Hay que tener bien claro que este medio de prensa se destacaba por la divulgación de noticias rurales veraces. De los vaivenes de los precios y de las perspectivas futuras. Y fundamentalmente la defensa de los trabajadores de la campaña. Hacia ese derrotero iremos avanzando a paso firme.
Hugo Manini Ríos, Réquiem por un país productivo
Si algo ha caracterizado a La Mañana desde el primer momento, ha sido su vocación de mirar hacia toda la producción nacional. No es casualidad que don Pedro Manini Ríos además de haber sido el fundador de La Mañana también fue uno de los fundadores de la Federación Rural.
Tuvo gran conciencia de dónde parte la riqueza más genuina del país, donde no en vano primero llegaron las vacas y luego se produjeron los asentamientos poblacionales, tal dato de la realidad también sirve de metáfora sobre el país y su economía. La Mañana durante décadas ha sido un ineludible referente del periodismo agropecuario, siendo testigo en primera línea de toda la evolución que ha experimentado tan noble sector de nuestra economía con sus avances tecnológicos y logísticos que han permitido optimizar mucho más cada hectárea del campo uruguayo.
Sus páginas han relatado los padecimientos de sequías e inundaciones, de pestes y langostas, pasando por épocas de bonanzas y de auge de los commodities. También de vernáculas crisis banqueras, de las cuales tan noble sector no salió indemne, a lo cual vale recordar la bastante olvidada “crisis de la tablita” en 1982, que muy presente tuvimos en nuestra infancia.
La agropecuaria, lejos de retratos abúlicos, ha venido transformándose progresivamente, pasando desde booms agrícolas que trajeron una expansión de cultivos de soja a zonas antes impensadas, hasta la agricultura de precisión con drones incluidos. La propia ganadería tradicional, que respetando el tapiz del suelo se ingenia con pastoreos regenerativos para optimizar rendimientos en quilos de carne en cada predio, ha mutado su forma de comercialización, de aquellas enormes ferias ganaderas de subasta de hasta tres y cuatro mil vacunos a los actuales remates mediante pantallas con ganados que no salen del predio y se pueden seguir sus instancias por streaming.
En sus editoriales, fiel a su tradición de –no sin sacrificio– exponer miradas distintas a visiones hegemónicas (ya sea de la ortodoxia económica o de ideologías muy perimidas), La Mañana ha plasmado visiones profundas, donde más allá de la superficie y los clichés marketineros sobre la producción rural, se han puesto continuamente de relieve verdaderos flagelos y encrucijadas que afectan al sector más importante de nuestra economía. Como el azote del atraso cambiario o inflación en dólares, el costo país y aventuras con las empresas públicas, la desigualdad de trato tributario intrasectores, la estimulación sesgada hacia algunas más que otras, la competencia por el suelo, el despoblamiento de la campaña, por mencionar algunos. Así como tuvo artículos señeros de que recientes fondos captadores de ahorros estaban por fuera de la égida de controles bancocentralistas.
Así las cosas, la visión de La Mañana sobre el agro ha sido históricamente la visión desde la postura del productor rural, mas también es una mirada desde el corazón. Porque tal mirada de auténticos productores lleva implícita la preocupación social de que no es lo mismo si todas las toneladas que actualmente se exportan de carne, cereales y lácteos, son fruto de los cerca de treinta y cinco mil productores actuales, o de cinco o seis megacorporaciones.
No es la mirada ajena a la dimensión social, aquella que se limita a mirar el PBI y las cuentas en macro. Aquella que mientras se produzcan los mismos kilos, le es indiferente la pérdida de productores, con la pérdida cultural y afectiva, de técnicas y de saberes transmitidos de generación en generación que esto acarrea.
La Mañana siempre tuvo una visión más integral del Uruguay todo, saliendo de concepciones excesivamente unitarias y capitalinas. Seguramente fue esa visión, lo que llevó a nuestro abuelo Alberto, en la década del sesenta, a fundar la Asociación de Escritores del Interior (AEDI) y a crear un concurso literario anual, a través de estas páginas. Vale tener presente, que eran otras las conexiones de entonces con Montevideo, con otras rutas y –obviamente– sin los actuales medios digitales. Dicho concurso, actualmente lleva su nombre y tiene cincuenta ediciones encima.
En ocasión de un nuevo aniversario, al abordar la vinculación de La Mañana con el campo es ineludible mencionar a mi tío Hugo Manini Ríos y su vocación agrícola en la cuenca arrocera, por ser siempre tan comprometido y tan jugado en las causas en las que se embarcó. Una de ellas fue la vuelta de La Mañana en 2019 como semanario. Fuimos partícipes de esas primeras reuniones en su casa, junto a Marcos Methol y Manuelita, cuando en febrero de aquel año Hugo planificaba el regreso del diario fundado por su abuelo. Ya sea en su faceta de productor, como de partícipe en la cosa pública, siempre daba esas muestras de agudeza y lucidez, y más aún, de entrega y compromiso por entero. Compromisos propios, que nunca le dejaron de perder de vista que en las causas nacionales debe primar el interés general y para ello es necesario trabajar en la convergencia de los distintos sectores de actividad, y de actores a los cuales a priori se los pueda divisar como contrapuestos.
A seis años de esta nueva etapa, felicitamos a Manuelita Manini Ríos por seguir adelante con el quijotesco desafío de que La Mañana siga estando presente cada semana con la energía y el tesón para seguir delante en liderar un medio periodístico escrito en épocas como las que vivimos actualmente.
Sustentada en los mismos valores que llevaron a su primer número en aquel 1917, bregamos porque La Mañana siga presente para aportar su mirada a la sociedad.