El economista Michele Santo, con formación en la Universidad de la República y en Chicago (EE. UU.) donde obtuvo el Master of Arts en Economía y posteriormente un doctorado con base en su experiencia como integrante del Banco Central, fue entrevistado por La Mañana. Los temas principales: la situación cambiaría y el rumbo económico del gobierno.
¿Cuál es su opinión respecto de la política a nivel cambiario que está aplicando el gobierno actual?
No ha habido ningún cambio respecto a lo que se había venido haciendo en gobiernos anteriores. Se sigue con una flotación donde prácticamente el Banco Central no interviene nunca. Hace muchísimo tiempo que el Banco Central no interviene. El tipo de cambio está con pequeñas fluctuaciones desde hace mucho tiempo. Pequeñas fluctuaciones que básicamente responden a cambios en los mercados internacionales y a nivel regional. El punto que podría discutirse, como se ha discutido en alguna otra oportunidad, es el eventual impacto de la política de colocación de letras de regulación monetaria y un eventual desarbitraje de las tasas de interés en moneda nacional sobre el mercado cambiario por la potencial inducción o no del fenómeno de carry trade. Pero bueno, eso está en discusión. No hay evidencia clara ni en un sentido ni en otro. Sí es cierto que los propios indicadores de competitividad que calcula el Banco Central muestran que ha habido una pérdida de competitividad, de capacidad de competencia en función de los índices de tipo de cambio real en lo que va del año 2025. La evidencia anecdótica de cualquiera que haya viajado últimamente, corrobora que Uruguay es un país muy caro en dólares, y si se quiere eso está demostrando un problema de competitividad. Pero al mismo tiempo es claro que las fuerzas que están operando en el mercado cambiario en la actualidad no logran hacer que el tipo de cambio suba. Entonces parecería que estamos en una especie de equilibrio que deriva en precios internos en dólares muy altos. La duda que uno podría tener es qué pasaría si la tasa de interés en pesos fuera mucho más baja y el Banco Central dejará de colocar letras de regulación monetaria o eventualmente redujera el stock. Pero por ahora no ha habido ningún cambio con respecto a lo que se venía haciendo en la gestión anterior.
El anuncio del ministro Oddone de la colocación de bonos, ¿cómo impacta en la economía?
Es necesaria porque el agujero fiscal que tenemos es muy significativo, o sea que el gobierno no tiene más remedio que endeudarse para financiar el desequilibrio entre los ingresos y gastos que tenemos. Un déficit que viene cómodamente navegando arriba del 4% del PBI. Creo que desde todo punto de vista la colocación ha sido un éxito en cuanto a las métricas normales que se utilizan para evaluar este tipo de operaciones. La tasa de interés bajó tanto en pesos como en dólares en relación a la anterior colocación que se había hecho. Estuvo muy sobresuscrita, o sea, hubo mucha más demanda de lo que se ofrecía y creo que es una muy buena noticia desde el punto de vista financiero porque muestra la confianza que tienen los inversores del exterior en Uruguay.
¿Necesitamos que crezca la economía para poder hacer frente a lo que surja de este compromiso?
Ese es el problema clave. Si no se cumplen las previsiones de crecimiento, probablemente esta confianza que tengan los inversores internacionales empiece a ceder rápidamente porque, así como hay confianza en un momento, si los fundamentos se deterioran rápidamente nos vamos para el otro lado. Y en ese sentido yo creo que el Presupuesto que se ha presentado, que se está discutiendo y que seguramente se va a terminar aprobando es muy preocupante porque está hecho sobre la base de supuestos de crecimiento que, a todas luces, en función del contexto internacional y regional, lucen muy optimistas y porque el gasto público, en lugar de bajar, sigue creciendo. Entonces, si la economía no crece al 2,5% o 2,6% como está previsto en el Presupuesto y crece al promedio de los últimos 10 años que ha sido del orden del 1%, y si el contexto internacional es neutro y ese contexto internacional neutro en el mejor de los casos, en la evidencia histórica de los últimos 40 años no lleva un crecimiento del 1% en lugar del 2,5% como está bien documentado en varios estudios que se han realizado, yo diría que en un par de años vamos a tener problemas desde el punto de vista de las cuentas fiscales, salvo que el gobierno rápidamente corrija el gasto, cosa que no aparece hoy por hoy en sus planes.
Hace un mes atrás el presidente del Banco Central habló de desdolarizar y nos encontramos ahora con un dólar que está fluctuando entre 40 y 41 pesos. ¿Cuál es el efecto que se quiere lograr?
