En diálogo con La Mañana, Marcel Vaillant hizo un análisis de la situación de Uruguay dentro del actual contexto de comercio internacional.
Atento a lo que tanto se ha hablado de tratados de libre comercio, ¿cuál es la posición de nuestro país actualmente y cómo se nos ve desde el otro lado del mundo?
Creo que la situación es similar a la que teníamos en los años previos, pero con un nuevo contexto en el que, como todos sabemos, Estados Unidos ha cambiado abruptamente su posición en relación con el régimen de cooperación comercial internacional y ha violado las reglas básicas. Entonces, un poco la disyuntiva en la cual se encuentra hoy el planeta –y que ubica Uruguay en ese problema– es que los países se contagian de los métodos y procedimientos que ha aplicado el gobierno de Trump y cuánto se busca rescatar las reglas del comercio tal como se conocían, tanto en cuanto a la Organización Mundial del Comercio y las reglas multilaterales, como en lo referido también a la vigencia de los acuerdos comerciales internacionales, que van más allá y que implican un libre comercio.
¿Estas medidas cambian las reglas de competencia en la región?
Lo que pasa es que a nivel de la región hay una situación, que viene de larga data, de debilitamiento, de erosión del acuerdo regional del Mercosur, que tiene distintos fundamentos, pero que básicamente a veces se pone el énfasis en los acuerdos con países fuera del bloque. Pero eso en cierta medida oculta otro problema mucho más grave, es decir, junto a este plano en donde el Mercosur no ha sido para nada exitoso, hay otro plano que es más del comercio interregional. El comercio interregional del Mercosur funciona mal en un contexto de fuerte incertidumbre con relación a la vigencia de las reglas y a la cobertura del acuerdo en cuanto a disciplina. Hay veces que ocurren fenómenos muy distintos, pero todos tienen una explicación bastante parecida. Para Uruguay, por ejemplo, el hecho de que estamos en este acuerdo de integración a medias hace de que la localización de industrias tienda a hacerse cerca de los mercados grandes y Uruguay no ha sido capaz de atraer proyectos de inversión relevantes para exportar al mercado regional.
La industria manufacturera es una industria de economía fiscal, la producción se tiende a concentrar. La idea es que, en un proceso de integración, a medida que los costos de comercio caen, Uruguay podría tener capacidad para localizar algún sector relevante de la industria, pero no lo ha hecho. En realidad, vemos casi todos los años sectores de actividad en la manufactura, fuera de la industria agroalimentaria, en donde las empresas se van.
Eso tiene que ver directamente con el funcionamiento del acuerdo regional. Y en lo que refiere al otro plano, que es el Mercosur en relación con terceros o acuerdos con terceros, también la lentitud de resultados ha sido grande. Recién en estos últimos años hemos tenido algunos, pero el acuerdo más importante, que es el acuerdo con la Unión Europea, sigue con un manto de incertidumbre.
Hay quien manifiesta que es muy caro producir en Uruguay para vender a la región y por eso eligen producir en la región para vender a Uruguay. ¿Por dónde pasa esto? ¿Tenemos una carga tributaria muy pesada y eso hace que los principales actores elijan otro país?
Todos los países la tienen. Como dije antes, creo que la dificultad está en que el acceso al mercado, al libre comercio, que no es tal. Entonces, si te instalás en un mercado chico para abastecerlo, las condiciones de competencia son mucho menores, son peores. Es decir, las condiciones de competencia serían mejores si la escala en la cual pudiera producirse fuera la de un mercado mayor. Uruguay presenta buenas condiciones de localización en un montón de dimensiones, tiene una macroeconomía relativamente estable, un nivel de liberalización financiera fuerte, es verdad que tiene cargas tributarias importantes, pero yo creo que la dificultad mayor refiere al funcionamiento del Mercosur y a la capacidad de realmente estar en Uruguay y poder exportar sin trabas ni problemas tanto a Argentina como a Brasil. Eso no ha ocurrido.
