Tras los consecutivos cierres de empresas e industrias en lo que va del año en Uruguay, el presidente de la Cámara de Comercio y Servicios del Uruguay y director de la empresa Julio César Lestido SA, importadora oficial de Volkswagen en el país, en diálogo con La Mañana analizó la situación problemática del sector empresarial y sus consecuencias.
¿Cómo ve esta situación, para algunos crítica, con la salida del país de empresas, que está generando un alto nivel de desempleo?
Todo cierre o salida de empresa del Uruguay no es una buena noticia. La vemos con preocupación, con tristeza, pero es una realidad que se está dando. Evidentemente, todos estamos haciendo esfuerzos para que estas cosas no ocurran, todos nosotros y el sector sindical, pero la realidad es más fuerte de lo que uno puede esperar. Así que no es una buena noticia, no la vemos con alegría, ni mucho menos. Estamos totalmente preocupados.
¿Las razones tienen que ver con la presión sindical o con los altos costos del país?
Puede haber varios motivos por los cuales una empresa decide irse, puede ser el mercado, un cambio de rubro, puede ser una cantidad de cosas, en definitiva. Evidentemente, una de las cosas que en los últimos meses o tiempos hemos venido diciendo es que tenemos un problema con el Uruguay: somos un país caro. Por un lado, somos un país con muchas cosas positivas, serio, reconocido internacionalmente, que cumple con sus obligaciones, con sus compromisos, con un Estado de derecho muy consolidado, un país cuyo valor democrático es fuerte, o sea, con muchas cosas positivas. ¿Cuáles son las negativas? Bueno, Uruguay es caro, pero yo diría que más que caro es un país que no está siendo eficiente en el momento de ser competitivo. Entonces, ahí es donde tenemos problemas y hemos venido trabajando desde hace muchos años o venimos reclamando que nos debemos todos hacer un planteo y analizar bien cómo debemos enfrentar el futuro y qué país necesitamos. Ahora bien, decimos que tenemos un Estado que es nuestro principal socio para el sector privado y que no va a la velocidad de lo que el mundo y las empresas están pidiendo. Ahí es donde tenemos un problema. Cuando hablamos de un Estado grande, yo no hablo de hacer recortes a nivel de puestos de trabajo, no, de lo que hablo es de buscar y ver una cantidad de trámites que complican el diario vivir de las empresas, que encarecen la actividad y, sobre todo, la enlentecen. No se da respuesta a eso.
Se maneja a nivel empresarial que es mucho más barato producir afuera y vender para Uruguay que producir en Uruguay y vender para afuera. ¿Eso es correcto?
Eso puede darse, sí. Nosotros no estamos siendo lo suficientemente competitivos o no somos competitivos a la hora de ofrecer nuestros productos. Y ese es un tema que tenemos que analizar y discutir, que es lo que estaba diciendo. Acá tenemos temas que no están acompañando al mundo que vivimos hoy. Vivimos un mundo muy dinámico, de mucha incertidumbre, que nos obliga a todos a estar sumamente alerta y preparados para todo cambio. El tema es que los cambios se están dando con una velocidad a la que no estamos acostumbrados, porque siempre se dieron cambios en todas las épocas. El problema es con la velocidad que se están dando, y la tecnología a la que muchas veces no estamos preparados las empresas y a la que tenemos que adaptarnos. Si a eso le agregamos que tenemos un Estado pesado, ineficiente, entonces nos complica más.
Por supuesto, hay que ajustar una cantidad de cosas. Todos tenemos que hacer los deberes, no solamente el Estado. Nosotros como empresas, los sindicatos, como siempre lo hemos dicho, debemos tener regulaciones laborales acordes a los tiempos que estamos viviendo. Sin que nadie pierda sus derechos, pero necesitamos hacer cambios. Porque la pregunta es ¿estamos bien como estamos? No, a la prueba está. Todos necesitamos hacer los cambios, no un solo sector. Pero hay cosas que es mucho más fácil cambiar, para un empresario es más rápido cambiar. Para un sindicato tal vez puede ser más rápido cambiar. Lo que es más difícil cambiar es el Estado, que es pesado, lento. Necesitamos hacer cambios rápidos.
