La primera edición del Foro Social organizado por la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) reunió a empresarios, referentes sociales, autoridades estatales y académicos en una jornada que puso en el centro los desafíos estructurales del país: educación, pobreza infantil, inclusión laboral y reinserción de personas liberadas. Testimonios, ideas y alianzas estratégicas atravesaron cuatro paneles temáticos y dos conferencias centrales.
Un espacio para pensar y actuar en comunidad
Con un auditorio colmado, la presidenta de ACDE, Elisa Facio, dio la bienvenida al Foro Social destacando el objetivo de la jornada: crear un espacio de escucha y construcción colectiva. “Cada uno, desde su lugar, tiene algo más para dar –señaló–, y ese algo más es para hacer bien el bien”. La convocatoria reunió a referentes empresariales, representantes de organizaciones sociales, integrantes del sistema educativo y autoridades de gobierno, con el propósito de poner sobre la mesa diagnósticos, experiencias y oportunidades de acción conjunta.
La dinámica del encuentro se organizó en torno a cuatro ejes –educación, inclusión y emprendedurismo, familia e infancia, y reinserción de liberados–, a los que se sumaron dos conferencias que aportaron mirada inspiradora y datos estratégicos para la reflexión.
Gustavo Zerbino: “Cada persona merece una segunda oportunidad, y cada oportunidad construye comunidad”
Gustavo Zerbino, sobreviviente de la tragedia de Los Andes y referente en liderazgo y trabajo en equipo, abrió la jornada con una intervención centrada en la idea de “segunda oportunidad”. Su mensaje, cargado de intensidad humana y convicción, propuso mirar los problemas sociales desde la resiliencia y la responsabilidad compartida.
“Lo importante no es lo que nos pasa, sino lo que hacemos con lo que nos pasa”, afirmó ante un auditorio en silencio absoluto. Para Zerbino, la capacidad de superar la adversidad no es un atributo individual, sino un proceso colectivo que se construye en comunidad. “Cuando uno se anima a mirar más allá de sí mismo y tender la mano, empieza a construir futuro”, agregó.
Desde su experiencia en el rugby, subrayó que los desafíos más grandes no se enfrentan en soledad. Habló de equipo, confianza y cooperación como bases sobre las que se edifican sociedades más fuertes y solidarias. “En la cordillera sobrevivimos porque fuimos equipo. Esa misma lógica se aplica a cualquier comunidad: cuando unimos fuerzas, todo cambia”, señaló.
Su testimonio sirvió de marco emocional y conceptual para el resto de la jornada, instalando la idea de que los grandes problemas sociales –pobreza infantil, exclusión educativa, desigualdad y marginalidad– requieren más que diagnósticos: necesitan vínculos reales y compromisos sostenidos.
Mesa Educación: aprender y transformar
El primer panel abordó uno de los temas más críticos y estratégicos: la educación como base para la equidad y el desarrollo. Participaron Orlando Dovat, Ximena Sommer, Alejandro Korahais y Renato Opertti.
Orlando Dovat: “No podemos seguir formando para un mundo que ya no existe: hay que mirar hacia adelante”
El presidente de Zonamérica abrió la discusión con una mirada desde la empresa y la articulación público-privada. Subrayó que el mundo del trabajo está evolucionando a un ritmo que el sistema educativo no puede ignorar. “Uruguay tiene talento y capacidad, pero necesitamos un ecosistema más ágil, más conectado con la realidad productiva”, afirmó.
Dovat enfatizó que el país no puede conformarse con formar buenos estudiantes: debe preparar jóvenes capaces de integrarse a un mercado laboral flexible, tecnológico y globalizado. Planteó la necesidad de alianzas sostenidas entre el sector productivo y el sistema educativo, con foco en habilidades transversales, innovación y empleabilidad. “La educación no puede ir detrás de los cambios, tiene que anticiparse”, sostuvo.