Más allá de las inestabilidades cambiarias permanentes, porque justamente estamos en una zona con vecinos que además de estar ultraprotegidos tienen inestabilidad macroeconómica desde hace mucho tiempo. Esas dos cosas tampoco lo favorecen a Uruguay y le plantean, justamente, el interrogante o el desafío de tener una agenda propia en materia de inserción internacional e integración al mundo. Es decir, insisto, creo que el principal problema que tiene Uruguay en lo que refiere a la industria manufacturera tiene que ver con el funcionamiento del comercio interregional en el Mercosur, que es totalmente deficiente y no cumple. Nosotros sí estamos abiertos con Argentina y Brasil, ellos no están abiertos con nosotros, y eso tiene que ver básicamente con el tema de la asimetría de mercados.
El atraso cambiario influye en la economía de la región y los contratos con algunos sectores importantes para potenciar la economía interna. Los deslizamientos cambiarios ocurren todo el tiempo. Algunos son provocados también por lo que les ocurre a los vecinos. Es una cosa de ida y vuelta. Ese es otro frente en el que el Mercosur no avanzó demasiado, en lo que refiere a la coordinación macroeconómica y generar un nivel de estabilidad cambiaria adecuado. A veces, como en los últimos años, estamos unos períodos caros con Argentina, otros baratos con Argentina, otros nuevamente caros, y eso en una ventana de tiempo no muy larga. Quizás en un año, o dentro del mismo año, esas cosas pueden ocurrir. Y algo parecido, un poco más matizado, ocurre con Brasil.
Por otra parte, el tema de que Uruguay es caro también tiene que ver con que tenemos una estructura de protección, aranceles sobre todo en bienes de consumo, que no tienen nada que ver con la estructura productiva de Uruguay. Arrastramos este tema del arancel común y tenemos niveles de protección absurdos. Los aranceles son 35%, más 5% de tasa consular. Esto tiene que ver no tanto con la localización de las industrias, sino con el hecho de lo caro que son los bienes de consumo en Uruguay. Ni que hablar de los electrodomésticos. Eso tiene que ver mucho con políticas de frontera, en donde no hay efectivamente un interés sustitutivo de importaciones atrás, sino lo que ha habido es un acostumbramiento fiscal a recaudar con ese tipo de impuestos, que son totalmente distorsionantes. Para eso también sirven los acuerdos de libre comercio, para tener una estructura arancelaria más sana, que es la que deberíamos buscar, más adaptada al Uruguay.
¿Cómo se pueden atenuar estos efectos?
Se puede, en cierta medida, temperar con acuerdos de libre comercio. Por ejemplo, lo que acaba de ocurrir con el EFTA o lo que puede llegar a ocurrir con la Unión Europea. Para esa dimensión, estos acuerdos van a servir. No tanto en lo que refiere a mejora en el acceso al mercado a los sectores agroalimentarios de exportación del Uruguay, en donde ahí no hay dos respuestas: debemos tener un mejor acceso a los mercados asiáticos. Eso es lo que necesitamos, los dos temas que quedaron en la agenda del gobierno anterior, tanto lo que se refiere a un acuerdo de libre comercio con China, como el ingreso al Transpacífico, o en vez de un acuerdo con China, el ingreso del Uruguay al RCEP, que es otro acuerdo similar al Transpacífico en donde está China en el este y el sureste asiático. Es decir, necesitamos acuerdos plurilaterales de ese estilo, que den cobertura y más seguridad, porque en el mundo de hoy, la ventaja que tienen los acuerdos plurilaterales para los países pequeños es que por lo menos tienen un marco de defensa y de cobertura en relación con acuerdos asimétricos de tipo bilateral en un mundo en donde las reglas empiezan a debilitar. En un mundo en donde las reglas se debilitan, los acuerdos bilaterales de los pequeños se convierten en concesiones unilaterales a los grandes.
¿Estamos jugados a mercados con dificultades?
Esa es una dificultad que tenemos que observar. Yo creo que esa es la agenda que Uruguay necesita, en cierta medida, reactivar. Tener una agenda de ingreso a acuerdos plurilaterales con más socios que tengan un marco de reglas estables y que le den, en cierta medida, un marco de seguridad, porque es el único en el cual se toman las decisiones de inversión.
¿El Mercosur en la actualidad perjudica al comercio y a potenciales inversiones?
Comercio e inversión son dos aspectos totalmente ligados. Y lo que ha ocurrido en el Mercosur es que en el comercio interregional no ha dado las condiciones de seguridad para que esos procesos de inversión se reactiven para generar corrientes comerciales dinámicas.