Algunos economistas, al analizar el Presupuesto y en referencia al ajuste fiscal, señalan que se respaldará 50% en la recaudación y 50% en todos los ajustes tributarios. ¿Cómo manejan eso desde la Cámara y cuál puede ser su efecto?
Nosotros hemos dicho siempre, cuando hablamos de modificar la recaudación o hacerla más eficiente, que está bien, que es bueno si se puede hacer más eficiente. Eso no quiere decir agregar más impuestos, son cosas distintas. Es un tema de si se es más eficiente al controlar a los que no están funcionando dentro del régimen normal o el régimen tributario. Hay que salir, controlar más; si eso es eficiencia, sí. Ahora bien, a agregar más impuestos nosotros hace tiempo que venimos diciendo que no porque la presión tributaria en las empresas ya no da para más. Y prueba de todas estas cosas es lo que usted me dice de que se acaba de ir una empresa, se fue otra. Es un conjunto de cosas, no hay una sola cosa. Mirarlo con una sola cosa o achacarlo a un tema específico no es correcto. Son varias cosas que se están dando que en este momento están haciendo que haya empresas que opten por otros mercados o por otros lugares donde instalar sus producciones. Entonces, nosotros decimos que el sistema tributario ya está en el tope. Si usted me dice que hay que hacer más fiscalizaciones, controlar más, sí, no me molesta que me controlen. Lo que pasa es que hay que salir a ser más eficiente y hay que controlar donde hoy tal vez no se controla, habría que hacer un control más eficiente en algunos lugares.
El ministro Oddone, cuando asume, dice que la inversión es el corazón de la economía. Ahora, con esto que se menciona de exonerar o de eliminar exoneraciones a las grandes empresas, ¿se hace que las inversiones no puedan llegar? ¿O tal vez los que están acá terminen retirándose?
Hay tres impuestos que se ponen. Uno es el impuesto a las multinacionales. Acá hay que mantener un equilibrio muy fino, queremos invitar a las empresas a que vengan e inviertan, les tenemos que decir que Uruguay ofrece condiciones para que puedan invertir. Una cantidad de condiciones, por lo que es el país y porque además estamos planteando reglas de juego que les permitan invertir. Pero, por el otro lado, les estamos diciendo que vamos a tributar con esto. Entonces, no son señales claras, pero también, es verdad, porque es muy fácil decirlo, se está cumpliendo con lo que pide la OCDE. Yo creo que hay que manejar ese equilibrio y hay que tratar de priorizar lo más importante. Las dos cosas son importantes. Hoy tenemos que ir a apoyar la imagen de Uruguay afuera, eso es verdad. Pero si tenemos que priorizar, yo personalmente me tiraría más por la inversión, invitar a las empresas a que sigan. Y ya iré cumpliendo paulatinamente más adelante. Pero hoy tengo que cumplir con estos requisitos de la OCDE. Uruguay siempre cumplió. Pero si tengo que priorizar uno u otro, si me tengo que inclinar, voy a inclinarme por la inversión.
Uruguay necesita crecer. Y en eso coincidimos 100% con el ministro Oddone. La manera de crecer es a través de la inversión y de la inversión privada. Y no estamos solamente pensando en las empresas internacionales, porque acá parece que son las grandes empresas las que vienen de afuera y las uruguayas no. No, las uruguayas también. Y vea usted, recorra, recórralas fuera de Montevideo, todas las inversiones que se han hecho de empresas uruguayas gracias a los estímulos a las inversiones que ha habido. Entonces, el sistema funciona. Tenemos que seguir estimulando a que la gente venga e invierta.
El impuesto mínimo global que se está anunciando, ¿cambia las reglas de juego a nivel de inversiones nacionales?