Ximena Sommer: “Cuando un joven se siente parte de un proyecto real, su manera de aprender cambia por completo”
La directora de Ánima Bachillerato Tecnológico aportó la perspectiva de un modelo educativo que combina aprendizaje formal con experiencia laboral directa. Sommer explicó que esta metodología permite que los jóvenes no solo adquieran conocimientos, sino que desarrollen autonomía, confianza y sentido de pertenencia.
“Aprender haciendo” fue su mensaje central, acompañado de la convicción de que “sí se puede” transformar trayectorias de jóvenes que parten con menos oportunidades. Explicó cómo la inserción de estudiantes en empresas no es un apéndice del currículo, sino parte esencial del aprendizaje. “Cuando los estudiantes sienten que lo que aprenden tiene un propósito real, su actitud y su motivación cambian radicalmente”, afirmó.
Alejandro Korahais: “El compromiso comunitario es tan importante como la excelencia académica”
El representante del liceo Jubilar Juan Pablo II compartió la experiencia de un centro educativo que nació en uno de los barrios más vulnerables de Montevideo y hoy exhibe altos índices de egreso y continuidad educativa. Para Korahais, el secreto está en combinar exigencia académica con acompañamiento humano.
“Creer en los jóvenes, exigirles y acompañarlos es posible”, dijo con firmeza. Subrayó que cada estudiante carga con una historia y que, cuando la comunidad educativa se involucra, esas historias pueden cambiar. También destacó el rol de las familias, los docentes y el entorno barrial en la creación de espacios de confianza y expectativa positiva. “La educación no es solo un aula: es un vínculo con la comunidad”, agregó.
Renato Opertti: “Uruguay necesita una visión compartida de la educación, no compartimentos estancos”
El especialista en educación y aprendizajes cerró el panel con una mirada estructural sobre los desafíos del sistema. Renato Opertti planteó la necesidad de construir una gobernanza unitaria que permita articular esfuerzos dispersos entre niveles educativos, actores institucionales y sectores sociales.
“Debemos pasar de un sistema que segmenta a un sistema que aprende con las personas”, afirmó. Enfatizó que la educación debe ser vista como un proyecto colectivo y no como un conjunto de políticas aisladas. “La educación es el tejido sobre el cual se construye ciudadanía y desarrollo”, señaló, insistiendo en que la transformación educativa no es opcional, sino una condición necesaria para sostener la cohesión social y la competitividad del país.
Mesa Emprender e incluir: innovación con propósito
La segunda mesa giró en torno al rol del emprendedurismo social y empresarial en la generación de oportunidades. Participaron Mariana Chilibroste (Sellin), Karina Tucuna (Nuevocentro Shopping), Agustina Quagliotti y Valentina Quagliotti (Ikusi).
Mariana Chilibroste: “Un pequeño proyecto puede transformar una comunidad si tiene un propósito claro”
Desde su experiencia en Sellin, Mariana Chilibroste explicó cómo emprendimientos de pequeña escala pueden generar impactos significativos cuando logran articular personas, territorios y objetivos comunes. “No hace falta ser una gran empresa para mover la aguja. A veces, un cambio en la forma de mirar ya abre caminos nuevos”, señaló.
Chilibroste contó cómo ha conectado redes de emprendedoras textiles en distintas localidades del país, generando producción en conjunto para abastecer grandes volúmenes de pedidos. Esto ha permitido que mujeres que trabajaban solas o en la informalidad pasaran a integrar cadenas productivas con estabilidad y visibilidad. “Cuando se suman voluntades y se piensa el impacto como parte del modelo de negocio, se abren oportunidades donde antes no las había”, sostuvo.
Karina Tucuna: “La inclusión no se diseña desde un escritorio: se construye con la gente adentro”
La responsable de Nuevocentro Shopping expuso cómo una gran superficie comercial puede transformarse en un espacio accesible, integrador y con sensibilidad social. Tucuna relató el proceso de adaptación de la infraestructura y los servicios para personas con distintas discapacidades, así como la creación de espacios inclusivos codiseñados con las propias comunidades destinatarias.
