Finalmente culminó la votación del proyecto de ley de Presupuesto Nacional en la Cámara de Representantes. Ahora se abre la instancia en el Senado y, si se introducen cambios, nuevamente en Diputados se votará si se aceptan o no esas modificaciones.
Sin duda, dada la conformación actual de nuestro Parlamento, era en Diputados donde se cocinaba el pastel, ya que es en esa Cámara en donde el gobierno frenteamplista no tiene mayorías y debe, por lo tanto, acordar con la oposición, o al menos con parte de ella. Y es así como los dos votos de Cabildo Abierto adquirieron relevancia, en la medida en que fueron decisivos en la aprobación de varios artículos.
Hemos dicho una y otra vez que actuamos sin ataduras de bloques, sin compromisos previos, votando lo que entendamos bueno para la gente y haciendo propuestas que mejoren las que vienen de otros partidos. Así de simple. Con libertad de acción, sin meternos en lo que hacen o dejan de hacer los demás. Por eso nos sorprende desagradablemente que algunos actores políticos se entrometan en nuestra interna y opinen sobre los efectos de nuestra actitud. “Con esta votación Cabildo pierde el apoyo de sus votantes…” espetó un senador del Partido Nacional. Y a él, ¿qué le importa? Que se preocupe más por determinar a cuantos votos blancos espantó él con sus actitudes…
A aquellos que aviesamente han sugerido un acercamiento de Cabildo al Frente Amplio, lo que explicaría los votos dados a algunos artículos del Presupuesto, les reiteramos lo dicho hasta el cansancio: votamos lo que nos parece bien, y lo que no, no lo votamos. A otros partidos de la oposición les pareció bien votar con el FA la Ley de Eutanasia, o el ingreso a las intendencias por designación directa, o la concesión de los aeropuertos, o la Fiscalía de Corte, o la ley que habilita la usura, por solo citar algunos casos, y están en su derecho.
En Cabildo Abierto entendimos que los impuestos propuestos por el Poder Ejecutivo debían ser votados. Pensamos que es mejor que las empresas multinacionales de determinada facturación, que deben aportar el impuesto mínimo global, lo hagan en Uruguay antes que en otro país. ¿Realmente alguien piensa que eso es incorrecto? Entendemos también que los uruguayos que sacan capitales del país para invertir en el exterior deben pagar por las ganancias que obtengan lo mismo que pagarían en el país. ¿Eso está mal? Y también pensamos que es justo que paguen IVA quienes compran directamente en el exterior aprovechando la franquicia que otorga el gobierno. Compiten en esa compra con el comercio formalmente establecido que paga diversos costos y, lo más importante, genera trabajo a los uruguayos. ¿Realmente alguien lo ve injusto? En cuanto a la nueva secretaría en la órbita de Presidencia, es algo que debió crearse hace tiempo, en vista de las millonarias pérdidas que año a año afronta nuestro Estado por estar mal defendido en cuanto litigio internacional se nos entabla.
No sabemos las razones por las cuales los demás partidos de la oposición no han apoyado estas propuestas. Sean cuales sean, las respetamos. Pero pedimos respeto por nuestras decisiones.
A pedido nuestro el gobierno accedió a mejorar las retribuciones a los más sumergidos salarialmente en el Estado: el personal subalterno de las Fuerzas Armadas. Y también se mejoró la partida prevista a Sanidad Militar, que atiende a un gran número de compatriotas con recursos cada vez más escasos.
Realmente nos sorprende la actitud de un legislador colorado que propuso quitar ese mínimo aumento votado a instancias nuestras, para darle otro destino. Es increíble el grado de insensibilidad al que se puede llegar cuando se cae en las redes de la demagogia…
Por otra parte, el Poder Ejecutivo se comprometió a buscar la aprobación de dos leyes que contemplen a dos de los problemas que han estado en el centro de nuestras preocupaciones desde hace mucho tiempo y que creemos que son de suma importancia para nuestra sociedad: la situación de los cientos de miles de deudores injustamente explotados por los usureros y la limitación a la forestación en las mejores tierras del país.
Sabemos que hay gente obnubilada por el rencor que se ha dejado llevar hacia la radicalización política, estimulada por quienes apuestan a la crispación de los ánimos. Incluso tenemos militantes que de buena fe prefieren la confrontación a ultranza con un gobierno que no encuentra los caminos para solucionar los grandes problemas de la gente. Nosotros optamos por aportar ideas y propuestas concretas para que esas soluciones impostergables se puedan implementar de una vez por todas. No podemos apostar a que a este gobierno le vaya mal para supuestamente aumentar las posibilidades de ganar las elecciones de 2029. Sería demasiado mezquino y, sobre todo, demasiado duro para la gente.
No podemos esperar hasta 2030 para empezar a cambiar la dura realidad que viven muchos compatriotas. Hay que empezar ya.