Hay importantes movimientos tectónicos en lo que se refiere a la gobernanza de la inteligencia artificial (IA). La relevancia va más allá de la carrera tecnológica y sus aplicaciones en la economía, la seguridad o las ciencias. Puede significar un rediseño del orden político internacional, que en estos momentos está atravesando un proceso de resquebrajamiento y fragmentación.
Por otra parte, el debate está atravesado por múltiples dilemas éticos vinculados a los diferentes usos de la IA. Desde este punto de vista, también representa una valiosa oportunidad para que el mundo se reencuentre en estos debates después de 80 años, procurando poner la dignidad humana en el centro.
Uruguay está dando muestras desde hace varios años de apostar fuertemente a las tecnologías de la información y el desarrollo de estos sectores intensivos en conocimiento. La transformación digital a la que se apunta contemplará sin duda el uso de la IA. Al mismo tiempo, nuestro país enfrenta con mucha preocupación e incertidumbre el debilitamiento del multilateralismo, al que contribuyó a cimentar desde hace décadas.
Una hoja de ruta para el Sur Global
Esta semana en Shanghái, China, se realizó la Conferencia Mundial de Inteligencia Artificial y Reunión de Alto Nivel sobre Gobernanza Global de la IA 2025. En ese marco, se publicó un Plan de Acción con 13 puntos que propone una hoja de ruta para que actores estatales y no estatales promuevan conjuntamente un desarrollo responsable y equitativo de la IA a escala global.
“La IA es una nueva área del desarrollo humano, un importante motor para una nueva era de revolución científica y tecnológica y transformación industrial y también puede ser un producto público internacional que beneficie a la humanidad”, se indica en el texto. “La IA ofrece oportunidades de desarrollo sin precedentes, pero también riesgos y desafíos sin precedentes”, se advierte.
El documento se refiere a la meta de colaborar especialmente con el Sur Global en el desarrollo de tecnologías y servicios de IA acordes con sus propias condiciones nacionales, respetando la soberanía. También apunta a promover el diálogo entre los organismos de normalización de diversos países, apoyarse en organizaciones internacionales de normalización como la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), la Organización Internacional de Normalización (ISO) y la Comisión Electrotécnica Internacional (IEC).
En la propuesta se afirma que los sectores públicos de todos los países deben liderar la aplicación y gobernanza de la IA, así como cumplir estrictamente con la protección de datos y la privacidad. Se destaca especialmente la construcción de un sistema de cumplimiento de código abierto en un ecosistema diversificado, así como la promoción de la IA para todas las industrias y responder a cuestiones energéticas y ambientales.
Finalmente, el Plan de Acción invita a implementar conjuntamente el Pacto Digital Mundial, promovido por la ONU, que se firmó en 2024 y al que Uruguay adhirió oportunamente. Se propone, además, poner en marcha un Grupo Científico Internacional de Inteligencia Artificial y el Diálogo Global sobre la Gobernanza de la Inteligencia Artificial en el marco de las Naciones Unidas. Esa gobernanza, sostiene el plan, debe estar basada en el interés público y con la participación de diversas entidades.
La carrera por la dominación global
En febrero de este año, tuvo lugar en París la Cumbre de Acción sobre Inteligencia Artificial, copresidida por Francia e India. En aquella instancia una gran cantidad de países firmaron la “Declaración sobre Inteligencia Artificial Inclusiva y Sostenible para las Personas y el Planeta”, con excepción de Estados Unidos y Gran Bretaña, entre otros. En aquella instancia, el vicepresidente estadounidense JD Vance advirtió que una regulación excesiva del sector IA podría “matar” a un sector transformador justo cuando está despegando.
El “AI Action Plan” que publicó recientemente el gobierno de Donald Trump apunta a “la eliminación de barreras al liderazgo estadounidense en IA”. “Estados Unidos está en una carrera por lograr la dominación global en IA. Ganar esta carrera inaugurará una nueva era de prosperidad humana, competitividad económica y seguridad nacional para el pueblo estadounidense”, se indica en la introducción del documento.
El plan estadounidense se estructura en tres pilares. El primero se centra en acelerar la innovación, mediante la eliminación de trabas regulatorias, el apoyo a la investigación científica en IA, el impulso a la adopción en sectores clave (como salud y defensa) y la capacitación laboral para enfrentar la transformación del mercado.