“Nada sobre nosotros sin nosotros”, citó, para explicar que la verdadera inclusión nace de la escucha activa y la participación. “Cuando escuchamos a quienes están del otro lado, las soluciones se vuelven más reales y sostenibles. Poquito es mucho si se hace en conjunto”, agregó.
Entre las iniciativas mencionó la “hora silenciosa”, los intérpretes de lengua de señas disponibles mediante códigos QR en los locales y experiencias sensoriales invertidas, que permiten a personas sin discapacidades comprender las barreras que otros enfrentan a diario. Para Tucuna, estas acciones no son “eventos aislados”, sino políticas sostenidas que atraviesan la gestión.
Agustina Quagliotti y Valentina Quagliotti: “El miedo a no saber todo no puede ser más fuerte que las ganas de empezar”
Las hermanas fundadoras de IKUSI compartieron su recorrido emprendedor como una historia de innovación con alma social. Agustina Quagliotti relató cómo comenzó su emprendimiento vendiendo tortas para costear clases de canto, hasta convertir esa iniciativa en un proyecto formal. Valentina Quagliotti sumó la mirada comunicacional y de propósito: “Nos animamos sin tener todas las respuestas. Emprender también es aprender y crecer en comunidad”.
Recordaron que la idea de “perfectos e imperfectos” fue lo que las impulsó a lanzarse sin esperar condiciones ideales. Su empresa combina creatividad, tecnología y sensibilidad social, produciendo contenidos audiovisuales que visibilizan historias de personas y organizaciones. “Cuando contás bien una historia, no solo inspirás: generás cambios reales”, sostuvo Valentina.
La dupla cerró su participación con un mensaje claro: emprender también es incluir, y la innovación no es patrimonio de las grandes estructuras, sino de quienes se atreven a transformar su entorno.
Matías Brum: “El sistema de cuidados y la educación temprana son clave”
El economista Matías Brum ofreció una conferencia que combinó análisis riguroso y llamados a la acción. A partir de datos históricos, destacó que “el 80% de la caída de la pobreza infantil entre 2006 y 2017 se explica por el mercado de trabajo y las mipymes”. Subrayó que las mejoras salariales, la formalización y el crecimiento del empleo jugaron un papel determinante en esa reducción.
Brum explicó que la pobreza infantil en Uruguay sigue concentrada territorialmente –especialmente en la periferia de Montevideo y en zonas fronterizas con Brasil–, y alertó sobre los riesgos de su persistencia. También remarcó que cada dólar invertido en primera infancia “rinde mucho más” en términos económicos y sociales que intervenciones tardías.
“El sistema de cuidados es una herramienta clave para romper la transmisión intergeneracional de la pobreza”, señaló. Y planteó un mensaje claro al sector empresarial: existen espacios concretos para colaborar en educación inicial, inserción laboral y programas de apoyo a familias vulnerables.”. “Si queremos cambiar el futuro, tenemos que empezar por esos 9.000 niños que nacen cada año en situación de pobreza. “Hablamos de 9000 niños por año. Es un desafío abordable si actuamos juntos”, concluyó.
Mesa Familia e infancia: el corazón de la sociedad
El tercer panel abordó la situación de las familias y los desafíos que plantea la pobreza infantil. Participaron Juan Andrés Verde (Rancho Cero/Sirineos), Mercedes Clara (Ministerio de Desarrollo Social), Jaime Saavedra (Instituto Nacional de Inclusión Adolescente) y Adriana Abraham (Ceprodih).
Adriana Abraham: “Uruguay no puede darse el lujo de dejar a sus niños librados a la suerte”
La moderadora abrió el panel con un diagnóstico contundente: “Los pocos niños que nacen en Uruguay, nacen mayoritariamente en sectores pobres, y muchas veces es la madre sola la que sostiene todo”. Subrayó que el país enfrenta un desafío demográfico y social de enorme magnitud, donde la infancia concentra las mayores tasas de pobreza estructural.
