Los presidentes de los Estados Partes del Mercosur se reunieron el pasado 3 de julio en Buenos Aires para participar de la LXVI Cumbre del bloque regional. Participaron Javier Milei (Argentina), Luis Arce (Bolivia), Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Santiago Peña Palacios (Paraguay) y Yamandú Orsi (Uruguay), quienes reafirmaron su compromiso con una agenda común que combine apertura comercial, desarrollo estructural y fortalecimiento institucional.
La Cumbre se llevó a cabo en un contexto de alta actividad regional, con encuentros preparatorios entre cancilleres y ministros, entre abril y julio, que reflejan un renovado dinamismo en la conducción política del bloque.
Por primera vez desde la firma del Tratado de Asunción en 1991, se celebraron dos reuniones de ministros de Relaciones Exteriores en menos de un mes, acompañadas por una sesión ordinaria del Consejo del Mercado Común. Estos hitos fueron celebrados por los mandatarios como una expresión tangible de la voluntad de profundizar la integración.
Uno de los avances más destacados fue la aprobación de una medida que permite ampliar temporalmente la Lista Nacional de Excepciones al Arancel Externo Común en hasta 50 códigos arancelarios por país. Esta flexibilización, de carácter transitorio, fue saludada como un instrumento que permitirá a los Estados Partes adaptarse a un entorno internacional volátil, promoviendo la competitividad y la resiliencia económica.
También se reconocieron progresos en la eliminación de restricciones internas al comercio de bienes y servicios y se reafirmó la decisión de continuar suprimiendo trabas que dificulten el comercio intrazona. En paralelo, se valoró el trabajo realizado en torno a las Áreas de Control Integrado (ACI) como herramienta clave para agilizar los pasos fronterizos y facilitar tanto el flujo de mercancías como el tránsito entre comunidades binacionales.
Otro de los ejes tratados con énfasis fue el papel del Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur (Focem). Los presidentes coincidieron en que este mecanismo ha sido decisivo para apoyar a las regiones menos desarrolladas del bloque y propusieron su reformulación para adecuarlo a las nuevas realidades económicas. En ese marco, se aprobó el financiamiento de dos proyectos presentados por Brasil: uno para reducir pérdidas de agua en Corumbá y otro para el desarrollo de la zona fronteriza de Ponta Porã.
El tema sanitario también estuvo presente. Los jefes de Estado valoraron las acciones conjuntas para enfrentar enfermedades como sífilis, tuberculosis y arbovirosis en zonas de frontera. Se abordó además el desafío que representa la judicialización de la medicina en la región, fenómeno que tensiona los sistemas sanitarios y obliga a repensar la planificación en salud. Se destacó la creación del Comité Ad Hoc de Tecnologías Asociadas a la Salud como un espacio para coordinar políticas que amplíen el acceso, mejoren la calidad y optimicen el gasto.
Uno de los anuncios más significativos fue la conclusión de las negociaciones para un Tratado de Libre Comercio entre el Mercosur y la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), conformada por Suiza, Noruega, Islandia y Liechtenstein. El acuerdo, que aún debe pasar por una revisión legal antes de su firma, creará un área de libre comercio de casi 300 millones de personas y un PIB combinado superior a los 4,3 billones de dólares. Incluirá capítulos sobre bienes, servicios, inversiones, propiedad intelectual, compras públicas, desarrollo sostenible y más, convirtiéndose en un tratado de nueva generación.
El bloque también avanzó en su agenda de relacionamiento externo. Se reafirmó el objetivo de concluir este mismo año el demorado Acuerdo de Asociación con la Unión Europea y se anunciaron progresos en los intercambios con Emiratos Árabes Unidos, con miras a firmar un Acuerdo de Asociación Económica Integral en el segundo semestre de 2025. Asimismo, se ratificó la voluntad de continuar negociaciones con El Salvador y se expresó interés en retomar conversaciones con socios estratégicos como Corea del Sur y Canadá.
La modernización del Acuerdo de Complementación Económica N.º 35 con Chile y los preparativos para la entrada en vigor del tratado de libre comercio con Singapur también fueron mencionados como hitos de esta nueva etapa.
Durante su intervención, el presidente uruguayo Yamandú Orsi destacó la capacidad de diálogo del bloque para adaptarse al cambiante escenario internacional. Enfatizó que el Mercosur constituye la principal plataforma de inserción internacional de Uruguay y lo definió como una auténtica política de Estado, sostenida sobre valores compartidos.
El mandatario subrayó la necesidad estructural del país de ampliar y diversificar mercados, en especial hacia Asia y reafirmó la vocación de Uruguay por una integración más ambiciosa. Se mostró optimista ante la posible suscripción del acuerdo con la Unión Europea y celebró el cierre de las negociaciones con la EFTA. Asimismo, destacó los avances logrados durante la presidencia pro tempore argentina, en temas como el combate al crimen organizado, la coordinación frente a desastres naturales y las políticas de cuidado.
Orsi cerró su discurso celebrando la flexibilidad de los socios regionales y su disposición a lograr acuerdos beneficiosos para todos, en una coyuntura donde la unidad regional representa no solo un valor estratégico, sino también una herramienta indispensable frente a los desafíos globales.
Concluida la Cumbre, la República Argentina traspasó la Presidencia Pro Tempore del bloque a Brasil, en una ceremonia simbólica que incluyó la entrega del tradicional martillo de madera. Lula asumió el liderazgo semestral del bloque con un llamado a transformar al Mercosur en un espacio económico, político, cultural, científico y tecnológico de relevancia global. En ese sentido, el mandatario brasileño propuso dar prioridad a cinco áreas: comercio intra y extra bloque, cambio climático y transición energética, desarrollo tecnológico, combate al crimen organizado y promoción de derechos ciudadanos.