando se está desarrollando el Conclave y se anuncia por primera vez que fue elegido un nuevo papa, sin importar lo que se esté haciendo, los católicos corren, desde el lugar en que se encuentren, hacia el Vaticano para poder ver al nuevo papa en su primera aparición pública y recibir su primera bendición, contó Philip Goyret, profesor de Teología Dogmática de la Universidad de la Santa Cruz Roma, Ciudad del Vaticano, a quien le ha tocado vivir por tercera vez esa experiencia que, aunque repetida, siempre es innovadora.
La explicación la dio a la transmisión en directo de France 24, mientras en la plaza de San Pedro una multitud de 40.000 católicos, de todas las edades, reunidos desde todas partes del mundo, vivía el momento de diferentes maneras, desde el recogimiento de la oración al llanto de emoción.
A las 14.14 de Uruguay fue anunciado el nombre del nuevo papa, el estadounidense Robert Francis Prevost, que desde ahora es León XIV, el primer papa estadounidense de la historia.
Diez minutos después León XIV salió al balcón y la aclamado permanente de la multitud reverdeció. “La paz sea con todos ustedes”, fueron sus primeras palabras.
Ciencia y teología.
Robert Francis Prevost Martínez, nació el 14 de setiembre de 1955 en Chicago, Illinois, (Estados Unidos), ingresando a la Orden de San Agustín en 1977; el 19 de junio de 1982 fue ordenado sacerdote.
Posee una licenciatura en Ciencias Matemáticas, de la Universidad de Villanova; una maestría en Divinidad por la Catholic Theological Union de Chicago, y un doctorado en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino en Roma, lo que le da una formación científica y teológica que le permite tener una visión equilibrada del mundo.
Aunque nació en Estados Unidos, sus raíces son latinoamericanas, con un importante desempeño en Perú, donde católicos y no católicos lo sienten como propio.