El segundo pilar se enfoca en desarrollar una infraestructura robusta mediante centros de datos seguros, generación energética a gran escala, impulso a la industria de semiconductores y ciberseguridad en sectores críticos, junto con una ampliación de la red eléctrica, reformas ambientales y capacitación laboral. Mientras que el tercer pilar busca consolidar el liderazgo global de EE. UU. en diplomacia y seguridad en IA, promoviendo la exportación tecnológica a aliados, limitando la influencia china en organismos internacionales, reforzando controles de exportación de chips y asegurando cadenas tecnológicas con países afines.
Habitar con responsabilidad el mundo digital
En el mes de junio, el papa León XIV participó en la Segunda Conferencia Anual sobre Inteligencia Artificial, Ética y Gobierno Corporativo, celebrado en Roma. El Vaticano se ha involucrado activamente en el debate sobre los desafíos éticos que plantea el desarrollo acelerado de la inteligencia artificial. En continuidad con el enfoque pastoral y social de la encíclica Rerum novarum (De las cosas nuevas) de 1891, el papa ha identificado esta revolución tecnológica como un tema central de este tiempo, con profundas implicancias sobre la justicia y el trabajo.
Durante su mensaje a los participantes, el papa León XIV afirmó que “aunque sin duda es un producto excepcional del genio humano, la IA es ante todo una herramienta”, cuya fuerza ética depende de “las intenciones de los individuos que las manejan”. Advirtió que, si bien la IA puede “promover una mayor igualdad”, también puede ser usada “para obtener ganancias egoístas a expensas de otros, o peor aún, para fomentar el conflicto y la agresión”.
Subrayó, además, la importancia de “sopesar las ramificaciones de la IA a la luz del desarrollo integral de la persona humana y de la sociedad” y expresó su preocupación por el impacto de estas tecnologías en los jóvenes, señalando que “el acceso a los datos, por extenso que sea, no debe confundirse con la inteligencia”, pues esta implica una “orientación hacia la Verdad y el Bien”.
La visión del papa León XIV ofrece como horizonte habitar con responsabilidad el mundo digital y promover una cultura de encuentro también en los entornos creados por la IA. Su llamado interpela a todos los actores sociales para que las tecnologías no sean utilizadas con fines egoístas, sino orientadas al bien común, la inclusión y la justicia.
Un desafío estratégico
Para Uruguay, la IA también está emergiendo como una tecnología estratégica. Áreas como la salud, el turismo y la logística ofrecen un gran potencial para aplicar soluciones basadas en IA, lo que representa una oportunidad para rediseñar procesos y mejorar la competitividad mediante una transformación digital más profunda. La IA junto con otras tecnologías emergentes como blockchain y robótica tienen un gran espacio de crecimiento.
En el ámbito científico y productivo, desde el INIA se ha manifestado que se agregará al plan estratégico hacia 2030 el tema de la ciencia de datos e IA, donde se buscará jugar fuerte. Ya hay proyectos de investigación aprobados que se plantean la predicción inteligente de rendimiento de cultivos mediante la IA.
Desde una perspectiva laboral y empresarial, la IA transforma el mercado de trabajo y la forma en que operan las empresas en nuestro país. Según el Monitor de Mercado Laboral de Advice, en 2024 la demanda de especialistas en IA ha crecido un 260%, indicando un cambio de enfoque hacia analítica y procesamiento de datos. Ya hay empresas que comienzan a aplicar IA en atención al cliente y automatización de procesos.
La expansión de la IA también plantea desafíos importantes en ciberseguridad, legislación y educación. El cibercrimen se ha potenciado con el uso de IA, requiriendo nuevas leyes, inversión y mayor conciencia ciudadana. En educación, referentes promueven una integración crítica, ética y regulada de la IA, que potencie el aprendizaje sin reemplazar el rol humano.
En este escenario desafiante, Uruguay tiene la oportunidad de posicionarse como un actor comprometido con una gobernanza global y ética de la IA. En la línea de la defensa de la soberanía y el multilateralismo, el país debe aprovechar las oportunidades que se dirijan en aquella dirección.