Seguramente que haciendo caudal del aforismo “la gota horada la piedra”, se viene repitiendo como un mantra que Cabildo o sus diputados votan con el Frente Amplio, apoyan las iniciativas del Frente Amplio, tienen un acuerdo con el Frente Amplio o cosas similares. Ello está dirigido a confundir a la opinión pública e intentar domesticar o destruir al partido que no se somete a los designios de terceros, puesto que impide simular una democracia bipartidista donde no hay lugar para terceros, donde la confrontación es solo aparente y se finge una oposición que es solo epidérmica o superficial, limitándose a una discusión que no pone en tela de juicio presupuestos filosóficos de un sistema que solo reconoce diferencias de grado entre los presuntos contendores. Es así como un intelectual de prestigio en un programa televisivo, durante el anterior gobierno, expresó que la Coalición Republicana era un Frente Amplio de traje y corbata.
Ese concierto de ideas fundamentales entre los partidos tradicionales y el Frente Amplio responde al cumplimiento obsecuente de una agenda internacional que se impulsa desde organismos internacionales y una red de organizaciones generosamente financiada a nivel mundial. Por complicidad a veces y por ingenua ignorancia en otros casos, desde los propios partidos políticos se impulsan iniciativas que no responden a la necesidad de resolver problemas reales de la sociedad, sino a destruir instituciones básicas de nuestra sociedad. Un claro ejemplo es el proyecto de ley aprobado en el Senado recientemente, por unanimidad de sus integrantes, relativo a la edad mínima para contraer matrimonio. En el Uruguay no existe el problema del llamado matrimonio infantil, por el que un hombre ya maduro o de avanzada edad se casa con una niña, no obstante, se prohíbe el matrimonio de los menores de dieciocho años, como si se pudiera evitar el concubinato o las relaciones sexuales de los jóvenes. Se cumple con un mandato internacional con el voto unánime de todos los partidos a despecho de un nuevo ataque a una institución básica de nuestra sociedad, sin que ningún legislador se oponga a una ley supuestamente inofensiva, pero que contribuye a perforar una institución social básica en un país donde se debe fortalecer la institución familiar bajo el peligro de desintegración demográfica.
En otros temas, más importantes que judicializar la política por la compra de una estancia, porque existen problemas que corroen a la juventud, como el llamado uso recreativo de la marihuana, cuenta con el apoyo del partido de gobierno y de los llamados partidos tradicionales, ya que durante el anterior gobierno se designó como responsable de la política en dicha materia a una persona que se manifestó partidaria de la legalización del consumo. ¡Oh casualidad!, el mismo protagonista hoy ocupa un cargo en el gobierno del Frente Amplio, pero ello no horroriza a nadie, mucho menos a los que se preocupan por cómo vota Cabildo.
Ni hablemos de los temas que hacen a la vida como el aborto y la eutanasia. No solo el partido de gobierno ha aprobado el primero e impulsa el segundo, sino que estas iniciativas han contado y cuentan con el apoyo de significativos sectores de los partidos tradicionales, mientras que Cabildo Abierto sin fisuras en la anterior legislatura y en la actual ha defendido sin excepción las políticas provida.
Podríamos extendernos sobre las innumerables oportunidades que los partidos tradicionales votaron con el Frente Amplio en temas que contaron con la oposición de Cabildo Abierto, que comenzó por negarse a homenajear al Partido Comunista en su centésimo aniversario, agreguemos a ello nuestra negativa a participar en un homenaje a guerrilleras muertas en un enfrentamiento armado, por mera orden de un tribunal internacional, a la que el anterior gobierno se sometió dócilmente, la negativa de todos los partidos a instaurar el voto secreto en las decisiones de las organizaciones profesionales y la eliminación de la obligación de los empleadores de retener la cuota sindical, la negativa a derogar la ley interpretativa de la Ley de Caducidad, etc. En realidad la filosofía que modernamente está en la base de todos los partidos políticos, ya que ha permeado también a grandes sectores de los partidos tradicionales, se caracteriza por la proscripción de los principios cristianos, el desconocimiento de las soberanías nacionales y su sustitución paulatina por organizaciones supranacionales, la promoción de políticas dirigidas a la reducción de la población, la ideología de género, la destrucción del principio de autoridad en la política, la familia y la enseñanza, la progresiva desaparición de las Fuerzas Armadas, siendo de notar que se persigue a quienes combatieron la insurgencia marxista mientras en el mundo no hay persecución alguna a los responsables de las dictaduras comunistas que asolaron Europa y ocasionaron millones de muertos. Por último, digamos que hasta en lo económico no hay grandes diferencias, ya que desde hace varios períodos de gobierno se ha resignado al país a ser un proveedor de materias primas que se industrializan en otros lares, un receptor de empresas multinacionales a las que se conceden todo tipo de exoneraciones tributarias, que se cargan a las pequeñas y medianas empresas, un exceso de gastos superfluos que se pagan contrayendo deuda que crece año a año e hipoteca a futuras generaciones.
Apuesto entonces a que el partido a cuya fundación asistí y cuyo nombre sugerí y fue aceptado conserve su independencia, dando testimonio de su perseverancia en defender la soberanía nacional y la vida. ¡Dios lo permita!