Abraham remarcó que ninguna política aislada será suficiente si no hay articulación real entre sectores públicos, empresariales y comunitarios. “El tejido social no se recompone desde un único lugar –dijo–. Se necesita voluntad política, compromiso empresarial y acción concreta desde la sociedad civil”. Su intervención marcó el tono del panel: hablar de infancia es hablar de prioridades como país.
Gabriela Olaizola: “Cuando cuidamos a la infancia, también fortalecemos a toda la comunidad”
Desde Doña Coca, Gabriela Olaizola relató cómo una empresa local puede desempeñar un rol activo en el desarrollo de su entorno. Compartió iniciativas de apoyo escolar, programas de alimentación y actividades comunitarias que impactan directamente en niñas, niños y adolescentes.
“Una empresa no está sola: forma parte de un entorno que también es su responsabilidad”, sostuvo. Explicó que este tipo de acciones no son “beneficencia”, sino una forma de construir comunidad desde el sector privado. Además, destacó que cuando las empresas fortalecen las redes de apoyo familiar, también generan entornos más estables y sostenibles para su propio desarrollo.
Juan Andrés Verde: “El trabajo en red multiplica el impacto; nadie transforma realidades en soledad”
Juan Andrés Verde, referente de Rancho Cero/Sirineos, centró su mensaje en la fuerza de la acción colectiva. “San Francisco de Asís decía: ‘Hablá de Dios en todo momento y, si es necesario, usá las palabras’. Para involucrar a otros hay que arremangarse y trabajar juntos”, citó ante un auditorio que respondió con atención.
Verde explicó cómo distintas organizaciones sociales logran, al sumar esfuerzos, llegar a territorios y familias que de otra forma quedarían invisibles. Subrayó que la cooperación no es un gesto de buena voluntad sino una estrategia efectiva para generar cambios profundos. “Cuando las redes funcionan, el impacto se multiplica exponencialmente”, remarcó.
Mercedes Clara: “La pobreza infantil no es un dato: es una urgencia ética y política”
Desde el Ministerio de Desarrollo Social de Uruguay, Mercedes Clara presentó un enfoque claro desde el Estado. “No podemos permitir que 3 de cada 10 niños nazcan en hogares pobres. Es un pecado social que se prolonga hace más de 40 años”, afirmó.
Clara señaló que, pese a los avances en otras áreas, la pobreza infantil es una herida persistente que atraviesa generaciones y perpetúa desigualdades. Planteó la necesidad de una coordinación real entre organismos públicos, gobiernos locales, empresas y organizaciones sociales para fortalecer el tejido social. “La infancia no puede esperar a que nos pongamos de acuerdo”, subrayó.
Jaime Saavedra: “La ineficiencia también excluye, aunque no hablemos de ella”
El presidente del Instituto Nacional de Inclusión Adolescente cerró la mesa con una mirada autocrítica. “El problema no es solo de presupuesto: necesitamos trabajar mejor juntos”, dijo Jaime Saavedra.
Explicó que la falta de coordinación y eficiencia entre programas estatales termina profundizando las brechas que se busca reducir. Propuso integrar espacios productivos y educativos dentro de los centros de detención para adolescentes, articulando políticas de seguridad, educación y desarrollo humano. “Si los recursos existen, pero no se usan bien, la exclusión se perpetúa”, concluyó.
Mesa Liberados: una segunda oportunidad
El último panel abordó la reinserción social y laboral de personas liberadas, moderado por Eduardo Ottonelli. Participaron Luis Gallo (Teyma), Inés Arrospide (ManpowerGroup Uruguay/ACDE), Luis Parodi (Dirección Nacional de Apoyo al Liberado) y Diego Giménez.
