Las crisis antrópicas son procesos excepcionales que se desarrollan en un período acotado, los cuales pueden variar significativamente en términos temporales. Las crisis de baja intensidad en general se desarrollan a lo largo de siglos, como las ambientales, con peligrosos efectos del tipo “rana hervida”, en tanto que otras tienen carácter más explosivo y se materializan en muy poco tiempo, como por ejemplo la pandemia de coronavirus, generando inestabilidad en general con efectos no deseados que hay que tratar de mitigar hasta restablecer la normalidad, que pude ser la misma que antes u otra bien diferente.
Una crisis se aprecia en general, por parte de los agentes interesados, como algo no deseado, que puede afectar de manera diferente. De algún modo, las crisis operan como un cambio que en principio se considera contraproducente y que, por lo tanto, moviliza recursos procurando una restauración al estado de normalidad previa a la crisis o a algo que por lo menos se le parezca. Las crisis de asocian con lo incierto respecto del futuro y, por lo tanto, con la percepción del riesgo que se reconoce.
En términos más específicos, a los efectos de nuestra aproximación, puede definirse crisis como cualquier evento desencadenante que amenaza a una sociedad, organización o persona, pudiendo afectar como consecuencia su situación patrimonial o sus intangibles, de una manera general o muy específica. Estas situaciones pueden llegar a generar efectos negativos sobre los agentes más o menos directamente afectados en términos políticos, económicos, sociales e incluso ambientales, con muy diverso impacto y relevancia.
Analicemos las primeras dimensiones para apreciar que las balas pican cerca. La reciente crisis hídrica en la zona metropolitana constituyó una amenaza a la legitimidad de un sistema de agua potable en su conjunto. Hemos asistido a una inversión en la orientación estratégica consolidada respecto de derechos de los armadores y pescadores en la reciente crisis pesquera. Hay perturbaciones del mundo íntimo, que pueden afectar sentimientos profundos de amor y compañerismo en pareja, que pueden conducir a la separación o el divorcio.
Las crisis no son asuntos que les pasan a otros. Tienen que ver con lo que nos pasa a nosotros mismos, más cerca de lo que solemos admitir. Las crisis nos pegan en muchas cosas que consideramos valiosas ya sea que las ignoremos como que las enfrentemos. Por eso es por lo que hemos decidido compartir nuestra experiencia con lo excepcional, que está más cercano a nuestras vidas de lo que en principio estamos dispuestos a admitir. Por eso es por lo que hemos acordado desarrollar esta columna para compartir conocimientos y vivencias.
¿Qué podemos decir a nivel de conocimientos? Las organizaciones para gestionar las crisis deberían tener un framework en el que se establecieran una serie de criterios generales que se personalizarán para contemplar cada situación. Establecer los valores a proteger, los objetivos, las metas, los recursos que la organización pueda destinar, la gobernanza, los marcos de comunicación, las tolerancias y los marcos temporales y toma de decisiones en distintos niveles, los equipos de gestión, responsabilidades y roles entre otros.
¿Qué podemos decir a nivel de vivencias? No es lo mismo fijar posición ante una crisis como la guerra entre Rusia y Ucrania, si eres parte de los Estados Unidos que si integras la Unión Europea. Ni que decir de si eres ruso o ucraniano. Lo que vives y cómo te afecta lo que vives genera posturas muy diferentes ante una crisis desatada. Por eso es por lo que insistimos que ignorar las vivencias de los agentes directamente involucrados distorsiona la compresión cuando analizamos las derivaciones de una crisis.
Hay un aporte relevante que tiene que ver con la comprensión sistémica de las crisis. Las crisis antrópicas que estamos estudiando desde hace varias décadas no ocurren en forma aislada. En general pueden iniciar una cadena de nuevas crisis o ser parte de una cadena de crisis mayor. Los sistemas complejos abiertos con los que convivimos generan un alto nivel de procesos interactivos que determina que se generen conjunto de crisis todas relacionadas de diferentes maneras y que interactúen y se retroalimenten.
¿Qué queremos decir con esto? Que, por ejemplo, la crisis del sistema previsional uruguayo en su conjunto tiene derivaciones que no siempre son adecuadamente comprendidas. La crisis que se soslaya es la relacionada con la pérdida gradual de confianza respecto del sistema. Como sociedad dejamos, por ejemplo, a la Caja Profesional al borde del precipicio de su insolvencia financiera, por más de diez años, sabiendo que las reglas de juego impuestas por fuera de la dirección de la Caja la llevaban a un colapso. Destruimos imprudentemente la confianza.
Para cerrar esta primera aproximación insistimos en que lo que las personas piensan y sienten respecto de los impactos de una crisis se traduce en comportamientos muy diferentes en el marco de sus condicionamientos derivados de sus respectivas apreciaciones de impacto. Descubrimos que la función de utilidad que es empleada es muy importante. Los criterios de los agentes pueden llegar a ser muy diferentes, como lo muestran las visiones encontradas respecto de los desafíos provisionales o hídricos en el Uruguay contemporáneo.
No es extraño que crisis como las relacionadas con la sustentabilidad de nuestro sistema provisional o con nuestra aproximación a encarar el abastecimiento metropolitano de agua potable generen enormes controversias. Es que estas crisis de este tipo no son problemáticas, sino dilemáticas. ¿Qué quiere decir esto? Que estas crisis no tienen solución. En el lenguaje cotidiano, plantean desafíos que pueden resolverse a través de dos alternativas pero que ninguna de las dos resulta completamente aceptable o, por el contrario, que las dos son igualmente aceptables.
Carlos Petrella es ingeniero de la Universidad de la República en Uruguay y PhD por la Universidad Pontificia de Salamanca en España especializado en procesos de innovación y atención de crisis antrópicas con foco en problemas vinculados con la gestión del conocimiento y la administración de tecnología. Codirige un equipo de Investigación en Gestión de Crisis antrópicas.
Carlos Tessore es ingeniero de la Universidad de la República en Uruguay y PhD por la State University of Virginia en Estados Unidos especializado en procesos de análisis de la incertidumbre y los riesgos en grandes proyectos con foco en competencias y habilidades de gestión. Codirige un equipo de Investigación en Gestión de Crisis antrópicas.