El Campeonato Uruguayo va llegando a la culminación de la segunda de las etapas previstas.
Como se sabe el Apertura ya está en las vitrinas de Liverpool, y ahora un clásico debe definir quién se quedará con el Intermedio.
Quedan 15 fechas del Clausura para pelear por puntos que suman para la tabla anual, sirven para entrar en la definición del Uruguayo, clasificación a copas internacionales y definir descensos. El Clausura arrancará luego de un receso de un mes.
Dicho esto, una de las reflexiones que se me ocurren es que el simple hecho de que los grandes sean finalistas ha salvado al Intermedio.
Durante esta semana fue tema sobre lo que podrían preferir los grandes. Por ejemplo, si Peñarol empataba y Defensor perdía en la última fecha, los aurinegros clasificaban a la final, pero quedaba 2 puntos más lejos de Nacional en la tabla anual, que ganaría un día después.
Por el contrario, otra hipótesis de trabajo podría haber sido con Peñarol ganando y Defensor también, pero por siete goles, por lo que los violetas hubiesen clasificado a la final, mientras Nacional perdiendo con Danubio y estando asegurado su lugar para definir el Intermedio. En este caso Peñarol quedaría sin poder pelear por ganar el Intermedio, pero 2 puntos más cerca su rival tradicional en la Anual.
Que se haya debatido eso muestra que el formato del Intermedio está totalmente perimido o directamente es fallido. A nadie le importa la final, salvo que sea un clásico.
Lo que se jugará el próximo fin de semana servirá para sumar títulos en los palmareses, sin duda. También se anotará como clásico ganado o no en la columna de los jugados en la historia del Campeonato Uruguayo y no en la de amistosos como sucede con los que se juegan en verano. Pero la AUF debería buscarle una vuelta para darle un atractivo adicional.
El Apertura y el Clausura clasifican a sus campeones a la definición del Uruguayo en conjunto con el ganador de la tabla anual. Pero ¿para qué sirve el Intermedio? Ni siquiera el ganador de la final se lleva los tres puntos para la Anual.
Este año se agregó un cupo de Copa Sudamericana. Sabor a poco. Claro que si el Intermedio lo ganase Plaza, Torque o algún equipo chico de floja temporada, algo es algo. Pero a los grandes no les interesa para nada. Debería ser una clasificación a la Libertadores y seguiría siendo poco.
Insólitamente clasifica a la final Supercopa contra el ganador de la otra copa fallida que es la Copa Uruguay.
Como se sabe la Copa del Rey, la Copa Italia, etcétera, clasifican a la Supercopa de sus países contra el campeón de la Liga.
En Uruguay, intereses mezquinos y desprecio al fútbol del interior sumado a la falta de creatividad llevan a que la participación del campeón del Intermedio termine arruinando también a la Supercopa por carecer de verdadero sentido en cuanto al mérito deportivo.
Al menos ahora el que gane la Copa Uruguay será el número 4 para la Libertadores. No es poca cosa. Igual no me cansaré de pedir que juegue la Supercopa.
En suma, el fútbol nuestro queda nuevamente en evidencia ante esta final a la cuál acceden por segundo año consecutivo los grandes. La definición la salva que juegan los grandes entre sí. Ni siquiera un grande con un chico conmueve a la afición y los festejos de su obtención cuando le toca al grande se notan forzados y sin ganas.
¿Cómo llegan?
Peñarol llega en medio de incertidumbres en donde trata de minimizar el fracaso de la incorporación de Fernando Muslera con un manejo desprolijo en cuanto al respeto que se podría haber faltado a De Amores y Campaña y se apresura para concretar fichajes que le permitan un salto de calidad imprescindible para intentar eliminar a Racing de Avellaneda en la Libertadores.
Para colmo tiene lesionados a los dos goleros y pasó de tener a Muslera, Campaña y De Amores a mandar a la cancha al debutante Kevin Morgan de 21 años y ningún antecedente en primera.
Peñarol además jugará con el estrés de ver cómo no consigue achicar la brecha que lo separa de Nacional.
Su columna vertebral hoy no tiene arquero, pero sí un gran zaguero como Nahuel Herrera, el crecimiento de Sosa en el medio junto a Remedi que parecen marcar un buen doble 5. Leo Fernández sigue siendo clave a pesar de que sigue su sequía de goles de tiro libre. Arriba Maxi Silvera sigue siendo importante, el Cangrejo tiene sus buenos momentos y creo que hay dos futbolistas que pueden rendir más, que son Diego García y David Terans. Falta saber si llegará algún refuerzo rimbombante aún para el Clausura y también la Libertadores.
Los tricolores por su parte justifican su actual momento con una racha muy buena de 13 triunfos consecutivos. Desde la llegada de Pablo Peirano a la dirección técnica Nacional no ha perdido puntos por el Apertura primero y luego el Intermedio. No siempre conformó su juego, pero ha sido muy efectivo.
Está cómodo en la Anual y pone a su rival en la obligación de ganar el Clausura sí o sí para meterse en la definición de la temporada.
Los resultados no han sido casuales. Muestra claramente tener el mejor plantel del medio. Su capitán Coates le dio un salto de calidad junto al colombiano Millán. En el medio Oliva y Boggio dan seguridad y encontró en Otero y Mereles buenas opciones por las puntas. El Diente sigue influyendo y Petit muestra un nivel que no es común para su edad.
En el banco están Villalba, que para mí es titular, Recoba, que tiene enormes condiciones, y está volviendo de a poco nada menos que Carneiro. Se le agregaran Lodeiro, Maxi Gómez y Matías de los Santos. Sabor a mucho para la actividad local.
Una pena que este funcionamiento y estos refuerzos no se consiguieron antes. La mala fortuna de lo largo que fue la recuperación de Carneiro no ayudó nada y el fracaso del chileno Vargas fue una nota negativa.
De haber estado Nacional al menos en Sudamericana podría esperarse un lindo segundo semestre tricolor.
En definitiva, el Intermedio tendrá un broche de oro con un clásico que puede marcar muchas cosas menos los 3 puntos para la tabla anual.
Nacional va por el décimo clásico sin derrotas en una racha que se arrima a aquella del Nacional glorioso de 1971 con 16 clásicos sin perder.
Por otro lado, los tricolores tratarán de estrenar una camiseta que diga 168 títulos mientras Peñarol no lleva la cuenta porque por el momento no le conviene.
Al fin de cuentas, el clásico desde 1900 viene salvando todas las temporadas por lo que no habrá nada nuevo bajo el sol.