La tan manida desdolarización es un objetivo que ha sido muy elusivo durante muchísimo tiempo y creo que va a seguir siendo elusivo más allá de la debilidad que está mostrando el dólar en los mercados internacionales y que a uno lo deberían llevar a cuestionarse su rol como reserva de valor, o sea, en definitiva cuando hablamos de desdolarización estamos en un contexto en el cual tenemos una economía con dos monedas, el peso se usa para transacciones chicas y el dólar se usa para ahorrar y para transacciones grandes. Básicamente ha sido así desde el quiebre de la tablita en el 82 y luego también de la crisis del 2002, que ante las brutales pérdidas de capital que hubo con esos dos episodios traumáticos de devaluación la gente como reserva de valor ha optado por refugiarse en el dólar. El argumento del presidente del Banco Central básicamente apunta a que ahora que tenemos a la inflación en una clara tendencia a la baja, donde las expectativas de los agentes aparecen más alineadas, que es un buen momento, al menos a nivel teórico, como para inducir o tratar de incentivar a que la gente vuelva a utilizar al peso o a la unidad indexada o instrumentos básicamente que se arriesgan por moneda local como reserva de valor en lugar del dólar. Personalmente, dudo que ese vaya a ser el caso porque además la baja que estamos teniendo en la inflación todavía va a tener una prueba de fuego importante a futuro si es que en algún momento recibimos algún shock externo que necesite una corrección más o menos importante de la competitividad y se necesita una devaluación de la moneda local. Hoy por hoy, no se ven en esas condiciones, pero además está decidido que el contexto regional e internacional luce por demás fluido.
A nivel internacional aparece el oro como el valor de reserva, ¿está nuestro gobierno lejos de tomar conciencia de este cambio?
En las últimas semanas se ha empezado a hablar mucho de algo que se ha denominado el debasement trade en inglés, que básicamente sería algo así como la huida de los dineros y la deuda fiduciaria de los países centrales, o sea, el fenómeno que durante muchos años nosotros hemos tenido en América Latina y en todos los países emergentes en general de que los agentes económicos locales no creen en la moneda local y entonces buscaban refugio en el dólar. Ahora como que se estaría empezando a observar en los países desarrollados, entonces la gente ante los grandes desequilibrios fiscales que han acumulado y que tienen Estados Unidos, los países europeos, Japón, etc., ya no confiaría ni en el dólar, ni en el euro, ni en el yen, ni en algunas otras monedas importantes con la excepción del franco suizo. Los inversores tampoco confiarán en las monedas ni en los bonos soberanos emitidos por los países del Grupo de los 7 y entonces buscarían refugio en el oro, la plata y las criptomonedas. Algo de eso, entre otros factores, parecería ser lo que está impulsando la suba del precio del oro, los bancos centrales están diversificando sus tenencias de bonos del tesoro americano y de dólares entre otras cosas también por el uso que está haciendo Estados Unidos del dólar y el sistema financiero como un arma en su lucha contra los países con los que geopolíticamente tiene problemas, llámese Rusia, China, etc. Hay una cantidad de factores que han llevado a esta suba que ha tenido el precio del oro en las últimas semanas, también el tema del temor a la inflación, el temor a los ataques que generan los ataques del presidente Trump a la independencia de la Reserva Federal, la presión para que esta baje las tasas de interés muy abruptamente, a pesar de que la inflación en Estados Unidos se mantiene muy alta y lejos del objetivo que tiene la Fed. O sea, ha habido un combo de factores que ha impulsado a este movimiento alcista del oro.
Atento a lo que está ocurriendo en la región y en el mundo, ¿entiende que el equipo económico tiene un rumbo definido o está resolviendo a demanda?
Yo creo que el equipo económico no ha introducido ningún cambio relevante respecto a lo que se venía haciendo y perdió con la presentación del Presupuesto una oportunidad para intentar corregir un poco el rumbo o generar algo de margen a futuro. ¿Esto por qué? Porque no solo el gasto público ni siquiera se lo redujo o ni siquiera se lo congeló sino que se lo aumentó porque todo el ajuste que está hipotéticamente contenido en el Presupuesto para que las cuentas fiscales lleguen a una tendencia que sea sostenible a largo plazo se concentra sobre la base de aumento de los ingresos por ajustes tributarios y por crecimiento y por un Presupuesto que luce sumamente optimista de crecimiento económico y además se concentra en el 2029, en el último año del mandato, donde además sabemos que la historia con el ciclo político que se da en Uruguay los últimos años de todos los gobiernos tienden a ser muy expansivos desde el punto de vista fiscal salvo que estemos en una situación de crisis como la que le tocó al doctor Jorge Batlle en el año 2004, entonces yo creo que el equipo económico no ha hecho nada para aliviar la situación o para generar márgenes para convivir con un escenario regional internacional que luce muy desafiante y la presentación del presupuesto en ese sentido es bastante precaria desde ese punto de vista.




















































