Ocurrió el pasado 23 de mayo en la Estación de Cría de Fauna Autóctona (ECFA) de Piriápolis, en el Cerro Pan de Azúcar en Maldonado. El hecho es catalogado como un hito, por tratarse del primer fenómeno de estas características y coloca al país en un sitial de vanguardia en este tipo de desarrollos biológicos.
Si bien hay quienes los bautizaron con el nombre de Clemente por haber nacido justamente el mismo día que Clemente Estable, también hay quienes proponen llamarlo Tabaré, en honor a Tabaré González, fundador de ECFA del departamento fernandino. “Este nacimiento es simbólico y esperanzador”, enfatizó la Dra. Susana González. Pero no solo se trata de una muestra de que en Uruguay se pueden hacer excelentemente bien las cosas, sino además la reafirmación del largo reclamo que desde los sectores de la educación se hace para que la ciencia en algún momento pueda disponer del 1% del producto bruto interno para las investigaciones.
En los últimos días se dio a conocer el nacimiento de Clemente, un cervatillo que fue concebido a través de la reproducción asistida. ¿Cómo se encuentra su estado de salud?
Lo primero que debo decir es que el venadito se encuentra muy bien a una semana de su nacimiento. Se lo observa muy vigoroso y con un excelente estado de salud. Y tenemos una novedad muy importante, lleva dos nombres. Por parte de la Estación de Cría de Fauna y Flora Autóctona [ECFA] el de Tabaré en honor a Tabaré González, fundador de la institución, y Clemente por el equipo del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (IIBE), en honor al fundador del Instituto Clemente Estable porque su nacimiento ocurrió el 23 de mayo.
¿Durante cuánto tiempo estuvieron trabajando en este proyecto en particular?
Este proceso empezó en 2018, cuando lo comenzamos a planificar en conjunto con la directora del ECFA, Brenda Bon, el Dr. Mauricio Barbanti Duarte de Nupecce de Brasil y yo. Fue durante un curso realizado en ECFA. Justamente participábamos en un curso de Conservación de Cérvidos en el marco del proyecto L’Oreal Mujeres de la Ciencia. Y fue justamente en esta actividad que tuvimos la oportunidad de intercambiar ideas y buscar soluciones al problema de stock de ECFA.
Sin lugar a duda se trata de un trabajo en equipo. ¿Cuáles fueron las instituciones?
Sin dudas fue un trabajo en equipo en el que participaron representantes de ECFA, la Estación de Cría de Fauna Autóctona de Piriápolis en el Cerro Pan de Azúcar, el Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente estable y el Núcleo de Pesquisa de Cérvidos Neotropicales Unesp Jaboticabal Brasil.
Parte del éxito del proyecto les corresponde a los padres de Clemente. ¿Qué podemos saber de ellos?
En su momento se planificó inseminar a diez hembras. Esto requirió un trabajo previo de la veterinaria Cecilia Ferrando, estudiante de la maestría Biología Pedeciba, durante tres meses para monitorearlas. Su trabajo consistió en aclimatar las hembras a su presencia, se seleccionó la ingesta de la ración habitual y la hormona para sincronizar el celo que también ella preparó. El 6 de febrero de este año se clasificaron las hembras en tres grupos –dos de tres hembras y uno de cuatro– para iniciar la semana previa de la sincronización. Y la madre de Clemente fue inseminada con semen de Benito.
¿Cuál será el futuro de Clemente? ¿Ya tienen establecido cuál será su destino?
Cuando Clemente esté apto para la reproducción, dentro de dos años, pasará a cumplir un rol importante en el plantel reproductivo. Mientras tanto, seguirá creciendo el Cerro Pan de Azúcar.
¿Como nació su inclinación por trabajar con los venados dentro de su campo de investigación?
El interés surge en mi época de estudiante de grado. Fue cuando estaba en el final de mi carrera cuando el profesor Federico Achaval en un curso de conservación nos llevó a conocer áreas y especies de interés. Entre ellas visitamos el establecimiento Los Ajos, donde se encontraban los venados y allí me di cuenta de que esa era mi vocación
¿Cuántas especies de venados existen en Uruguay?
Actualmente tenemos tres especies nativas, que son el venado de campo (ozotoceros bezoarticus), el guazubirá (subulo guazoubira) y el ciervo de los pantanos, que es considerado extinto y que se denominaba (blastocerus dichotomus). Debo destacar que los resultados que acabamos de tener son un mojón importante para la conservación de estos animales en nuestro país. Y es muy importante para nosotros como investigadores haber logrado esto, que será determinante para el futuro de las riquezas naturales del país.
¿Tienen determinados los próximos pasos en este tipo de investigaciones?
Nuestro equipo de trabajo actualmente está abocado a encontrar alguna fuente de financiamiento que nos permita mejorar la eficiencia de esta biotecnología reproductiva. Este ha sido un gran paso en esa línea y queremos potenciarlo aún más para obtener mejores resultados.
Con estos resultados tan alentadores el Uruguay dio un gran paso a nivel internacional. ¿Según su consideración el país está acompañando los esfuerzos del mundo científico?
Estoy convencida de que la ciencia necesita un rol protagónico, sobre todo porque el mundo y el desarrollo lo requieren. Pero para que la ciencia se desarrolle es necesario que exista más presupuesto de parte del Estado. Desde hace 20 años estamos reclamando el 1% del producto interno bruto destinado al desarrollo de la investigación. Al país se le va la vida en esto. Como dijo Clemente Estable, “no hay país pequeño con ciencia grande”.
Susana González es doctora en Ciencias Biológicas opción Genética, Pedeciba-UdelaR. Profesora titular de Investigación del Departamento de Biodiversidad y Genética-Iibce, Investigadora (grado 5) de Pedeciba-Biología. Codirectora del Grupo Especialista de Ciervos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Integró el Consejo Directivo Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (2022-2025) y fue presidenta durante 2016-2019.
Su línea de Investigación es en biología de la conservación de cérvidos latinoamericanos diseñando marcadores moleculares para su detección en los ambientes en que habitan.
La investigadora uruguaya remarcó el trabajo de años de estudios genéticos, diversos trabajos de campo y análisis destinados a introducir variabilidad genética mediante captura de ejemplares silvestres y la recolección de semen.
Para desarrollar ese extenso trabajo contaron con el valioso apoyo de propietarios rurales que autorizaron el acceso y monitoreo de los animales y el financiamiento de la Fundación Británica Whitley Fund for Nature, que respaldó esta etapa del proyecto.
Destacó el compromiso de investigadores y técnicos de las instituciones involucradas, marcando un hito para la ciencia y la conservación in situ y ex situ de una de las especies más emblemáticas del Uruguay. Señaló que el protocolo utilizado fue diseñado específicamente para esta especie silvestres con un enfoque no invasivo y respetuoso y que tiene el potencial de ser replicado en otros cérvidos amenazados.