Luis Gallo: “Dar una oportunidad no es un riesgo: es una inversión en la sociedad”
Luis Gallo, CEO de Teyma, abrió la conversación con datos concretos y un mensaje claro: la reinserción laboral es viable, sostenible y genera impacto positivo para toda la sociedad. La empresa ha contratado más de 200 personas liberadas en los últimos 18 años, en distintos sectores y tareas.
“Los resultados son muy buenos –afirmó–. En nuestras evaluaciones internas, varias de las personas liberadas están entre las mejor calificadas de toda la obra”. Gallo señaló que detrás de cada contratación hay un proceso de acompañamiento y adaptación, pero también un cambio de cultura empresarial. “Cuando la empresa abre la puerta, está enviando un mensaje poderoso: creemos en las segundas oportunidades”, sostuvo.
Inés Arrospide: “Detrás de cada historia de reinserción hay una empresa que abrió una puerta”
Desde el programa Liberados impulsado por Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa, Inés Arrospide explicó cómo se articula la red que permite conectar personas liberadas con oportunidades laborales reales. “No se trata solo de dar trabajo, sino de reconstruir vidas y comunidades. Cada inserción laboral es un cambio concreto en la sociedad”, afirmó.
Arrospide subrayó que los resultados no dependen únicamente de las personas liberadas, sino de la existencia de empresas que confían y acompañan. Destacó que el programa ha logrado establecer vínculos de cooperación con múltiples sectores productivos, creando un círculo virtuoso que combina capacitación, empleo y seguimiento. “Cuando una empresa dice ‘sí’, empieza algo más grande que un contrato: empieza una nueva etapa en una vida”, remarcó.
Luis Parodi: “La convivencia democrática no se decreta: se construye con vínculos reales”
Luis Parodi, director de la Dirección Nacional de Apoyo al Liberado, introdujo un concepto potente: la reinserción no es solo una política social, es una forma de fortalecer la democracia. “Esto es una escuela de democracia. Antes de coordinar, tenemos que decidir si queremos estar juntos. Y si la respuesta es sí, entonces definimos cómo hacerlo”, dijo.
Parodi insistió en que la convivencia no surge de normas escritas, sino de vínculos reales, trabajo compartido y confianza mutua. Defendió un modelo de cooperación sostenida entre Estado, empresas y organizaciones sociales, capaz de generar entornos estables para quienes egresan del sistema penitenciario. “La sociedad debe entender que esto no es un favor: es construir comunidad”, subrayó.
Diego Giménez: “A mí me dieron una oportunidad. Por eso hoy soy yo quien quiere darla”
La intervención más emotiva llegó de la mano de Diego Giménez, quien estuvo ocho años privado de libertad y hoy trabaja en el sector salud. “Lo que me hizo cambiar fue sentir que alguien confiaba en mí. Si unimos los polos, podemos llegar muy lejos”, dijo ante un auditorio visiblemente conmovido.
Giménez narró cómo el acceso a un empleo formal fue un punto de quiebre en su historia personal. Destacó la importancia de contar con redes de apoyo que no se agoten en la primera oportunidad, sino que acompañen los procesos de reconstrucción de identidad y autonomía. “Cuando alguien cree en vos, empezás a creer también en vos mismo”, expresó.
Su testimonio no solo sintetizó el espíritu del programa, sino que evidenció que detrás de cada número o política pública hay personas con nombre y apellido, dispuestas a cambiar –si encuentran una puerta abierta.
Un cierre con esperanza y compromiso
Al finalizar la jornada, Elisa Facio retomó algunas ideas centrales que atravesaron los paneles: educación como motor de cambio, alianzas reales, foco en la primera infancia y caminos de reinserción laboral que transforman vidas. “Esto es entre todos –dijo–. Y nosotros, los empresarios cristianos, estamos comprometidos con que así sea”.
Con esas palabras, el Foro Social ACDE cerró su primera edición dejando instalada una agenda de trabajo común: transformar realidades complejas a través de la acción coordinada de empresas, Estado y organizaciones sociales.