La lana da para todos. Cualquier paisano trabajador y avispado, que cultivara una imagen que lo hiciera creíble, tenía acceso al arrendamiento de algún campo que siempre se ofrecía y era ese, el primer escalón para acceder a la propiedad. "Con la lana pagamos la renta, con carne de oveja alimentamos a la familia y con las vacas vamos iniciando el capital..." comentaban aquellos hombres de bombacha y botas en esa reunión social que se formaba entorno al local-feria.
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