La ginecóloga y experta en bioética María Lourdes González Bernardi alertó sobre los embriones congelados y “abandonados” en Uruguay tras la ley de reproducción asistida de 2013, dado que muchos progenitores no se hacen cargo y las clínicas no pueden disponer de ellos sin consentimiento. Entrevistada por La Mañana, criticó la falta de regulación sobre su destino y el exceso de embriones producidos. En ese sentido, reclamó que falta voluntad política para legislar al respecto, sobre todo en un gobierno “que apoya la eutanasia y el aborto”.
¿Por qué le preocupan los embriones abandonados? ¿Tiene algo que ver con la fecundación in vitro?
Sí, tiene que ver y mucho, la reproducción asistida es el conjunto de técnicas y tratamientos médicos que facilitan el embarazo cuando este no se consigue de forma natural. Se estima infertilidad en un 12%-18% de las parejas. En Uruguay, en el 2013 se aprobó la Ley 19.1678 de Técnicas de Reproducción Humana Asistida. Esta integró a las prestaciones del sistema de salud los tratamientos de reproducción para parejas infértiles, así como para mujeres solas o en pareja homosexual, favoreciendo la equidad en el acceso. Eso último es hasta ahí nomás, porque según datos oficiales 15,5% provienen del subsector público, y los compatriotas del interior son menos favorecidos también. Lo que sucedió fue que la reglamentación fue más allá de la ley, similar a lo que ocurrió un año antes cuando se reglamentó la ley del aborto.
¿A qué se refiere?
Ya la ley era ambigua porque mencionaba la donación de embriones, pero luego se refería a los gametos. El gameto es una célula sexual, se llaman óvulos en la mujer y espermatozoides en los hombres. Ambos gametos masculino y femenino tienen que fusionarse en el proceso conocido como fecundación para dar lugar a un embrión y que pueda tener lugar un embarazo. Queda bien claro que no son lo mismo ni tienen el mismo estatus moral.
¿En Uruguay existe la donación de gametos y de embriones?
Sí, se pusieron en el mismo plano los gametos con los embriones y ambos se pueden donar, y no es lo mismo. A su vez, la mencionada ley, al facilitar el acceso a las técnicas generó un mayor número de embriones congelados (o criopreservados) de los ya existentes y el número de embriones “a producirse” no se limitó, por lo que año a año se acumulan más y más. Se afirma que, en Uruguay, desde 1993 se preservan embriones y que hay embriones con más de 15 años.
¿Todos los embriones congelados están “abandonados” como usted los llama?
Hay que ser bien claros, por “embriones abandonados” se refiere a cuando los progenitores se desvinculan de su existencia. No se hacen cargo ni toman decisiones por el futuro de los embriones que permitieron formar. Lo que sucede es más o menos así: se generan más embriones de los transferidos para aprovechar el “ciclo” de estimulación con obtención de gametos y tener reserva por si no “prende”. Es decir, por si no se implantan en el útero. Si se “producen” más embriones de los transferidos al útero en un ciclo y no se desea un nuevo embarazo, hay cuatro posibilidades: la primera, se mantienen congelados por si cambian de idea y porque no los quieren donar ni deshacerse de ellos. La segunda, se donan a la clínica de fertilidad donde iniciaron los procedimientos y ellos los destinan a parejas o mujeres que desean recibirlos. Tercera, se deshacen de ellos, es decir, los retiran de la clínica y los tiran, no es ni más ni menos que un tubo de ensayo con embriones de tamaño microscópico, es decir que no se ven. La cuarta, se abandonan, o sea, los progenitores se desentienden, desaparecen, ni responden a los llamados. Las clínicas no pueden deshacerse de ellos ni utilizarlos en otra pareja. La investigación está expresamente prohibida. Es a los embriones del punto cuatro de los mencionados, que podemos y deberíamos darles la chance de vida. Con los otros también, pero será más difícil. Como dice una conocida ginecóloga uruguaya, “el destino de los embriones es el útero materno”, no un tanque de nitrógeno a –198 grados. Pero no es tan sencillo, porque esos embriones cuyos progenitores no se hacen cargo, son de su propiedad, por lo tanto, no se puede decidir donarlos ni eliminarlos sin la voluntad de ambos. En Uruguay rondarían en unos 40.000 los embriones congelados; especialistas afirman que el 60% los “usan” los progenitores y un 10% entrarían en el estatus de “abandonados”.
¿Qué se puede hacer con los embriones congelados “abandonados”?
Hay que evitar a toda costa que se sigan “produciendo” embriones y que permanezcan en ese limbo congelados, en eso parece haber consenso. Pero no hay voluntad política hoy, ni la hubo en estos años para modificar la ley vigente al respecto. Se podría habilitar en el caso de la desvinculación, que los embriones pasen a las clínicas de fertilidad para darles la posibilidad de desarrollo y a otras parejas de cumplir su deseo de gestar un hijo. Volviendo a la Ley de Técnicas de Reproducción Humana Asistida de 2013, los legisladores que la apoyaron no se pronunciaron sobre el destino de los embriones, tampoco legislaron sobre cuántos embriones se podían generar por ciclo. No repararon o no fueron bien asesorados en que ya había embriones congelados desde 1993 y que la ley no haría más que acrecentar su número. Miraron para el costado para que la ley fuera aprobada. Esa es mi opinión. Al parecer, los legisladores creyeron en la responsabilidad de quienes desean ser padres y de las clínicas de fertilidad, pero no, se formaron más embriones de los transferidos. Y ahora se les acumulan embriones sin destino y los tienen que preservar eternamente. Por otro lado, cada vez hay más personas o parejas que esperan recibir embriones donados con gran ilusión de ser padres.
¿Usted qué opina? ¿Qué sugiere hacer?
Hay que sincerarse, algunos parlamentarios tenían cargo de conciencia, un año antes, en el 2012, habían aprobado la Ley 18.987 de Interrupción Voluntaria del Embarazo, que habilitaba el aborto del feto hasta las 12 semanas y con determinadas condiciones durante todo el embarazo. Recordando el debate parlamentario manifestaban estar en desacuerdo, pero votaron a favor. Se puede pensar que este gobierno no va a estar interesado en el destino de embriones de unos pocos días, si en sus primeras manifestaciones expresó la conveniencia de ampliar los plazos para acceder al aborto legal por defectos congénitos. Es decir, aplicar prácticas eugenésicas. En conclusión, ¿qué razones jurídicas se pueden sostener para pensar que un embrión humano no implantado –me niego a llamarlo “preembrión”– puede tener la misma tutela legal que un feto mayor de 12 semanas? Ninguna. ¿Qué motivos nos pueden hacer pensar que un gobierno que apoya la eutanasia, el aborto y la eugenesia puede estar interesado en el destino de embriones de días congelados? Ninguno.