Bueno, podría cambiar las reglas de juego si no puede estimular a otros a que vengan a invertir. El impuesto global es para empresas grandes que facturan arriba de 750 millones de dólares. Pero son las que necesitamos. Nosotros necesitamos varias empresas, no una que venga, porque eso se da una vez cada tanto. Ojalá se diera más seguido. Tenemos que ser como vendedores del país. Cada vez que salen, salimos cada uno de nosotros a trabajar, a buscar negocios. Tenemos que ser vendedores de nuestro país. Para ser vendedores de nuestro país tenemos que estimularnos. Hay condiciones ahora.
Respeto a la salida de varias empresas internacionales que han dejado un número de trabajadores importantes sin empleo, ¿cómo se resuelve eso, más allá de lo que se anuncia como seguros de pago especiales, que lo único que hacen es aumentar el costo del Estado?
Lo que tenemos que hacer es generar trabajo en el país. Para generar trabajo hay que dar condiciones. Es clarísimo. Si no hay empresa, no hay trabajo. Lo que tiene que existir primero es la empresa para que genere trabajo. Y démosle condiciones para que lo genere. Crecemos con inversiones. La inversión genera trabajo. Es por ahí. No hay otra manera. Vuelvo a lo que se dijo antes: necesitamos invertir, necesitamos que estén dadas las condiciones y fomentar la inversión, manteniendo un sano equilibrio entre lo que tenemos que cumplir y los compromisos que tenemos. Pero ahora ya hay compromisos adquiridos. Hay empresas que ya han invertido de acuerdo con el régimen que está en vigor hoy. De aprobarse este régimen de impuesto impositivo podría generar problemas porque les cambiarían las reglas de juego. Y hay contratos ya asumidos por empresas. Eso genera un problema. Ahora acaba de cerrar una empresa y quedó X cantidad de trabajadores afuera. La pregunta es cómo hacemos para que esos trabajadores se puedan reconvertir y entrar a trabajar en otro lugar, en otro sector. Y tiene que haber otro sector para que haya trabajo. Entonces, lo que tenemos que fomentar es que haya ese sector para que la gente pueda trabajar. Cuando digo ese sector, estoy hablando en sentido figurado ya que es cualquier sector.
La tecnología sustituye la mano de obra. ¿Qué tenemos que buscar? ¿Capacitar para poder hacer que esa gente ingrese en estos nuevos mercados?
No tenga duda. La tecnología requiere de mano de obra, pero calificada. Entonces, lo que tenemos es que la tecnología está y es una realidad, y siempre pasó. Cuando la primera revolución industrial, cuando se hicieron las primeras máquinas textiles, también se sustituyó la mano de obra. Lo que pasa es que se entrenó a la gente para aprender a manejar esas máquinas. Hoy lo que está pasando es que necesitamos gente capacitada para entender el mundo en que vivimos y manejar y comprender las máquinas y la tecnología que se están manejando. Entonces se generan nuevos trabajos. No es una competencia entre uno y otro a ver quién gana. No. Hay que adaptarse. Como dije, en la revolución industrial, cuando aparecieron las textiles, cuando apareció el automóvil y dejó de lado el carro, la gente se fue adaptando. La diferencia entre aquella época y esta es que el cambio se producía más lento. Hoy se requiere de una velocidad impresionante. Lo que más necesitamos hoy es la capacitación de todos nosotros. Porque viene a una velocidad que nos abruma. Esa es la diferencia más grande con las revoluciones pasadas. No es que me saque. Si yo no hago nada y no tengo la posibilidad de capacitarme, si no fomento como sociedad, no genero las bases como Estado, la educación, la capacitación, sí voy a quedar afuera. Pero no es porque la máquina o la tecnología me hizo perder mi puesto de trabajo. Yo lo que tengo que hacer es justamente ver lo que se necesita y prepararme. Para eso hay que dar las condiciones de todo tipo. La educación es fundamental. La formación, la capacitación son fundamentales. Ahí es donde tenemos que encarar hoy.