La Asociación Nacional de Cazadores del Uruguay (ANCU), presidida por Martín Pastorino, ha intensificado su actividad en respuesta a dos problemáticas que afectan directamente a sus socios y al sector cinegético en general: la posible derogación de la caza nocturna y el proyecto de desarme civil.
En una reciente reunión realizada en Treinta y Tres, la organización reunió a cazadores, representantes de clubes de tiro y expertos como el zoólogo Carlos Prigione para debatir estas cuestiones, que consideran “un ataque directo a los derechos de los ciudadanos responsables y al equilibrio ambiental del país”.
La ANCU, fundada en 2017 y con personería jurídica, representa a aproximadamente a 6000 socios distribuidos en los 19 departamentos del país. Según dijo Pastorino a La Mañana, las reuniones que están organizando en diferentes localidades tienen como objetivo principal abordar las preocupaciones surgidas a raíz de anuncios recientes: las declaraciones del ministro de Ambiente, Edgardo Ortuño, sobre la derogación de la caza nocturna de especies exóticas invasoras como el ciervo axis y el jabalí, el desarchivo de un proyecto de ley del Frente Amplio presentado en 2022, que busca restringir la tenencia de armas y los anuncios del ministro del Interior, Carlos Negro, sobre un plan de desarme. “Estamos golpeando todas las puertas porque entendemos que los dos problemas, tanto los cambios en la caza como el tema del desarme, afectan a toda la población”, afirmó Pastorino.
La reunión en Treinta y Tres fue un espacio abierto donde no solo participaron cazadores, sino también actores de clubes de tiro y especialistas que resaltaron la importancia de la caza responsable en el control de especies invasoras.
El desarme civil
Uno de los temas que más preocupa a la ANCU es el anuncio del ministro del Interior, Carlos Negro, sobre un desarme civil que, según Pastorino, “apunta al ciudadano de bien” en lugar de enfocarse en los verdaderos problemas, como el crimen organizado, el narcotráfico y el contrabando de armas. “Nos preocupa que se apunte al ciudadano honesto, que pasa rigurosos controles para adquirir un arma, y no donde está realmente el problema”, señaló.
El presidente de la ANCU destacó que el proceso para obtener el Título de Habilitación para la Tenencia de Armas (Thata) es estricto. Los solicitantes deben someterse a evaluaciones psicológicas y médicas, contar con un trabajo estable y no tener antecedentes penales. “Son controles muy rigurosos que garantizan que las armas estén en manos de personas responsables”, explicó Pastorino. A su vez un proyecto de ley desarchivado en 2022, originalmente presentado por el senador Mario Bergara, propone medidas que la ANCU considera restrictivas para los ciudadanos que cumplen con la ley.
Este proyecto de ley introduce cambios significativos en la normativa actual (Ley 19.247). Entre las modificaciones más preocupantes para los cazadores se encuentran la reducción de la vigencia del Thata que pasaría de cinco años a tres, a lo que se suma el límite en la cantidad de armas. La normativa actual permite a un ciudadano poseer hasta ocho y el proyecto busca limitarlo a tres. También está la prohibición de armas largas en centros poblados. Esto afectaría especialmente a los cazadores que residen en áreas urbanas.
Otro aspecto es que obliga al cazador a contratar un seguro personal, “una medida adicional que incrementaría los costos para los propietarios de armas legales”.
Pastorino destacó que estas restricciones no solo limitan los derechos de los cazadores, sino que también generan incertidumbre sobre qué ocurrirá con aquellos que actualmente poseen más de tres armas. “Esa es una gran interrogante. Hemos pedido reuniones con el Ministerio del Interior para aclarar estas dudas, pero aún no hemos recibido respuestas concretas”, afirmó.
Además, el presidente de la ANCU subrayó que la cantidad de armas que posee un cazador depende de sus preferencias y de las modalidades de caza que practique. “Es muy variable. Uno puede tener una escopeta para cazar jabalíes, otra para perdices, un rifle para caza nocturna o un arma corta para tiro deportivo. Va sobre el gusto y la libertad de cada persona”, explicó, a la vez que dijo que la asociación protege el derecho natural de los ciudadanos a adquirir armas para proteger su vida, su trabajo y sus bienes.
La controversia sobre la caza nocturna
El segundo gran tema que preocupa a la ANCU es el anuncio del ministro Edgardo Ortuño sobre la posible derogación de los decretos que habilitan la caza nocturna de ciervos axis y jabalíes, dos especies exóticas invasoras introducidas en Uruguay a comienzos del siglo XX. El jabalí, declarado plaga en 1982, y el ciervo axis se han expandido por todo el territorio, causando daños significativos a cultivos, ganado y ecosistemas. La caza nocturna, permitida por un decreto de la administración anterior, buscaba ser una herramienta efectiva para controlar estas poblaciones.
Pastorino resaltó que, desde la implementación de la caza nocturna, los permisos para cazar ciervos axis pasaron de 21 en 2020 a 605 en 2024, y la caza furtiva se redujo en más del 50%. “Esto indica que las cosas se están haciendo bien. No entendemos por qué quieren derogar un decreto que funciona”, cuestionó. En el caso del jabalí, cuya caza es libre por su condición de plaga, la prohibición de la caza nocturna también generaría problemas, ya que estos animales son de hábitos nocturnos y más fáciles de controlar durante la noche.
El impacto económico y ambiental de estas especies es significativo. “El jabalí ataca cultivos, ganado y majadas, generando pérdidas económicas importantes. Los cazadores cumplen un rol crucial en el cuidado del medioambiente y el control de poblaciones no autóctonas, que no tienen depredadores naturales en Uruguay”, explicó Pastorino. La ANCU ha establecido comunicación con organizaciones como el Secretariado Uruguayo de la Lana y la Asociación Rural, que también expresan preocupación por las posibles restricciones.
La ANCU subraya que los cazadores responsables no solo practican una actividad deportiva o recreativa, sino que también contribuyen al equilibrio ambiental. La caza de especies exóticas invasoras, como el ciervo axis y el jabalí, es fundamental para mitigar los daños que estas especies causan a la agricultura, la ganadería y los ecosistemas nativos. “En Uruguay no hay pumas ni jaguares para controlar estas poblaciones. Si no se cazan, se expanden sin control”, advirtió Pastorino.
Además, la caza nocturna ha ganado relevancia gracias a los avances tecnológicos, como visores nocturnos, que facilitan la localización de animales de hábitos nocturnos. Aunque existen modalidades de caza diurna, la nocturna es más efectiva para estas especies, lo que explica su creciente popularidad.
“Necesitamos claridad”
Pastorino señaló que, en los últimos cuatro meses, no han logrado avances significativos con el Ministerio de Ambiente para comprender el alcance de la derogación de los decretos de caza nocturna. “No sabemos hacia dónde apunta la nueva normativa ni qué impacto tendrá. Necesitamos claridad”, afirmó.
En cuanto al proyecto de desarme, la ANCU ha intentado contactar a legisladores de diferentes partidos para discutir sus preocupaciones, pero aún no han recibido respuestas claras sobre cómo se implementarán las medidas propuestas. “Estamos preocupados porque se habla de un desarme genérico, pero también hay un proyecto de ley, el desarchivado, con especificaciones que restringen a las personas que cumplen con la ley. Queremos saber qué pasará con los ciudadanos que tienen sus armas en regla”, insistió Pastorino.
El presidente de la ANCU enfatizó que la organización seguirá organizando reuniones, buscando el diálogo con las autoridades y sensibilizando a la población sobre la importancia de la caza responsable. “No estamos en contra de regulaciones, pero estas deben ser razonables y basadas en evidencia. Prohibir la caza nocturna o restringir a los ciudadanos legales no soluciona los problemas reales, como el crimen organizado o el impacto de las especies invasoras”, concluyó.